En el momento que nos decidimos pagar una entrada de un recital, es muy probable que lo que busquemos sea algo que nos saque de algún modo del lugar donde estamos, nos traslade, y nos de la posibilidad de sacar un poquito de nosotros en cada canción.
En la noche del sábado platense, a pocos metros de una de las avenidas más importante de la ciudad, se veía estacionado el motor home gris, que traslada a uno de los cantautores más influyentes de la actualidad. Raly Barrionuevo llevaba consigo la Peña Trashumante, y estaba todo dispuesto. El lugar desbordaba de gente, las localidades agotadas y tener a Raly en la ciudad después de mucho tiempo prometía no ser una noche cualquiera.
Mientras la gente se acomoda y toma un rica cervecita fresca en la noche calurosa, envuelto en un aplauso generalizado, Raly salió a la cancha y empuñando su guitarra, solito en el escenario, empezó a hacer sonar "Ey Paisano", de su disco homónimo.
Empezaron a sucederse las chacareras y las zambas, canciones y gatos. Desde “Niña Luna”, a “Chacarera de la espada”, pasando por “Tata Nachi” a “Mujer Caminante”, sin dejar de solidarizarse con el “NI UNA MENOS” en momentos de hacer sonar “Niña fuego de la América Sangrada”.
“Guitarra de Sal” compuesta en dueto con Horacio Banegas, en su homenaje a Santiago de Estero, y la tan siempre bien recibida “Hasta Siempre” que hizo resonar todo el teatro y mover algunos piecitos, que no se querían quedar con ganas de bailar.
En esta suerte de amagues de ida y vueltas el primer bis con pañuelo entreverado en la cabeza como ya es costumbre verlo sobre el escenario, “Zamba y Acuarela” de su primer disco “El principio del final” arrancó más de un suspiro. “Chacarera del Exilio”, la chacarera que tenía nombre antes de ser compuesta, el tema de Charly Garcia “El rap del exilio” fue su inspiración, y en honor al amigo de la infancia que le había hecho escuchar dicho tema de este emblemático artista argentino.
Luego “Cuarto Menguante”, guitarra acústica, romanticismo en el aire, sostenido por una acompasada rítmica que nos remontaban a los tiempos de “Circo Criollo”, pasando casi instantáneamente a “Somos Nosotros” este tema tan cargado de compromiso y actualidad, aprovechando este momento para anunciar ante todos, la presencia del nieto recuperado numero 121.
El otro bis fue un ruego generalizado ante tamaño espectáculo, después de un rato largo de aplausos y de espera, salió a hacer su último tema, del Chango Rodríguez e incluido en su disco de estudio “Chango” la zamba “De mi Madre”, cerrando casi 2 horas de show.
En estos días en que ya se empiezan a oler los festivales de verano, no podemos dejar de entusiasmarnos con lo que está por venir, Raly Barrionuevo traslada ese espíritu a cada lugar, esta noche, las palabras sobraron y no hicieron falta, mucha música en el asador, con compromiso y contenido, las melodías de tiempos de antes y las modernas, mezcladas en su cantar. Rodando en los caminos y con la guitarra en la vaina, el santiagueño emociona como siempre.