Hace 50 años, en enero de 1967, Víctor Heredia subía al escenario mayor del Folklore. Si bien ya había participado a los 14 años del programa “Sábados Continuados”, no fue hasta sus 19 que su vida y carrera cambió… O empezó. Porque el nacido en Buenos Aires y criado en Pasos del Rey, estaba estudiando Letras, cuando fue de vacaciones a la capital del Folklore. Allí, cantó en la Carpa de Salta cuando fue a escuchar a Daniel Toro. Pero al que escucharon fue a él, más precisamente Reynaldo Wisner, presidente de la Comisión. Dos días después, Víctor Heredia comenzaba su carrera con un sweater amarillo, el pelo largo y un poncho de “Los Chalchaleros”, para estar a tono. Ese mismo año, se llevó el premio a Revelación Juvenil. Ya nada volvería a ser igual…
¿Qué te pasó en Cosquín, en este enero, cuando recordaste cinco décadas atrás y te veías con 19 años, el sweater amarillo y una Plaza de pie?
Percibí el perfume de aquélla época y recordé a los amigos, al Gordo Matalía, Armando Tejada Gómez, Petroccelli, Hamlet, Mercedes, Alma García y me emocionó el afecto con que me regaló esa plaza colmada.
Hoy a 50 años de aquel momento… ¿Qué papel cumple Víctor Heredia en la música, en la historia de nuestra música?
Uno muy humilde. Sigo siendo un aprendiz, un cantor popular que quiere escribir sobre su pueblo.
En tu libro “La canción verdadera” escribiste que la canción es un “pájaro invasor, migratorio. Itinerante. Que no pide permiso y suele resurgir de su agobio como lo hace la memoria” ¿Hoy cómo está esa ave de Víctor Heredia?
Volando a pleno. Festejando esta maravilla que me propone la vida, después de cincuenta años con la guitarra a cuestas. Escribir y cantar lo que me circunda, lo que me sensibiliza.
Siguiendo con el libro, ¿la fórmula de tu carrera, para mantenerte es tus obras que plantean “originalidad y compromiso desde una ética literaria”?
Creo que relatar con sinceridad el paso de la historia que me toca vivir. Hablar desde esa verdad es sencillo y gratificante. Me da salud, tranquilidad…
LA VIDA…
Escuchar los temas del creador de “El Viejo Matías” siempre es ir más allá de una simple canción. Por momentos más que canciones, son consejos para vivir. En un momento de la charla, le preguntamos sobre eso.
Dijiste una vez, en una entrevista, que no podés enseñar a vivir a la gente, pero sí a que se enriquezca, a que crezcan. Lo cuento por el “tenés que leer mucho” a Abel Pintos a los 13 años. ¿Esa no es la mejor manera de vivir? ¿Realmente no sentís que nos ayudas a vivir, Víctor?
Mi viejo me decía siempre que la literatura es la mejor escalera para el espíritu, con y desde ella se puede alcanzar un estadio muy alto en el crecimiento personal. Con Abel no hice más que repetirlo, porque sentí que mi crecimiento intelectual dependió siempre de mis lecturas
También pregunto esto, por el mismo Abel, quien sufre de las críticas de aquellos que quieren encasillar todo. Siempre peleaste contra eso. ¿Cómo vivís el fenómeno de él y cómo las críticas de aquellos que a vos también te criticaron? Supongo que no haberte vestido de gaucho, más allá del poncho que te prestaron apenas empezaste, te debe haber traído varios dolores de cabeza.
Creo que las críticas son desde su nacimiento pobres, pertenecen antes que al mundo de la creación, al del ocio contemplativo y, debo decirlo, a mí me gusta la gente que crea.
¿Sentís, como sentimos muchos, que vas a cumplir con lo que querías en relación a volverse “tiempo, para no pasar nunca”?
¡Ja! ¡Pretencioso el gauchito! No había pensado en esa frase llena de expectativas juveniles, pero si pienso en estos cincuenta años que pasaron tengo que agradecer lo que me regalaron: amor, hijos, amigos entrañables y últimamente nietos. Creo que allí seguramente, en ese afecto familiar y amoroso voy a perdurar. Con eso me conformo.
EL PRESENTE Y EL DISCO QUE SE VIENE…
Sobre el disco de los 50 años. ¿Cómo se eligieron los invitados, las canciones, para cuándo está, etc…? ¿Y qué nos espera el sábado?
En ese CD habrá duetos con artistas amigos y entrañables que van a darle una nueva luz a mis canciones más conocidas. Calculo que lo podremos entregar en agosto. Y el sábado, en Córdoba voy a abrir con un repertorio popular, ese que la gente eligió durante mis cincuenta años de cantautor.
NO FUE UNA SEMANA MAS
Cuando lo presentaron este enero dijeron: “Cinco décadas de Cosquín atesora en su eterna sonrisa”. Pero la sonrisa no siempre estuvo, como cuando sufrió los años más sangrientos de nuestro país, en la última dictadura. Sobre todo, cuando en junio de 1976, comandos paramilitares se llevaron a María Cristina, su hermana; a Claudio Nicolás Grandi, su cuñado; y a Yamila su sobrina. A la hija de la pareja la dejaron en lo de unos vecinos de la casa familiar de Víctor. La pareja no corrió la misma suerte.
Por eso, cuando la Corte Suprema de Justicia dictaminó el beneficio de "2x1" para el cómputo de pena en un caso de lesa humanidad, Víctor publicó una carta muy dura y real, que se reprodujo enormemente.
¿Cómo fue esta semana, después de la nefasta decisión de la Corte, por el 2x1? Desde la carta que publicaste, hasta estas últimas horas, con la marcha masiva en repudio. ¿Lo sentiste como “un tibio beso de la vida /sin recuerdo de torturas y dictadores?
Sentí que la memoria colectiva es invencible cuando se pretende enterrarla. Pero sobre todo que las Madres y Abuelas son la esencia transparente y poderosa de esta democracia. Hay que seguir sus pasos, nada más.
¿Cómo ves la actualidad o cómo debería escribirse el “Informe de la situación actual?
Igual al primero.
¿Qué le dirías, a aquel estudiante de Letras que fue a Cosquín con los amigos a veranear y terminó convirtiéndose en un artista vital de nuestro cancionero?
Le diría que a veces dejarse llevar por ese río del destino deviene en algo bueno. Debo dar gracias por ello.
Al final, regala un “abrazote”. Que es mucho más que un abrazo. No solo por la forma, sino por todo lo que significa. Porque allí están los temas que ha hecho, el seguir creando, la lucha por la verdad, el no claudicar, el no quedarse al borde del camino…