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Notas
CRÍTICA DE DISCOS


08/05/2017

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RECORDAR


La Shiji acaba de sacar su primer disco “Canción de los Pueblos Chicos”. El mismo nació a partir de viajar por todo el país y nutrirse de ello “desde el punto de vista del nativo” y no del pintoresco que lo hace el turista, como escribió alguna vez Eduardo Galeano. Son 13 temas que más que temas, parecen postas en los rincones del país. Acompañen en este recorrido.

La Shiji anticipa apenas se abre la tapa, que este disco no quiso serlo. Que por su andar necesitó salir a la luz. Es una aclaración importante y hasta agradecida de antemano, porque si es honesta antes de escucharlo, luego la sinceridad estará en cada canción. En cada interpretación, en cada paso que dio y lo llevó a su manera de vivir y entender la música.

El disco abre con una chaya de Ramón Navarro,“La Copla Perdida”.  Es esta composición que parece haberla encontrado a ella y no al revés. Pero si fue esto último lo que pasó, podemos intuir que personas a las que les agradece tienen la culpa. Por ejemplo Silvia Majul, directora y co-guionista de “Un pueblo hecho canción” que refleja la vida y obra del artista riojano, Eduardo Fisicaro productor general, asistente y cámara de la película; quienes viajan leyendo poemas y deben haberle leído alguno de Ramón a la artista de la que hoy hablamos. Además de su abuela, de su padre, de su maestra Magdalena León –invitada de honor, que canta y hace los coros en varios temas-… de todos aquellos que que menciona. Parecen más largos los agradecimientos que el disco en sí. O las fotos de libro donde están los músicos Matías Martino: piano; Néstor Acuña: piano y acordeón; Pablo Budini: guitarra y guitarrón; Roberto López: guitarra. Necesarios como Ariel Acuña y Cacho Ritro.

Es momento entonces de entender y valorar “los quienes” que ayudan a que la música aparezca y más en físico. Sobre todo este, donde el país inmenso e intenso que la atrapó, se convierte en canciones logrando lo mismo con quien lo oiga. Nuestros ritmos son bellos, sin conocer fronteras de ningún tipo. Eso lo sabe alguien que ama y nació, en el mítico Boedo y sus tangos, el mismo día que Serrat, que  escuchó rock de chica y puede contar cantando. No siempre se logra eso.

Los colores que se quedaron en su voz…
“Que nunca muera en las calles el dolor de la quena al vibrar” canta para que se cumpla en nuestras mentes la imagen de que allá el sol brilla más y más. Allá es Humahuaca y es la zamba a aquel lugar (Vilca – Volodarski), la que continúa el camino.  

“Chamarrita del adiós” (Linares Cardozo) es casi un manifiesto del entrerriano, con la “nobleza que inflama el alma” con el último deseo de terminar “muerto en Entre Ríos que vivo en el paraíso”. Aquí, el disco ya se torna federal. Y da a entender que el viaje, que comenzó luego de su secundaria es lo mejor que le pasó. Porque no parece que sea de donde nació. Parece que es de todos los lugares que canta.

“La Pampa Mía” es una huella y deja marca, favorecida por los arreglos y el piano de Oscar Alem, quien hizo el tema junto a Ramón Navarro. Nostalgiosa la “huellita que se apena con la distancia y le amarra caminos a la esperanza”.

El quinto tema es el que le da el nombre al disco: “Canción de los Pueblos Chicos”. Es también la excusa para la tapa del disco, donde se ve “una plaza y un mástil, una calle principal y otra calle de allá abajo”. Germán Ferreira y el desarrollo del concepto de Sandra Albertocco, se reducen en un cuadrado, donde hay varios pájaros en el cielo naranja.

El tema inédito de Armando Tejada Gómez y Cacho Ritro –quien participa en la grabación-, se convierte en una pintura  exacta y un himno a los pueblos del país. De aquellos donde duele la soledad “los domingos por la tarde”. El tema más que pintoresco es una radiografía de estos lugares, más en América Latina. Con el convivir de “gente arriba, gente abajo”, sin ver que nos estamos secando por un viento que pasa “sin acordarse de nadie”, con el “olvido de tranco largo”. “Pueblo libre, cielo Grande” es el grito final, para revivir, para respetar las máximas nuestras.

Militante de los temas
La Shiji ha militado siempre por la música y por el prójimo. Sabe que el otro es fundamental y su música también. Por eso se destacan sus clases de apoyo escolar en las villas 20 y 1-11 y 14, donde se entiende la calidad de ella, más allá de la música; como también su trabajo comunitario en los Esteros del Iberá. Pero milita los temas escribimos, porque ha investigado en profundidad los ritmos y autores que aparecen en el disco.

Eso pasa con “Noches Correntinas” (Juan Giliberti). Un vals que confirma algo: menos mal que la gacetilla dice que es porteña, sino sería difícil saber de dónde es, por cómo interpreta lo que canta.

La Shiji, le pone voz a la canción hecha consejo o viceversa, de Atahualpa Yupanqui, “Tú que puedes vuélvete”. ¿Quién puede imaginar un tema donde el río hable, donde cuente que no es tan lindo serlo y lo haga llorando? Respuesta: Atahualpa. ¿Quién ha hecho una versión a la altura?, escuchen el disco y sabrán la respuesta.

Ariel Acuña aparece en el tema número nueve, en la voz (como en coros en temas 5 y 6). Lo hace para que juntos quede más linda el chamamé “Cielo de Mantilla” (Villalba – Parodi). Para que se entienda las ganas de viajar desde Buenos Aires, donde no siempre se disfruta semejante espectáculo. Al igual que las historias que se cantan con esos ritmos como “Costera” (Vicente Cidade).

El camino de regreso…
La “Zamba de los Adioses” es señal de que el disco –lamentablemente- va llegando a su final, pero que también anduvo por Mendoza. Tita Francia  y Armando Tejada Gómez le hicieron este tema a la tierra cuyana, donde el corazón no sabe decirle adiós y siempre será “guitarra que volverá”.

El bailecito “Linda Tierra Jujeña” de N. Lamadrid, no podía faltar. Por ser “la más gaucha”, porque es para enfrentar a la muerte cantándole a esta parte del país. Porque Jujuy no puede faltar –valga la redundancia- y tampoco pudo hacerlo en su bitácora de viaje, de hecho vivió allí. Humahuaca fue su “primer pueblo chico”.

El disco termina con “Lejana Tierra Mía” de Carlos Gardel. ¿Se acuerdan lo que habíamos contado de todo lo que se escuchaba en su casa? Bien. Acá florece y de la mejor manera, cuando se la nombra en las “noches de insomnio, con las pupilas llenas de asombro”.

Lo mismo pasa en mita del disco, con la “Zamba del Regreso” de Sergio Villar. Allí le canta al “suelo de Tucumán”. “He querido volver solo para cantar, canciones queridas”. Y vuelve o vuelven para cantar canciones y lugares queridos. Porque hacen recordar el tema “Zamba del emigrante” que Ismael Serrano cantó junto a Mercedes Sosa. “Todos saben que las aves migratorias, siempre encuentran el camino de regreso” se escucha en esa grabación. El disco tiene pájaros que parecen volar, parecen volver, cuando se pone “play”. La voz de La Shiji, las canciones y ella… son esos pájaros.


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