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Mendoza: un paisaje imponente, la magia del vino que llena una a una las copas, la caricia de una cueca o el abrazo de una tonada, la amabilidad de su gente...
Una provincia con gran historia que cada febrero se encuentra con la Fiesta Nacional de la Vendimia, ese es el ámbito en el que Fernando Barrientos y Raúl (Tilín) Orozco, forjaron con esfuerzo y pasión una tarea muy complicada: hacer que las canciones suenen despojadas de todo, pero con un color claramente folklórico.
El dúo Orozco-Barrientos presentó el jueves por la noche, en el ND Ateneo, su primer trabajo discográfico, bajo el nombre de “Celador de sueños” y contó con una extensa lista de invitados, en un show, que duro más de hora y media.
Las luces se apagaron y el murmullo desapareció, el inicio del espectáculo estaba siendo anunciado. Eran las 21:22 cuando empezaron a desandar por una seguidilla de canciones, que parecían no querer terminar más.
El tema elegido para romper el hielo fue “Ya se va”, donde rápidamente se pudo ver las cualidades del dúo: un llamativo sonido, formado por los acordes que se desprenden de la guitarra abrazada por Orozco y la elegancia de la voz compañera de Barrientos.
Siguió una tonada, “Pensando en ella” (dedicada a todas las damas presentes) y luego el momento de ser acompañados por la banda, los amigos del dúo que hace ya un largo tiempo recorren el mismo camino. Sonaron también “Los Ojos del amor” (que abrió el baile) y “La margarita” (donde Fernando rompió las cuerdas de su guitarra).
El teatro se ilumino y Orozco explicó: “Realmente es muy importante tocar acá y es muy valioso que la gente que uno invita, ya sea para cenar, hayan llegado a comer con nosotros. Es un honor que coman de nuestra comida, porque de ellos aprendimos.”
Los Invitados:
El primero en sumarse fue el productor del disco, Gustavo Santaolalla (quien también trabajó con grupos como Café Tacuba, Bersuit, Molotov, Juanes, entre otros), para interpretar ni más ni menos, el tema que la da nombre a la producción, “Celador de sueños”.
Gustavo: “Muchas gracias por estar acá, escuchando este increíble dúo de Tilín y Fernando, principalmente amigos. Para mi es un placer poder estar compartiendo esto con ustedes y con ellos.”
Después se subió en lo alto Sandra March, alguien muy importante en cuanto al apoyo del dueto, a parte de ser la mujer de Tilín, fue ella la que le puso por primera vez, su voz a las creaciones de Orozco-Barrientos.
El grupo Karamelo Santo y el pianista de Mercedes Sosa, “Popi” Spatocco, junto al charanguista Rolando Goldman, Jorge Viñas y Semilla (quienes muy poco recordaban la letra de la canción interpretada), completaron la rueda de artistas que fueron a brindar su abrazo de aliento a estos mendocinos.
Brilló el clásico “La refranera”, acompañado de canciones como “Soltando coplas”, “Monstruo de barro”, “Tonada de amor”, “No importa”, “Pintadita”, entre otras, que hicieron de la noche una rica selección del repertorio que vienen acostumbrado presentar en los festivales.
El bis final se entonó al compás de “Los ojos del amor”, pero con un condimento muy especial, todos los invitados juntos sobre el escenario (pero como fueron tantos, tuvieron que, no sólo compartir micrófonos, sino que también en un mismo piano, habían cuatro manos), terminó de darle forma a un gran espectáculo folklórico…
Sencillo, natural, completo, son algunos de los colores que pueden pintar el recital de Orozco-Barriento. Dueños del trabajo “Celador de sueños”, aquel que fue ternado como “Mejor Álbum Grupo de Folklore”, en los premios Carlos Gardel a la música Argentina 2005. Ganadores de la “Gaviota de plata” en el rubro folklórico del “Festival de la Canción de Viña del Mar” en el 2003, gracias a la canción “Pintadita”.