El festejo del Dúo Coplanacu por sus 30 años de carrera, que comenzó en mayo en una Peña -no podía ser de otra manera- culminó en el Teatro del Libertador en Córdoba. Luego de la gira que los llevó por Buenos Aires, Santiago Del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, La Plata, Rosario, Mendoza, La Rioja, Catamarca y Neuquén. El repaso de una noche que explica el por qué son tan respetados y queridos…
La gente hace que la fila llegue hasta las escalinatas del Patio Olmos. El murmullo se va mezclando con los bocinazos de gente, que un jueves a la noche, corre como si fuese lunes a la mañana -como si pudiese justificar algo eso- . Parece no importar ni siquiera el frío. Y es que la verdad no importa, porque todos están esperando poder entrar.
Ya dentro las luces no dejan mentir, el Teatro está lleno. La Sala Mayor de la ciudad se pone a la altura de lo que sonará y viceversa. Alguno desentendido habrá pensado en el por qué, en vez de cómo el Dúo Coplanacu llegó a La Sala Mayor para que ella y una de las mayores músicas de Córdoba desde hace 30 años se daban la mano.
Cuando la luz se apaga, el telón deja al descubierto algunos reflectores que los iluminan a ellos. Y ellos comienzan a iluminar la noche con cada canto. Señoras y señores, Julio Paz y Roberto Cantos están empezando a cantar su último trabajo Mayu Maman.
Allá donde el calor nace, coloreando picaflores/
Quisiera dejarte el alma para aliviarle dolores
Suena Pelusitas de totora y es la mejor bienvenida para que uno deje los malos tragos de las pasiones, y se disponga a disfrutar de lo que ya empezó a ser una noche de gala. No solo por ellos, sino por la banda que se amolda a la perfección y que le dan más lindura a lo que muy lindo ya es: Julio Gutiérrez (violín) y Omar Peralta (bandoneón), Emilio Pasquini (bajo), Alejandro Rivero (guitarra) y Mariano Paz (percusión).
Mi bandeña, La Ian Arcaj le continúan a Bienhaiga con el mocito e Hilando Sueños. En estos últimos el resumen de ellos. En la primera letra cuando dicen “en la tiempa de la algarroba santiagueño soy señor” y luego “de amor y salitre es mi guitarra una ilusión”. Entonces todos somos la ilusión de la guitarra de Roberto, que con su amigo piden que prendan las luces para comentar la emoción por de cantar donde estaban cantando luego de tanto andar. Entonces se les escapa “queremos que sea una guitarreada en el Teatro, como cuando empezamos en la Peña El Carrillón”. El aplauso rotundo, les da la autorización.
En el amor está el coraje
La noche continúa con Mayu Maman, el título del disco que es l leyenda de una mujer rubia y denuda que se peinaba con los dedos. Ella era la madre del río, la que lo protege y lo hace con los trabajadores del agua. “Cuando nada existía, ella cuidaba al río”. Entonces el cuidado sentido por las Abuelas de Plaza de Mayo impregna el lugar de amor. “Un sentido homenaje a las Abuelas de Córdoba, y en especial a Sonia Torres quienes nos devolvieron la posibilidad de buscar y encontrar verdades ocultadas horriblemente. Nosotros acompañamos estas casusas porque somos esto. No por una postura. Vivenciamos este amor con coraje que nos tocó profundamente, y no nos abandonó nunca más”, comenta Roberto y suena Nieto. “Hay abrazos que no son/ sentires que no sienten” cantan. Nadie hace ruido, nadie murmura. El respeto es lo que antecede al afecto, dicen. Entonces el respeto de ellos al cantar esto, hace amar más la causa. Nosotros abajo, por temas como estos los respetamos cada vez más y por ende, aumentamos el cariño.
Casi por una causalidad sigue la canción Buscándola estoy de los Hermanos Simón. Que si quisieran pueden darle el significado de la lucha de años:
Viento feliz
lleva mi voz
y dile así
que buscándola yo estoy.
Menos la luna, terminaba esta trilogía emocionante/conmovedora. Con la canción de cuna para Julia, la hija de Julio se iba este regalo que el hermano de la vida, le hizo al mejor regalo de la misma.
La continuación…
Padrenuestro, Camino a Telares, Chacarera del patio con la figura de Don Carlos Carabajal continuaron la lista. El pasado, el presente y el futuro se ponía disfrutar en el escenario. Porque la continuación de ellos dos subieron a regalar temas. Camilo, hijo de Julio, en primer lugar con una letra de en homenaje a Rubén Juarez, que es lo mismo que decir que el tema homenajeaba al tango. A él le siguieron Dalmiro (10) en violín, Simona (8) y Amador (6).
Flor del olvido, La de Pedro Cáceres, Iacu Chiri, Tu ausencia, Escondido de la alabanza, iban terminando una lista que entre lo nuevo y lo clásico hacía que las butacas, por momentos fueran una molestia que impedía bailar.
“Fueguito que arde y que sigue ardiendo” es lo que sonaba al final. Peregrinos, esa especie de himno “coplanacuero” vino a darle una razón cuando explicaron en medio del show porque sacaban discos de vez en cuando: “Uno para poder decir, contar algo tiene que andar, viajar… Transcurrir. Por eso nunca nos gustó hacer un disco arrebatado, y tampoco nos hemos puesto de moda gracias a Dios”.
Cuando parecían que se iban, la gente sola coreaba “Y el cielo... el mar de arriba /Pierde su luz cuando anochece…”, obligándolos volver. Sucediendo, transcurriendo el arte, parecía que la gente les pedía que no dejen de contar y cantar. Que no se acabe el viaje…