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Desde su norte profundo Bruno Arias llegó al sur del Gran Buenos Aires. El imponente teatro Roma de Avellaneda recibió al changuito volador en el marco del ciclo nacional y popular del Instituto Patria el pasado viernes. Lo cierto es que al jujeño ya no le cabe el diminutivo, probablemente porque paso a paso demuestra una madurez artística cada vez mayor.
El show, que se extendió por más de dos horas, se inició con el gesto propio del compartir: las melodías iniciales fueron de sus teloneros, Aitué. Un notable grupo emergente que desplegó algunas de las canciones grabadas en su trabajo “Imaginario”, como el “Huayno del diablo”, “Abriendo Venas del Monte” o “Sufrida tierra mía”, entre otros.
La agrupación , compuesta por Amanda Paz, Nicolás Fernández, Federico Garrido, Gabriel Díaz, Viviana Zappoli y Lisandro Cantero, agregó músicos invitados en cuerdas y generó un clima festivo que fue la previa ideal para el concierto posterior.
Cerca de las diez, Arias salió al escenario y lo hizo con los acordes de “Huancar”, el tercer corte de “El derecho de vivir en paz”, su trabajo más reciente. En la lista siguió “Florcitay” que sembró palmas en su estribillo.
En seguida, el corte homónimo al disco llamó a la reflexión. Más de una veintena de canciones colmaron el aire del teatro y mostraron a un Bruno que amplió su registro vocal y sus matices para interpretar.
El artista y su banda hacen folklore en el sentido amplio de la palabra y en escena tienen ciertos gestos cercanos al rock y hasta reminiscencias del jazz: los solos y las interpretaciones están distribuidos en el tiempo y el espacio, cada músico abre paso al solista, desde lo sonoro y lo visual en un diálogo aceitado de frases musicales, donde se conjugan el disfrute con el virtuosismo.
Juan Carlos Liendro en flauta traversa y aérofonos aporta arreglos que coquetean con la música progresiva de los 70 y se potencian magistralmente en el piano de Javier Lozano.
Entre el sentido repertorio, “Marina Vilte” recordó una docente desaparecida a la que Bruno le canta en su disco. La chacarera “Marta Juana González”, por su parte, retrató la historia de la maestra cordobesa fusilada por fuerzas represivas en septiembre de 1976 y fue coreada con emoción por los presentes. Además, el ganador de Cosquín, llevaba su imagen impresa en la remera que vestía. Él y los presentes recordaron entonces a Milagro Sala y pidieron por su liberación.
La memoria se enarboló como un valor irreductible. También estuvieron presentes los paisajes y temáticas de la Puna en “Pachamama”, “Ave de luz”, “Kolla en la ciudad” o “Algarrobo” como crítica a la megaminería contaminante.
Por si las sensaciones fueran pocas, el jujeño invitó a compartir la música al tucumano Mono Villafañe y el oriudo de Tafí del Valle mostró su universo de zambas, como adelanto del show que dará en Café Vinilo el próximo 2 de noviembre.
“Sol de los Andes” y “Caminantes” cerraban el concierto cuando los pasillos del teatro fueron copados por la banda de sikuris Cunca Huayra Niños y adolescentes, en su mayoría, sumaron su multiplicidad de sonidos en “Cinco siglos resistendo” que fue transmitida en vivo por Facebook y captada por decenas de celulares.
La noche llegó a su fin y el artista se expresó feliz y agradecido. El público -familias enteras, personas de todas las edades- sintió también la alegría de la música que se prolongó incluso en la puerta del teatro donde, en plena calle, Bruno entrevistó a los niños sikuris apasionados por la música andina.
La ciudad de Racing e independiente se trasladó por unas horas a Jujuy, con uno de sus mejores exponentes. Y todo fue una fiesta.
PRÓXIMA FECHA
Bruno Arias presentará “El derecho de vivir en paz” en Niceto Club (Niceto Vega 5510) el próximo viernes 4 de noviembre a las 21 Hs.