Cinco décadas no se cumplen todos los días, por eso Los Carabajal decidieron festejar su aniversario a lo grande, en el Estadio Luna Park y con una lista interminable de amigos que participaron gustosos del convite.
El estadio estaba repleto y preparado para un show que se inició puntualmente a las 20:30 del sábado y terminó pasadas las 12 de la noche.
Las primeras canciones, en formato de cuarteto acústico fueron apenas una muestra de lo que sucedió en una noche memorable. Como no podía ser de otro modo, la reunión se abrió a pura chacarera con “El embrujo de mi tierra”. Sobre el escenario y entre el público se percibía la emoción y la alegría propias de toda fiesta.
Las cinco pantallas gigantes desplegaron durante todo el show fotos y videos del grupo y de sus ex integrantes, como “El indio” Lucio Rojas – a quien los “Cara” mencionaron con cariño- o Cuti y Roberto Carabajal que aportaron una literalmente multitudinaria versión de “Déjame que me vaya” coreada por todos los presentes.
Inicialmente, el grupo -que hoy se encuentra conformado por Kali y Musha Mario Carabajal y los jóvenes Blas Sansierra y Walter Carabajal- embrujó a todos con “A tu tremendo silencio” y Musha indicó: “Esta zamba se ha quedado instalada en el corazón”. Luego de la chacarera “Pensando en voz alta”, Musha prosiguió “Muchísimas gracias. Para nosotros, Los Carabajal, es un alto honor hoy estar en este festejo de los cincuenta años con cada uno de ustedes, que nos han brindado permanentemente el afecto, el apoyo para llegar a circunstancia de felicidad plena, de poder festejar cincuenta años: toda una vida que la hemos dedicado a la música, a las canciones, a mostrar nuestro querido Santiago del Estero, a nuestra identidad. En estos tiempos donde la música folklórica de repente, por ahí no tiene su merecido espacio. Ahora el rubro nuevo artista de folklore en los Premios Gardel no existe, es un rubro que han obviado. Y no podemos bajar los brazos, como nosotros no lo hicimos en cincuenta años, cincuenta años en los que hemos estado irrenunciablemente en esta misión de difundir nuestro querido Santiago del Estero y defender la música folklórica argentina”, detalló en un fuerte descargo.
Además, el músico reveló: “Esta historia no ha detenido, y para que eso sucediera se han sumado muchos amigos, compañeros que han dejado su impronta y que han aportado cosas importantes para que no se detenga la marcha, para que no quede en el camino, para que sigamos y hoy estemos festejando aquí, en el corazón de Buenos Aires, en el Luna Park, estos cincuenta años. Van a venir dos amigos que han formado parte del conjunto, y que era una época donde uno se atropellaba en las calles y se podía cruzar, porque había muchas peñas. Estaba El Hormiguero, donde uno podía cruzarse con Hugo Díaz, con Los nocheros de Anta o Los andariegos. Y terminaba de cantar ahí y se iba a la Salamanca y ahí encontraba a Los cantores del Alba, Zamba Quipildor, de ahí íbamos a cantar a Once y ahí íbamos a El Palo Borracho donde estaba Hernán Figueroa Reyes. Esta época y esta gente que he nombrado, como hay mucha más, o iba a Mi refugio, pegado donde está hoy Radio Nacional. Ahí tocaba el piano Adolfo Ábalos y bailaba Carlos Saavedra con Adela, de esa época son estos muchachos, los Cantores de Salavina, con Osvaldo Duthu, que creo que está presente”, destacó.
Sobre las tablas del mítico Luna Park, Marcelo Perea aportó un atractivo arreglo de “La humilde”. A continuación, pantalla gigante de por medio, Sandro recitó algunas las estrofas de “Penas y alegrías del amor”, Mario Álvarez Quiroga interpretó su obra junto a los celebrantes.
La lista de invitados siguió con Oscar Testa “Saraca”, de Salto, provincia de Buenos Aires, ex integrante del grupo, quien radicado en España quien, según Musha “tuvo un gesto de amor” y viajó para sumarse con su voz a la velada.
Por supuesto, entre los ausentes que quedan sembrados en la memoria de su pueblo, emergió Jacinto Piedra a través de la “Chacarera del cardenal” y Jorge “Mono” Leguizamón participó del sentido recuerdo. Por su parte, Franco Barrionuevo dejó su marca en “Boquita de luna” y abrió paso a uno de los momentos más conmovedores del encuentro: Carlos Cabral entonó “El Antigal”, con su tesitura única dentro del folklore y enalteció la obra de Daniel Toro, Lito Nieva y Ariel Petrocelli.
La fiesta, que iba in crescendo tuvo espacio para el humor a cargo de Luis Landriscina, quien fue ovacionado de pie por el estadio repleto. También la danza fue protagonista: “Tenemos la presencia simbólicamente hablando de Carlos Saavedra”, señaló Musha, antes de las rítmicas figuras que dibujaron Koki y Pajarín Saavedra, en honor a su padre.
Uno de los instantes destacados de la fiesta llegó con Horacio Banegas y una lograda “Rubia Moreno”. Seguidamente, Musha, vocero del grupo, comentó: “Y vienen los referentes más jóvenes que vienen ganando un espacio, por calidad, por buena gente porque son los que tienen que tomar la bandera de la santiagueñidad y llevarla adelante. Nosotros somos como los tíos de Orellana y de Lucca. Qué maravilla poder escuchar a estas generaciones” en referencia a los consagrados en Cosquín que desplegaron la clásica “Chacarera del Patio”. Y es que eso fue el Luna Park: familias enteras bailando, adultos mayores y niños, trazando coreografías de chachareras en cualquier pasillo. Y las palmas de quienes miraban, siempre marcando el compás.
El show que se extendió por casi cuatro horas cerró con un hombre entrañable del clan Carabajal: “Este es un momento sublime para nosotros porque viene Peteco Carabajal. “Carlos está presente como siempre, en nuestro espíritu, en la memoria, en las creaciones”, remarcó ante la llegada de Peteco, que viajó a la infancia de su tierra con “A mis viejos”.
Peteco dialogó con los asistentes: “Muchisimas gracias. Unas palabritas nomás de felicidad en este momento donde estoy adhiriéndome al festejo de los cincuenta años del conjunto Los Cararabal. Pero para nosotros es una historia que tiene mucho más tiempo y muchas más cosas. Así que estoy feliz de que sea aquí en el Luna Park, en Buenos Aires, donde alguna vez han venido Agustín, Carlos y Héctor a pelearla aquí, a trabajar en lo que sea pero con las chacareras como herramienta y como bandera también para andar este camino. El conjunto ha transcurrido cincuenta años de historia. Hemos pasado por el conjunto de la familia y estoy muy feliz de poder celebrar con Musha, con Kali principalmente. Kali es mi héroe: él está desde el principio del conjunto, desde que tenía 18 años. Estoy muy feliz de poder estar aquí con todos ustedes”, remarcó.
En una jornada donde también se oyeron “Entre a mi pago sin golpear” o “La estrella azul”, versiones de cámara, acústicas y eléctricas, Néstror Garnica aportó su talento de violinero a la “Chacarera del violín” en un festejo que concluyó, en el séptimo día de la semana, con “Domingo santiagueño” y “Añoranzas” cantada con algunas percusiones y a capella por todos los presentes. “Este momento sublime que ustedes nos permiten vivir va a quedar grabado en nuestras retinas y nuestro corazón”, relató Musha. Y, como era de esperar, todos respondieron con el feliz cumpleaños y un reguero de aplausos para el grupo que convirtió al Luna Park en un patio de tierra, para celebrar sus primeros cincuenta años, con la santiagueñidad al palo.