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Traer a “La Capital” de nuestro país la idea de cooperación es todo un desafío. Bruno rompe los esquemas en el conocido boliche Niceto Club del barrio de Palermo, apostando a brindar el lugar en el escenario a los artistas que aún les cuesta hacerse un espacio en la ciudad de la furia.
La puertas de Niceto se abren y la gente empieza a tomar su lugar, miércoles a la noche de una semana laboral, pero no decepciona el caudal de público. Pasando por varios controles, la barra a un costado, con las empanadas de “Chicho” en promo, y al fondo el escenario radiante.
Después de una clase de danzas andinas a cargo de los bailarines de la noche, Marianela Rueda y Alejandro de la Vega, quienes pasito a pasito, entre huaynos y tinkus, fueron encendiendo la noche para que los participantes empiecen a desprenderse de sus abrigos, transpirando como si fuese una clase de zumba andina.
Asoma Bruno, cual maestro de ceremonia, presentador, organizador y stage del espectáculo, en su andar displicente pero seguro, se hace cargo de la fiesta y después de los saludos correspondientes, le da pie a los primeros cantores de la noche. Nada más y nada menos que el Mono Villafañe acompañado por Jorge Giuliano, Tucumaneando la noche y entre zambas del pecho y chacareritas apaisadas construyeron el repertorio, hasta que Jorge tomó la posta y entonó Vidala del Sol con giritos propios del blues haciendo una versión muy personal de su propia canción.
No solo bandas peñeras había en el itinerario de esa noche. Aura Trio se hizo presente en el escenario, de la mano de Popi Spatocco, quien fuese el productor del último disco de la Negra Sosa “Cantora”, este trio de música popular de cámara, cómo definiría quien al otro día se cumpliría un nuevo aniversario de su fallecimiento, el Chango Farías Gómez, nos brindó un espectáculo notable de virtuosismo y musicalidad.
Lucho Cardozo de Jujuy y Lucas Ozols, ese violinista que Bruno encontró en el Subte y mostró mediante una transmisión en vivo de Facebook, compartieron música clásica en la peña, y dierion una propuesta distinta. Sin duda alguna, se cumplia un sueño.
Luego siguieron Luciano Cañete, acompañando con sus producciones ya conocidas por todos, y Yoli Campos -la cantante Chubutense que se abre camino en tierras porteñas-. Otras nuevas ideas llegaron de La Plata, como el dúo conformado por Chalo Ortiz y Emanuel Lazarte, quienes también están abriéndose caminos en este nuevo emprendimiento musical, a fuerzas de zambas y chacareras. Y hasta un rapero oriundo de Mendoza tuvo su espacio, el señor Maxi Graf. Cerrando esta noche fue el turno de alguien que viene caminando a paso firme, y cada vez arremete con más fuerza, con su carisma y su violín, habiéndose ganado el corazón de la gente, y el del mismo Bruno Arias: Juanjo Abregu, un número fijo en las peñas del jujeño.
Casi a las 4 de la mañana, cuando el calor nos hacía pensar que no era invierno, Bruno Arias iba cerrando la noche con algunos invitados que trajo desde su Jujuy natal y les brindó generosamente el espacio (como paso durante todo el encuentro). Sol de los Andes y Congani y Singani, pusieron fin a una velada llena de talentos, nuevo, desconocidos, y no tan desconocidos.
Imponente y radical, nos da una muestra de que no es difícil compartir el espacio y que la fuerza de construye desde todos. Juntos.