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Son voces de tierra fértil y amuchados entre la changada de Frías multiplicaron las cuerdas, las de las violas de base y nylon y las de las gargantas…La madera y los cueros se tensaron entre presillas y los graves y agudos de parches y aros dibujaron su clave de sol. Fue otra noche santiagueña.
Orellana Lucca nos hizo “beber estrellas que a nuestro vaso bajaban en ese patio arbolado” que fue La Trastienda colmada. Como dijo el Pelu en el video promocional “ese recinto hermoso” donde estuvieron para cantar otra vez en Buenos Aires.
Andando los surcos, cantaron canciones que conforman Hermanos su reciente álbum doble y dando permiso a la nostalgia, le afinaron a letras de los tiempos de Presagio como “Alma maternal”.
Con supremacía, Manu Orellana y Rodolfo Lucca defendieron el escenario desde el frente y Benito Serrano, Ale Cortez y Gabriel Luna se desplazaron en un fondo insuperable, marcando los tempos y las formas. Mientras los arreglos entre acordes pincelados por violas de matices criollos y rockeros, en el momento en que Manuel Orlando se transforma y desdobla su cuerpo, gira para mirar la bata, y abre sus piernas como sostén, comienza la chacarera.
La noche empezaba recién cuando Manuel preguntó “¿hay alguien de Jujuy esta noche?” para presentar a quienes fueron los primeros invitados: Joaquin Medrano y Tiago Camerano a la hora del huayno.
Más tarde, el momento de mayor temperatura y parejas de donosas bailando, la noche se empachó de talento y amistad con la presencia de Demi Carabajal, Franco Luciani, Gustavo Chazarreta y Horacio Banegas, llevando a la cima clásicos de la composición popular.
Pasar por “Chacarera del patio”, “Sólo tus ojos”, “Encontrarte de nuevo” o “Chacarera de la ausencia”, fue el camino seguro para darse una vuelta por el litoral con “Río de camalotes” con el que no sólo sonaron palmas, sino que asomaron amorosos puños en alto y bocas que canturreaban también.
Esto supone que al Dúo Orellana Lucca no sólo lo sigue la santiagueñada, sino un pueblo entero de comprovincianía, de luchas personales, de vulnerables y marginales historias, visibilizadas en la canción.
Se absorvió emoción, deleite, energía en comunión para estos tiempos de lágrima fácil y cansancio. Volaron las almas entre sarandeos permitiéndose un mimo, porque como dice Orellana “No dejes que el diluvio se pose en medio de tu sol…Ganamos y perdemos todos los días…”
“Hermanos” nos dejó así de conmovido el pecho y Orellana Lucca volvió a posarse en la ciudad porteña prometiendo más de estas noches, en próximos fines de semana ya para desandar el Conurbano Bonaerense.
Aquí la admiración y los oídos preparados. La changada santiagueña siempre es bienvenida.