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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA


18/11/2005

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RECORDAR


Ya han pasado más de seis meses desde aquella noche de abril en el estadio Ferro, donde se despidió a Jorge Rojas y se realizó la presentación de Álvaro Teruel. Desde ese entonces el almanaque dejó caer sus días para anunciar con bombos y platillos una fecha muy especial. El viernes 18 de noviembre empezó el primer de los tres show que brindaron Los Nocheros en el estadio Luna Park, para bajar la bandera en el inicio de una nueva etapa musical y saltar, tal vez, el obstáculo más difícil de su carrera: un cambio de integrante en el grupo. ¿Cómo cantó Álvaro? ¿El público cómo lo recibió? ¿Cómo sonó el conjunto sin Jorge? Son varias las preguntas y las respuestas están acá. ¿Recuerdan esas legendarias actuaciones de Los Nocheros cuando en el tramo final el tema “Materia pendiente” servia para que Rubén Ehizaguirre hablara por única vez y así agradecer a sus fans por asistir, y luego despedirse? Esta vez, esa postal ha cambiado. A contramano, esa canción fue la segunda que sonó. ¿Porqué? Ahora viene la explicación. Desde el alejamiento de Jorge, Rubén se ha convertido en la máxima figura y la persona más querida de Los Nocheros. “Casualmente” fue el que disparó las primeras palabras hacia el público: “Estamos más felices que nunca porque queremos seguir compartiendo nuestro sonido, que sientan que estamos con toda la fuerza, y sobretodo con sangre nueva. Si de nosotros dependen Los Nocheros, ¡vamos a estar con ustedes siempre, siempre siempre! ”, así salió Rubén al cruce para romper todo tipo de especulaciones y encender los primeros destellos de una explosión que el público no atinaba a guardarse. A las 21:45 todas las miradas estaban posadas en una escenografía delicada, puramente blanca, y con desniveles para los diferentes instrumentos. Cuatro sombras se acercaron y el estadio entero se paró en aplausos para recibir a Mario, Kike, Álvaro y Rubén. El clásico “Juan de la calle”, incluido en su primer disco, inauguró el recital. Seguido de “Materia pendiente”, Álvaro se quedó solo en escena: “No saben como me está latiendo el corazón, no sé que decir. Muchas gracias por todo y permítanme decir una sola cosita: mami no me mires más porque sino no voy a poder seguir”, así sus lagrimas destiñeron la emoción, y el cartel que decía “Te amo” lo hicieron parte de esta historia. Cuando su garganta se lo permitió, se volvió a dirigir hacia las plateas para presentar el tema inédito “Si yo fuera”, que lo cantó solamente acompañado de un piano. Fue una muestra de su caudal y una forma de presentarse. El público manda y los aplausos ensordecedores aprobaron al nuevo integrante. En el retorno al escenario de los tres nocheros restantes, Mario con ojos vidriosos y con 20 kilos menos contempló en un eterno abrazo a su hijo Álvaro de apenas 18 años. Su característico diálogo con el público no se hizo esperar. Dio la bienvenida a su gente y agradeció por otra muestra tan grande de cariño que les brindan, pero fue interrumpido por un grito fuerte desde la multitud.... ¡te queremos Álvaro!. “Ahora todo es él, ahora estoy hablando yo. Dividamos bien las aguas, las edades están bien marcadas, porque desde acá veo bien quien puede ser para quien”, bromeó como de costumbre un Mario completamente conmovido. Luego siguió con su relato, “Esta es una muestra que nos obliga a seguir cantando, esto que hace algún tiempo hemos comenzado a hacer sin saber que lo elegíamos, y ustedes nos han dado esta profesión de hacernos los artistas cuando estamos aquí arriba. Esperamos que hayan muchas canciones más, que podamos seguir compartiendo esta felicidad de seguir agrandando la familia nochera”. Las canciones siguieron con “Me enamore de una zamba”, enganchado con la perla “Jamás” y “Cosa peligrosa”. Para “Noche amiga mía” el clima íntimo se elevó a la cima de la escenografía, y ubicados en unos banquitos, vendría la primera consagración para Rubén. En una estrofa solista desprendió los primeros aplausos de reconocimiento por su distinguida voz. “Escríbeme una carta” y “Canción del adiós”, al igual que la anterior, fueron interpretadas únicamente con los acordes del piano y con una movilidad natural por Mario y Kike sentados en una de las escaleras, mientras Álvaro y Rubén de a poco descendían hasta llegar a tomar contacto con el público. Otro de los momentos de mayor vibración fue con los temas “De cal y de arena”, “Filón de amor”, “Canto nochero” y los rescates de “Boquita de luna” y “Soy como soy”, donde el termómetro marcó el punto cumbre de las fiesta, y Álvaro recibió el primer peluche de sus fans. El folklore romántico no faltó para coronar el show. “En suspenso”, “Cuestión de piel” (consagración final de Rubén), “No saber de ti”, “Entre la tierra y el cielo”, “Procuro olvidarte” en una nueva versión con características inigualables, y en “Cara de gitana” la presentación de los músicos: Ramón Vivas (bajo), Pablo Sosa (batería), Ervin Stutz (trompeta), Alejo Von Der Pahlen (saxo), Juan Scalona (trombón), y Sebastián Fuchi (piano). Para los bises y la recta final del espectáculo se bailó “Chacarera del rancho”, donde Rubén, por acercarse a recibir un regalo, se cayó y protagonizó el blooper de la noche. “La yapa”, “Las moras”, “Yo soy tu río” , y el delirio final con “Vuela una lágrima.


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