En el inmenso cosmos de la música, cada tanto aparecen creadores que generan sus propios Big Bang. Porque con su obra, a partir de ella, el universo de los pentagramas se expande y crece. Eso sucede con Jorge Fandermole, eso sucede con Marta Gómez. Ninguno de los dos necesita presentación, pero esbozaremos algo sobre ellos: se admiran mutuamente. Él nació en Santa Fe hace algo más de seis décadas y revolucionó el panorama popular argentino desde la trova rosarina y más allá. Ella llegó al mundo en Colombia, estudió en Berklee y ganó dos Latin Grammys.
Con todo, y más allá de los datos biográficos, el trabajo de los dos conmueve, enaltece a la música, porque se aleja de la producción en serie y vacía de contenidos que propone el mercado.
Juglares, cantautores con hondura poética y mundos propios. Para privilegio de algunos, el domingo se reunieron en escena y trazaron con cada acorde las coordenadas de un concierto inolvidable.
Cerca de las nueve y con la sala literalmente repleta, el candombe “Aquí está la marcha” abrió la noche. “Gracias por el recibimiento. Es una enorme alegría estar aquí esta noche. Este candombe tiene que ver con la energía que uno suele ir perdiendo cuando va envejeciendo y que no quisiera perder nunca” dijo Fander. Y en seguida reflexionó sobre una cuestión preocupante: "El elemento vital principal que tenemos alrededor pero que cada vez es más difícil conseguir es el agua. El agua es un derecho humano y como tal no debería comercializarse, facturarse, ni negarse. La falta de agua es lo que va alejando a las comunidades originarias de sus lugares. Y como dicen nuestros queridos compositores, un río es una fuente principal" y las notas de "Agua dulce" se desplegaron en el acordeón de Julio Ramírez.
Apagando los aplausos y casi didacticamente el músico explicó el origen de la chamarrita para dar pasto a "Chamarrón de proa". Allí, Marcelo Stenta, Fernando Silva y Juancho Perone potenciaron el juego de ensamble que establecieron desde el inicio del show.
Con un ejemplo de la extensa tradición letrisítica hacia la mejor compañera de fogón, Fander entonó "Guitarra" , y concluyó su set solista con "El amor y la cocina".
Marta Gómez subió a escena presentada con afecto por el músico local. Y, hay que decirlo, ella no jugó de visitante. Tal vez por aquello de la patria grande, mucho más que un concepto.
Sus voces se reunieron en una sentida versión de "Cuando", que el público supo agradecer.
Con elogios que iban desde el "Grande Marta" a "Te quiero Fander" los presentes expresaron su admiración. Esa palabra, ciertamente se hizo presente debajo del escenario, pero también en él. "Estoy con mi ídolo" dijo ella. "Cómo componer esta mujer", recalcó él.
El dueto recreó entonces "Oración del remanso" , "Canto versos" y "Despacio" que Gómez creo a partir del ejemplo de a los niños de disfrutar de cada instante. "Siempre tenemos tiempo", remarcó. Seguidamente la colombiana inició su momento solista, junto a Ariel Alberto, Lucas Bianco, Nico Echeverría y Manu Sija. "Si no cantara" y "Ritualitos" signaron la reunión con su impronta latinoamericana. Luego de "Almita mía", en remembranza de sus abuelos, se vivió uno de los momentos más emotivos de la noche: Marta Gómez entonó "Manos de mujeres" Y se colocó un pañuelo blanco en la cabeza, en un claro homenaje a las madres y abuelas de Plaza de Mayo la reciente y multitudinaria manifestación en contra del 2x1 a los genocidas. Ante el gesto de la artista, el teatro entero aplaudió de pie. Agradecida Marta a realizó una proclama donde destacó el papel fundamental de la mujer en la historia y en la actualidad. "Ojalá algún día entendamos que nuestra fuerza femenina es la única que puede cambiar el mundo" indicó.
La dupla que protagonizó este concierto memorable se reunió nuevamente. Marta reveló la previa de la canción que le escribo a su primer hijo. "Me habían dicho que todo lo que yo sentía lo sentía el bebé, pero nueve meses de alegría es mucho", subrayó y junto a Fander nació "Una pena".
La velada continúo con la luminosidad de "Diamante" y el manifiesto pacifista "Para la guerra nada".
Casi lógicamente emergió la letra de la reflexiva "Tierra, tan solo" que Gómez dedicó a los refugiados sirios y quienes transitan por cuestiones similares.
La noche llegó a su fin con el celebrado "Sueñero", tal vez porque muchos soñaron con el encuentro de Marta y Fander, porque cada uno es un Big Bang en el mapa creativo de ayer y hoy. Afortunadamente, los sueños, cada tanto se vuelven realidad.