“Por Seguir” abarca un repertorio popular argentino y latinoamericano de autores clásicos como Cuchi Leguizamón, Eduardo Falú y Jaime Dávalos, entre otros, pero también a representantes de la canción actual como Raúl Carnota, Juan Quintero o Carlos Aguirre. El material tiene grandes invitados como Lorena Astudillo, Manu Sija y la vientista jujeña Micaela Chauque.
¿Desde cuándo y dónde nació tu fascinación por el folklore?
Lo escucho desde que tengo memoria. Nuestra música popular fue uno de los canales a través de los cuales mis papás se conocieron y enamoraron. Si bien no se dedicaron profesionalmente a ello, los considero los primeros grandes músicos que escuché. Me enseñaron a vivir el arte, desde el juego y compartir momentos que hoy son recuerdos muy bellos.
Los sonidos de mi infancia son Mercedes Sosa, Lito Vitale, Juan Carlos Baglietto, Los Nocheros, Julia Zenko, Silvina Garré, Teresa Parodi, El Cuchi Leguizamón, María Elena Walsh…
Con 9 años viviendo en Saladillo, Buenos Aires, el folklore era cotidianeidad en contacto permanente con sonidos de la naturaleza y momentos de disfrute. Mi niñez en el pueblo estuvo llena de tranquilidad, mates, charlas en la calle con vecinos, verde, cielos estrellados y pintados de un profundo azul oscuro.
Recuerdo al folklore no solo en escuelas y casas, sino también en festividades del pueblo y vecinos, cumpleaños, reuniones entre amigos, peñas, corsos, plaza principal y cine-teatro. También me acuerdo del folclore en vestimenta, sabores y aromas, plantas, animales, especialmente caballos.
¿Por dónde pasa tu conexión con el género?
En un encuentro con la identidad. El folklore es mi historia, y es parte de los argentinos. Somos los pueblos que habitaron estas tierras hace muchísimos años y somos quienes fueron viniendo después. Nuestro arte es reflejo de lo que somos y estamos atravesados por muchas mixturas culturales que todavía hoy descubrimos.
Mi deseo es que quienes nacimos y habitamos hoy estas tierras, convivamos en armonía con nuestro pasado y presente, y eso se refleje en la música.
Busco conectar con la música para transformarme, conocerme y también encontrarme y conocer a quienes me rodean. Me descubro viviendo emociones fuertes, profundas y trascendentes que creo que todos atravesamos en diferentes momentos de nuestra vida. Hace bien cuando uno empatiza con otros, identificarse con estos sentimientos y sensaciones, y la música es un lenguaje que nos puede acercar mucho, así como también la poesía de letras. Nos sentimos acompañados, queridos y comprendidos, más humanos.
Asimismo, admiro la belleza estética de intérpretes de música folklórica argentina, los que existen, la mayoría de referentes. Siempre tengo cosas para aprender de ellos. Busco perfeccionarme para encontrar sonidos y matices que ayuden a visualizar paisajes de canciones.
¿Qué emociones tenías cuando empezaste antes de grabar el disco?
Sinceramente mucha angustia, de esas que te agarran cuando hay mucha incertidumbre. Recién recibida, viviendo muchos cambios a nivel personal, de golpe tuve como un impulso de creación, al cual decidí escuchar.
No pensaba grabar un disco al principio. Solo tenía en mente tener en buena calidad un par de demos como cantante solista de algunas canciones que me movilizan. Así, me contacté con el guitarrista que hasta hoy me acompaña, compañero de trabajo, y gran compañero musical, Nacho Eguía.
Con él grabamos primeras canciones, ensayamos meses y salieron primeros 6 temas del disco en una sesión de grabación, lo editamos y a la semana siguiente ya teníamos el master de esos 6 y un par de videos a cargo de un gran amigo de hace muchos años, Javier Franco.
Ariel Gato, técnico de sonido con quien grabamos y editamos, me sugirió aprovechar ese material y con algunas canciones más hacer un disco. Tomé esta sugerencia con mucho cariño. Trabajándolo con Lorena, fueron hechos concretos.
Emociones que sentí en un principio, se fueron transformando en el disfrute y alegría de hacer un camino con un propósito claro: crecer, vivir y disfrutar el arte de la música y canto, dándole voz a palabras y creando sonidos de músicas importantes y valiosas.
¿Qué emociones tenés ahora después de sacar el disco?
Vuelvo a sentir incertidumbre porque es una sensación que siempre está presente cuando algo conocido se termina y algo nuevo empieza. Grabarlo fue una etapa del proceso creativo, y ahora, darle vida en el contacto con el público y escenario es un nuevo camino y desafío. Sin embargo, me siento muy acompañada, y tengo tantas ganas de cantar, brindar lo que sé que tengo para dar, que emociones que me habitan son de entusiasmo, alegría y tranquilidad.
Tengo muchas ganas de saber qué es lo que podemos y generaremos, junto a músicos que me acompañan. Me llena de paz saber que todo es aprendizaje, y de “imperfecciones” y “equivocaciones”, a veces surgen las más bellas creaciones. Nada puede salir mal, porque todo está hecho con muchísimo esfuerzo, trabajo, estudio y honestidad, y dentro de todo el equipo que me acompaña está vivo este espíritu para viajar por toda esta música tan nuestra y de todos.