El tono de la mirada del otro puede redefinir toda una obra. El cantautor Román Giúdice con su segundo disco solista, "La mirada del otro", donde con sofisticada sonoridad explora el pop desde canciones simples y cercanas, lo sabe.
"La mirada del otro" es un disco de acercamiento auditivo y elevación de la mirada, y de agradecimiento a la necesidad del lenguaje, que aproxima las cosas y las compañías.
Con dirección musical y arreglos del pianista Guillermo Klein (aunque duela decirlo, pero poco se nota), Giúdice además reunió para la grabación de este material a un interesante conjunto de músicos de la escena del jazz y que conversan con el rock como Matías Méndez en bajo, Sergio Verdinelli en batería y Patricio Carpossi en guitarras.
Giúdice pone la mirada, es decir, el modo en que elige correrse de su obvio núcleo (el folklore en este caso, cabe recordar que fuera voz y líder del grupo Lo Pez que proponía una relectura del folklore en código actual).
En su diseño solista prefiere olvidarse un poco de los géneros y trabajar más libremente el destino de una voz propia ligada a la canción desplegada en atención a los modos en que la mirada y el oído se vuelven indisociables del cuerpo social urbano. Con más sonido urbano este material cuenta con canciones con más veta "beatle", más ligadas al pop-rock que se pueden tocar perfectamente solo con guitarra.
Lo que podría parecer historias vanales se convierten en refinada música gracias a la singular mirada del otro, que, seguramente, le aportaron reflexiones, estampas, escenas narrativas o sueños. Las letras de este disco son simples, personales y en muchos casos priorizan el sonido de la palabra a alguna cuestión poética; en la canción sin duda la música arrastra a la letra, y es un poco la hermana mayor, la lleva adonde ella quiere.
Hay un núcleo letra/música muy potente, resultado de una observación, vivencia, emoción... Verse en la mirada de otros también configura que lo otro también está que se vislumbra en "Uno no es", "El silencio", "Tan raro", "Eternos románticos" y "Tarde", algunas de las composiciones de Giúdice que integran "La mirada del otro".
Así y todo, no encontrar a Klein salpica esta deficiencia fallida en una realidad intensa, al borde del desborde, pero plena de emociones y secretos, lista para abrirse a la mirada de los iniciados.