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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA

Llegó la noche que todos esperábamos. Fue en un sábado de enero, en Cosquín. Fue con la protesta, la resistencia y la lucha como bandera. Fue con el compromiso y el mensaje con la fiesta. Fue el festejo de la palabra.


31/01/2016

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RECORDAR


La octava luna, de entrada era la mejor. O por lo menos la que más gustaba, porque se presentaban los que vienen de abajo y la pelean, los que mejoran y renuevan el cancionero. Los que miran a los ojos cuando cantan, los que piensan en el pueblo cuando escriben.

El primero en subir, fue el consagrado Bruno Arias. “Brunito” hizo un show digno de esa condición, se consagra cada vez que pisa el Atahualpa Yupanqui, demostrando que cuando es genuino y sincero, el carnaval jujeño puede ser emotivo, contundente, mágico.

No estaba solo -Bruno nunca está solo-, lo acompañaban músicos invitados como Pachi Herrera, Luciano Cañete. Lo acompañaba el “sentipensante” repertorio que iba a ser la posta que se le dejara a cada artista siguiente. Artistas que pintaban el momento y el momento que “pintaba” a la noche de la mejor manera. Luego de “Ave de Luz”, catada para que “no haya más mortalidad infantil” llegaron Los Changos del Huaico, ahijados de Jorge Cafrune en el Festival, que volvieron después de 42 años. A esta altura ya no faltaba nadie.

Una de las folkloristas más importantes de Córdoba es Vivi Pozebón. Pero ¿cómo? Si hasta canta cuarteto con “Madre Baile”. Justamente es eso: folklore. Porque le canta al “Bam Bam” Miranda, al barrio Guemes, a la fiesta, a la provincia donde está Cosquín. Le canta a lo popular y por ende es folklore. Canta chamamé afro, Santitos y lo canta a Silvio Rodríguez con La maza. Sí gente, somos parte de la Patria Grande, no olviden. Porque en medio de la fiesta, se acuerda de que “mucha gente que no está tan feliz”. Entonces pide que no haya más despidos y cierres de lugares como la Epa, (escuela de música y artes de Unquillo). Eso, señoras y señores, es mucho más folklore que pedir solamente “las manos arriba”.

QUE LOS PÁJARON VUELVAN
Uno de los momentos más impactantes y emocionantes de todo Cosquín, se vivió cuando se llevó a cabo la “Palabración de la Tierra”. Allí, la palabra hecha acción fue gracias a Juan Iñaki, José Luis Aguirre, Paola Bernal y Mery Murúa. Perdonen tanta “subjetividad”, pero si hay algo que pueda erizar la piel son ellos cuatro. Si hay algo que pueda conmover hasta el ser más frío, es lo que se vio el año pasado en Peña El Sol del Sur, en ese patio mágico y que ahora se tuvo que trasladar –lamentablemente- a un camping y menos mal, al Escenario Mayor.

“Amor Ausente”, “Los Pájaros de Mattalía” y “Ocaso cuartetero” fueron algunos de los temas. El primero que llega hasta el hueso, el segundo para saber que en sus gargantas brota el ahora y el tercero, que con el ritmo popular de Córdoba se preguntan qué pasa con los artistas olvidados y expulsados por el sistema. Sí, también se puede hacer un cuarteto cantor.


Si hubiese terminado todo allí, no habría sido problema. Pero si el festejo no tiene a los anfitriones, no es lo mismo. Ya era domingo cuando el “Dúo Coplanacu” se presentó en el Atahualpa Yupanqui para festejar sus 30 años de carrera y los 20 de su Peña, que marcó un antes y un después en las calles de Cosquín.


Roberto Cantos y Julio Paz, siguieron abrazando como a la tarde, cuando probaron soido, pero ahora con la música. “Hay un nuevo corazón” había dicho sobres esta edición del Festival, ellos que siempre lo tuvieron igual y gigante. La Peña se revivió frente a las pantallas de la TV, para que todos los que sintieron escuchar sobre ella, pudieran mover el cuerpo y el alma.


La ilusión se corporizaba, al costado del escenario, artistas se mezclaban con la gente. Todo era nivelador para bien. Ellos bajaban al pueblo, porque son parte de él. Ellos eran presentados por "el Negro" Valdivia, y recibidos por todos. Ellos, “Peregrinos” ue siempre supieron llegar más que a fondo, hasta con los invitados que llevaron. Tal es el caso de Franco Luciani, cuando tocó “Agitando Pañuelos” y Mariana Carrizo, que hizo reír y pensar a toda una plaza que se hizo eco de las coplas.

“Identidad, libertad, justicia deben seguir tomando la dimensión que se merecen”, dijo Cantos antes del final. Para que nadie deje de escuchar. Porque si no la fiesta, va a ser de unos pocos nomás.


Entregar el alma
Un “Chamamé que se eleva” siempre es más bello. Coqui Ortiz, tuvo la fortuna –o mala suerte- de continuar luego del Dúo. Tal vez hubiese sido mejor ubicarlo en otra parte de la grilla, sobre todo porque la gente es muy maleducada a veces y no escucha. Raro, en este festival que se ha escuchado y mucho.


Esa suerte sí la tuvo Ramiro González. El riojano que genera y emociona, que denuncia y apasiona. Que comienza cantando "tu amor" un tema dedicado a su madre, y a la de todos. Un tema que tiene su impronta, que posee más de lo que canta. Lucero cantor, Pachama le siguieron para que siga la lucha contra Monsanto. Para que se vaya, para que no mate, no contamine... Para que pensemos en lo que viene. Cerró con "Estoy donde debo estar". No parecía casualidad, ya que hace tiempo que Cosquin necesitaba de estos artistas.


El viento del sur llegó y con fuerza. Ruben Patagonia, con el puño en alto y el pecho abierto, generó conciencia y aplausos fuertes y sinceros.No matar la flor, era el pedido mientras campos de soja florecían detrás. Al sur del viento habría que atender más seguido.


Arbolito, fue la libertad del baile. Gustavo Cerati cantó "¿Que otra cosa es un árbol más que libertad? Y con ellos ahí, lo libre no era diminutivo. "Europa ", " Baila, baila" "De igual a igual" en homenaje a León Gieco fueron algunos de los gemas de una banda que entiende que rock y Folklore, pueden ir de la mano. Y así lo demostraron con un instrumental de "El pibe de los astilleros" de los Redonditos de Ricota. Que es arte y excelente. Pero sobre todo es palabra de cantor, como todos los nombrados en esta nota. Como todos los que no debemos dejar que se callen. Porque como aprendimos con Horacio Guarany: "Sí se calla el cantor, calla la vida". Y en Cosquin no queremos la visita del silencio muerte.



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