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Decir melodías, cantar con las manos, interpretar. Nada de esto falto a la cita.
Desde la más inspirada raíz folclórica, y trayendo desde la memoria musical de Latinoamérica toda, estas cancioncitas, agraciadas, inspiradoras, algunas despojadas del polvo del olvido y otras que vienen resonando desde hace tiempo, produjeron la sensación de estar desenterrando un pedazo de la historia, de cada uno, individual, de lo que cada canción nos marcó alguna vez, así fue la noche en City Bell, Partido de La Plata.
En la noche templada del pasado sábado, nos acercamos hasta el Club Atlético City Bell, un club de barrio, donde alguna vez se hizo el Festival Regional y han salidos grandes valores de la música y de la danza, hoy se vuelve a llenar de cultura de la mano de este ciclo de acústicos, organizados por Cecilia Vivani y su productora LIBRO 49, junto con la gente del club, motivados por la necesidad de hacer una propuesta cultural que brinde no solo artistas de renombre, sino también con talentos locales, dándole la posibilidad de participar.
En este caso, Liliana Herrero y " La Yerra" y otra oportunidad supo ser Ana Prada y Pata Kramer, con Diego Martez" como invitado local, y en la próxima fecha Soledad Villamil hará rebalsar el salón de tango.
La cita puntualmente arrancaba, cuando los chicos de “La Yerra” hacían sonar los primeros acordes, y la gente se acomodaba en sus lugares, habiendo algún rezagado que se quedó en un costado en la cola del buffet, mientras canturreaba acompañando los compases de La Añoradora, Luna Cautiva, A monteros y La Flor Azul, entre otros temas, que se iban entreverando con temas propios de su 2do disco.
Haciendo de la espera hasta que llegue Liliana, muy amena e introductoria, a lo que se veía, con mucha simpleza y una influencia de Los Chalchaleros que se dejaba notar.
Momento a momento se iba desarrollando la noche, y para culminar y ligar el pase de un artista a otro, Liliana, en un acto de grandeza, salió en el bis de los chicos de La Yerra a presenciar en el mismo escenario como ellos terminaban su participación, con el tema “Como has hecho” popularmente conocido por Los Tekis. Sentada en su silla que la albergaría todo su concierto y aplaudiendo acompasada y saludando cálidamente, al finalizar, a cada uno de los integrantes.
Después de un brevísimo intervalo donde se acomodó el sonido, y se seguía aplaudiendo a los artistas anteriores, Liliana Herrero sale a escena, con su copita de agua y de vino, como es costumbre; flanqueada por sus músicos, la percusión (Mario Gusso) y la guitarra (Pedro Rossi), interpretando para abrir, una baguala, “Imposible” de Juan Carlos Franco Paez, corte que le da nombre a su nuevo disco y , que alguna vez fue interpretado por Raúl Carnota, siguió el repertorio con “Garzas Viajeras”, “La Nostalgiosa” de Dávalos y Falú, incluida en el disco Confesiones del Viento, a lo que agregó, que agradecía a Diego Rolon, quien trabajo en ese mismo disco, aprovechando su visita a la ciudad, recordaba a este arreglador platense.
Prosiguió con “Juan del Monte” de Leguizamón y Castilla, “Carita Morena”, “La Garra del corazón”, milonga de Fernando Cabrera, cuya interpretación hizo estremecer más de un corazón, acurrucada sobre la silla, como acechando el atril, esgrimía como estocada cada frase , ampulosa e histriónica, con tanta intensidad que se quedó con parte de la ornamentación de la silla, en la mano, a lo cual pidió disculpas posteriormente entre risas y promesas de pagar los daños, cosa que no haría falta, ya estaba todo pago con su canto.
Continuando con la extensa lista, siguió con “Casamiento de Negros” de Violeta Parra, “Lapacho” de Ramón Ayala, “chacarera de las piedras” de maestro Atahualpa Yupanqui y algunas más, cerrando en los bises, La bagatelle de Luis Alberto Spinetta, y en un segundo bis, Tu nombre y el mio de Lisandro Aristimuño, este basto y extenso repertorio, no dejo q el tiempo se estancara y fluía como agua, cada tema, una historia, una sensación, anécdotas y situaciones, citas musicales. Un recorrido musical, con algo más que musicalidad, sino también compromiso, con su arte y con los tiempos que corren, siendo crítica y a la vez comprensiva. La sensibilidad a flor de piel.