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Si algo caracteriza a nuestro folklore más profundo eso es, sin duda, su intensa raigambre poética. Probablemente para celebrar esa tradición que hermana los versos y las melodías, la Casa de Salta en Buenos Aires organiza un ciclo que las reúne. Por octavo año, el espacio ubicado en Diagonal Norte conmemoró a sus creadores. En estos encuentros han participado artistas de la talla de Miguel Ángel Pérez, Ivonne Bordelois, Irene Gruss y Florencia Dávalos, entre otros.
Hace pocos días, la clausura de 2016 se centró en una de las figuras más notables de nuestra cultura: el poeta Manuel J. Castilla responsable de los versos de “Balderrama”, “Zamba de Lozano”, “La Pomeña” o “La Arenosa”, solo por dar algunos ejemplos.
El motivo de la reunión fue la presentación de sus obras completas, a cargo de Eudeba y el Fondo Editorial de la Provincia de Salta. Leopoldo “Teuco” Castilla, poeta e hijo del poeta dijo sentirse feliz de presentar las obras de su padre.
En seguida, el escritor Vicente Muleiro, leyó un análisis en el que se refirió a: “La irrupción en el norte un grupo de poesía, La Carpa que levanta ‘la belleza la afirmación y el vaticinio’ y que, en su manifiesto, como en todo manifiesto que se precie, dice que la nueva poesía la poesía, empieza con ellos, con La Carpa”.
Asimismo, Muleiro prosiguió: “Se repasan por supuesto los parentescos, la correspondiente relación inestable con un maestro –la negación y la aceptación, un movimiento tan habitual, como el de Borges con Lugones- en este caso con Juan Carlos Dávalos , y los parentescos una y otra vez reconocidos con los renovadores de la poesía en la propia región, con el jujeño Raul Galán, el catamarqueño. Luis Franco, el paisano Raúl Aráoz Azoátegui, primos hermanos de la vida y la poesía de Manuel J.Castilla, como otros primos hermanos en la comprensión del arte de la poesía y de la imagen y de la música con los pintores Carybé o Lino Spilinbergo, los músicos Cuchi Leguizamón Rolando Valladares y Eduardo Falú, tan solo para nombrar un primer círculo de hermandades del día y de la noche y de la búsqueda expresiva”.
Además, el poeta Marcos Silber, leyó algunos de los versos más recordados de Castilla que generaron emoción por su vigencia en una sala repleta: “Si no tuvieras hambre, te diría: no vayas al ingenio”, fueron algunas.
Por otra parte, Leonor Fleming, responsable de relaciones institucionales de la Secretaría de Cultura Provincial, dialogó con FolkloreCLUB y explicó: “Manuel J. Castilla ha hecho un aporte enorme a nuestro cancionero porque, efectivamente, creo que el auge del folklore, entre los ‘40 y los ’70 con Los Chalchaleros, con Falú, con Valladares, Cuchi Leguizamón y demás tuvo que ver muchísimo con esas letras. Yo veo mucho hoy en el folklore que los mismos cantantes son los que escriben las letras. Es decir, que están escritas por alguien que no es poeta. En la obra de Castilla, las letras de zambas tienen la misma intensidad y con el mismo logro de lenguaje, de metáfora y de fuerza que tiene su obra poética. Y creo que eso ha sido definitivo en el folklore de nuestra región y para el auge en esos años del folklore de Salta. Lo mismo que las letras de Arturo Dávalos, maravillosas. No eran letras de letristas sino de poetas. Y de otros, con letras muy interesantes. Pero Manuel fue realmente el poeta de ese momento del folklore. Y además, por la proximidad con todo un grupo de artistas: pintores, escritores. La Carpa y los que estaban alrededor de la Carpa. Ese fue un grupo de una creatividad tan excepcional y tan intensa y ahí estaban las letras de esos autores. Las canciones de Manuel son poemas, el grado máximo del folklore. Es decir, letra y música de grandes creadores”.
La reunión concluyó con empanadas y vino, en honor de uno de los más grandes poetas de nuestro país, responsable tal vez de muchos amores, zamba de por medio, a partir de la dupla que supo conformar con el Cuchi Leguizamón y que es una de las más prolíficas de nuestro universo cultural.