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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA


Fotos: Pablo Astudillo

19/02/2017

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RECORDAR


“Pensar la patria en canciones es dar libertad a muchos signos de reencuentro. La memoria resuena en nuestro acento, en nuestros amores y dolores con sabor a tierra. 
Y ese acento son múltiples conciencias abiertas”, dice la invitación a “Canto libre” que circula por las redes sociales. Las anfitrionas de ese almacén de melodías son aquellas que refundan una patria que es también matria: porque Teresa Parodi y Liliana Herrero son madres de historias y canciones que nutren el acervo cultural folkórico de manera irreductible.


En el primer encuentro de ese canto, la noche del jueves 16, que se repetirá el próximo 23 trasformó al escenario del Teatro Margarita Xirgu de San Telmo  en un patio de una casa barrio. Allí, la poesía fue huésped de honor, no sólo en las letras cantadas, sino en los intensos recitados donde Juan L. Ortiz y Carlos Mastronardi, entre otros,  iluminaron la música de esas mujeres que encarnan lo más profundo de nuestro Litoral.


 LIBERTAD DE MÚSICA Y POESÍA 
“De pronto sentí el río en mí, /corría en mí/ con sus orillas trémulas de señas,/con sus hondos/ reflejos apenas estrellados./Corría el río en mí con sus ramajes./Era yo un río en el anochecer,/y suspiraban en mí los árboles,  /y el sendero y las hierbas se apagaban en mí. /¡Me atravesaba un río, me atravesaba un río!" Teresa declamaba las estrofas del Juanele, se abría el telón pasadas las nueve. Las palabras agrupadas en “Fui al rio” se fundían con los acordes de “Por ellos canto”, del compositor uruguayo Daniel Viglietti, quien recientemente visitó nuestro país.  La canción, que podría ser claramente un manifiesto a favor de los pueblos y contra los embates del poder, generó una extendida ovación y emociones evidentes arriba y abajo del escenario.


En seguida Atahualpa Yupanqui anidó en la voz de Liliana Herrero con  “Los hermanos”, en un arreglo donde el guitarrista Pedro Rossi desplegó virtuosismo y sutileza.  Sobre el final, y casi por necesidad todos los presentes entonaron el último verso convocando a la hermosa hermana libertad, como en un fogón de hogar.


Luego, “La Florentina” creció en la voz de Teresa,  como aquel árbol que riega la mujer de la canción, aquella que sueña y que trabaja, en una interpretación donde la correntina y su acompañante, Juan Manuel Colombo, potenciaron aquel chamamé que combate el desarraigo.


“Yo quiero mucho a esta mujer que se llama Teresa Parodi. Hace muchos años que somos amigas. Ella ha compuesto cosas hermosas que van a pasar a la memoria popular de este país”, dijo Liliana conmovida.


Siguió un dueto con una particular “Garzas viajeras”, de Aníbal Sampayo y  se fundió con Mba epa Doña Froilana. Allí Parodi recordó al enorme Raúl Carnota, autor de la música del chamamé con letra de Teresa quien un viaje a Corrientes  vio la noticia que relata  al comienzo de la canción : “según el decreto cuyo número consignáramos con anterioridad, los habitantes de este rancherío deberán ser trasladados a la Villa construida del otro lado de la ciudad, por razones de urbanidad, para preservar la higiene y evitar la promiscuidad”.  Otro desarraigo, y otra canción que emocionó al Xirgu completo.


 POSTALES DE LA AMÉRICA TODA 
Las melodías en formato instrumental se desplegaron en la guarania que interpretó Juan Manuel Colombo, o en Fortín Puntano, de Alfredo Alfonso, a manos de Pedro Rossi. Allí quedó clara la ineludible vinculación de la guitarra con la música popular y en particular con el folklore, además de la tímbrica y el estilo profundo y valioso de ambos artistas que rescatan y ponen en valor piezas no tan visitadas de nuestro cancionero.


La poesía continuó con fragmentos de “Es infinita esta riqueza abandonada” de Edgar Bayley, nacido en Buenos Aires a principios del siglo XX: “esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría/al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo/tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas/nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada” recita Teresa. Y los versos se funden con la “Chacarera de las piedras”, en un dúo de cantores y  en una versión donde el universo yupanquiano se expande ralentado y conjugando silencios con un acompañamiento minimalista que sugiere,  potencia y renueva este clásico


En un gesto latinoamericanista que se sostuvo a lo largo del repertorio y el decir, se recitaron partes de “Guitarra negra” de Alfredo Zitarrosa. En el “Canto libre” también entraron “Rabo de Nube”,  de Silvio Rodríguez y “La Carta” de Violeta Parra. Desde el público alguien expresó: “Gracias Teresa porque venías a cantarnos cuando estábamos en el exilio”. Así, el rescate de la memoria sucedió con el aire de candombe “Nunca más” y el llamado de igualdad se escuchó en las sensibles “El otro país” y “Tarumba”.


Liliana compartió el murmullo de su corazón que lucha con “Imposible” en una velada donde nadie quedó indiferente ante la maravilla de lo que  ocurrió en escena. “Las golondrinas” de Dávalos y Falú volaron alto jugando con la copla popular en la voz de Pedro Rossi que relató: "Y ya me voy, ya me iré donde no hayan amores mal pagadores, traidores, traidores" , transformando y respetando una de las piezas más significativas del Litoral.


La distención propia de una reunión de amigos se combinó con letras y poesías de gran hondura  en un concierto que cerró circularmente con “Por ellos canto” y que tuvo dos bises  con “Esa musiquita” y “Zamba por vos”.


El convite se repetirá el próximo jueves 23 y allí quienes gusten podrán comprobar que el canto de estas litoraleñas marcará con sus huellas de compromiso, alegría y resistencia las páginas más intensas de nuestra música nativa, hermanada con América Latina, y con el vuelo propio de los pájaros que, como ellas,  le cantan a la libertad.


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