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Notas
ENTREVISTA


13/01/2016

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RECORDAR


Sólo hace falta un gran patio y un puñado de buenos músicos para congregarse a festejar nuestro folklore. Peteco Carabajal, sinónimo de chacarera, lo sabe muy bien. El embrujo se iniciará el viernes a la medianoche en la Ciudad Cultural Konex, con invitados que, con su pluralidad de voces y un mismo sentir, multiplcarán nuestro cancionero más hondo, en clave de celebración.


Así, Demi Carabajal, Laura Ros, Mavi Díaz & Las Folkies, Anabella Zoch y Luis Gurevich se sumarán a este encuentro con impronta santiagueña, pero con aires que van más allá de la provincia del Puente Carretero.


Antes de esta fiesta, que nada tendrá que envidiarle a los eventos que se sucedan en otras regiones, Peteco Carabajal dialogó con FolkloreCLUB.


“Ha surgido la necesidad y la posibilidad de generar una alternativa de encuentro aquí en Buenos Aires, en un mes como enero en el que casi todos los artistas están afuera, en los festivales. Como estoy teniendo poca actividad en festivales, propuse una reunión para la gente que está aquí y tiene ganas de escuchar nuestra música”, explica.


Sobre las cuestiones de su agenda, opina: “ Me parece que ha habido un par de cosas que han jugado para que sea así. En el caso general, el hecho de que las elecciones se hayan extendido hasta casi fin de año, con la toma del gobierno nuevo en las provincias y municipios, ha hecho que muchos festivales no llegaran a tiempo para programarse. Los grandes festivales siempre están programados. Otros lo han hecho sí con nuevas autoridades y ahí sí a lo mejor puedo pensar que, en lo particular, algo me ha afectado. De pronto veo que en varios festivales están casi todos los artistas, este año yo no estoy. Es muy llamativo para mí, pero no quiero tampoco dar por sentado esto ni para mí, porque no lo sé. Prefiero creer que este año no voy, pero que el próximo iré. También sé que a muchos compañeros les ha pasado lo mismo, que no tienen tanto trabajo en este tiempo de festivales”.


¿Te considerás padrino de tus invitados?
Me siento un compañero. Ellos siempre han buscado y encontrado en mí un apoyo, como yo lo he hecho en otro momento con otros más grandes que yo. Por ejemplo, he andado detrás de los pasos de Hugo Díaz, padre de Mavi. Ahora ella está sintiendo esa cosa de familia, de compañerismo. Y siempre estamos haciendo algo juntos. Lo mismo con Laura Ros, hija de Antonio Tarragó Ros, con quien yo he sido gran compañero y que me ha dado también muchas manos. Esto es así: siempre se está pidiendo y dando cosas que nos ayudan a seguir en esto.


¿La música tiene que tener esa dinámica de retribuir aquello que han hecho por uno?
Sí, totalmente. No sólo con lo que hayan hecho algunos compañeros sino con la gente en general. Uno se va nutriendo de esas vivencias, que se forjan en los viajes, en cada presentación que se hace. Uno conoce gente que te brinda cosas y eso a lo mejor puede volver en una canción, en una idea. Siempre se está interactuando de esa manera.


Hablabas de las vivencias, de lo andado. Justamente tu último trabajo hace referencia a esos caminos ¿qué te han dejado esas recorridas?
Me han dejado mucha experiencia, conocimiento del ser humano, del pueblo, de cómo se maneja y se manifiesta un pueblo en sus cosas más comunes, en la cotidianeidad, en lo individual y en lo colectivo. Andar te permite eso. Por supuesto uno tiene que estar presupuesto y preparado para eso. Tiene que ir con silencio y con respeto, con cariño hacia todos los lugares. Y en el sitio en que menos se piensa, alguien te va a dar algo que te va a servir en la vida.


En los "Caminos santiagueños", la nostalgia de los patios y la infancia no es ajena ¿cómo te vinculás con eso al momento de componer?
Es algo que simplemente viene. Uno lo va sintiendo. De pronto, estoy acá en Buenos Aires y un domingo, si bien estoy bien con mi familia, me gustaría estar en el patio de Froilán o en la casa de mi abuela, o en La Banda. Esa nostalgia es inevitable, al igual que la nostalgia por los tiempos lindos que uno ha conocido. No es que uno se deba aferrar a eso. Se sigue caminando hacia adelante y ya no se vuelve nunca para atrás, pero la nostalgia en ese momento es como una ayuda, como una hermana. Como en la canción de Silvio Rodríguez “Oh melancolía”. Todos toman la melancolía como algo negativo o triste. Pero Silvio eleva a tal belleza la sensación de lo que significa la melancolía, es la novia eterna. Entonces, a mí la nostalgia o el recordar cosas no me tiran para abajo. Al contrario, me gusta, me da emoción y hago un equilibrio también con las cosas nuevas. Todo tiene que ir nutriendo el camino.


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