}
La histórica Peña de Los Copla instauró, desde sus inicios, una fiesta paralela en el Festival de festivales. Reducto de la música alternativa, oportunidad invaluable para músicos con vuelo propio que, en muchos casos, no tenían espacio en la grilla oficial.
Ese lugar de plena celebración, sin embargo y según sus propios fundadores, cumplió un ciclo en Cosquín. Dejó de funcionar allí en 2011, pero no para apagarse sino para llevar la música por los caminos de manera itinerante.
Así, la propuesta de los santiagueños desembarcó en la Ciudad Cultural Konex. Poco más de treinta minutos separaban el sábado 3 que figuraba en los tickets -aquellos que en las boleterías confirmaban como agotados- del domingo 4 cuando Gustavo Chazarreta dibujó los acordes de Tierra de Soles. La chacarera, que nombra a su disco debut de 2005, encendió a todos los presentes que, entre palmas y giros bailaron sin dudar.
El cantautor cordobés, de marcada raíz santiagueña por influencia paterna, desplegó una decena de canciones abrazadas por los asistentes. Para la particular melodía de Esperanzando, que bautiza a su trabajo más reciente, Chazarreta y su banda contaron con la profundidad de Francisco Lanfré. El joven, nacido en Bariloche potenció la expresividad de la ya honda creación de su anfitrión.
La "Chacarera del bombisto", el gato "Cuna cunaná" y la "Estrella azul" conformaron el tríptico final. Pero el público pidió un bis y se dedicó a bailar con la "Chacarera del recuerdo". Chazarreta dio el puntapié inicial y se mostró agradecido con los presentes y con Los Copla, por la invitación.
Pocos minutos pasaron y todo estuvo listo para continuar la celebración. Arbolito se instaló con toda su energía sobre el escenario. De principio a fin el público respondió con palmas y papelitos cortados a mano que volaban por el aire. La banda encabezada por Agustín Ronconi y Ezequiel Jusid subió al máximo los amplificadores y recorrió, en casi una quincena de canciones, la mixtura que caracteriza al grupo: folklore, reggae, rock, cumbia.
Todo eso se escuchó en la actuación de este quinteto que tiene la potencia propia de una orquesta latinoamericana. "Pachamama" inició la lista de canciones, la alegría de la "Saya del Yuyo" contagió a los presentes. Los consagrados de Cosquín 2011 conjugaron una actitud propia de estrellas de rock con la reflexión de los músicos de la tierra. Con el "Huayno del Desocupado", inspirado en versos de Juan Gelman, homenajearon al poeta argentino que en 2007 obtuvo el Premio Cervantes.
“Estamos muy contentos de estar en la Peña de los Copla”, dijo el multi instrumenstista Agustín Ronconi, mientras el clima de festejo crecía en el ambiente. A los versos críticos y certeros de "Europa" siguieron aquellos ásperos y sinceros de la "Chacarera de las cloacas".
Todos los presentes corearon las primeras notas de la cumbia "Amérika bonita" y las voces se unieron a las melodía del charango y los vientos que jugaban entre los unísonos y las diferencias.
Tres temas restaban para el cierre de la actuación, el grupo demostraba claramente por qué se posicionó como uno de los mejores de la música popular actual: con una diversidad tímbrica pocas veces vista que combina el clarinete con la quena, el bombo legüero con la batería, la guitarra eléctrica con el bajo, el violín o el charango, esta agrupación tiene una identidad propia que defiende en cada canción. "Este abrazo" y "Baila- Baila" antecedieron al reclamado bis que no se hizo esperar y con "Sobran" abrió paso a los dueños de casa.
Por supuesto, el broche de la noche estuvo a cargo Los Copla. Los artífices y fundadores de esta reunión mágica transitaron clásicos de toda su carrera. Julio Paz entabló diálogos con el público durante todo el show y comenzó diciendo: “Esta noche estamos felices, de estar entre amigos, de reencuentro de la Peña de Los Copla. Vamos a cantar estas cancioncitas que nos acompañan siempre, para ustedes”. Roberto Cantos empuñó su guitarra y la gente se adueñó de la peña. No había sitio que no fuese tomado por grupos de bailarines, gatos como "El 180" o chacareras como "La Pedro Cáceres" y "La olvidada" servían de marco. Como era de esperarse, no faltaron los escondidos como "Corría, corría, corría" o el "Escondido de la alabanza", coreado de principio a fin.
Un párrafo aparte merecen las zambas, que se prestaron al galanteo de los hombres presentes y al romance de los enamorados: "De simoca", "La amorosa" o "Mientras bailas" se escucharon con los pañuelos en alto. Junto a Julio Gutiérrez en violín y Omar Peralta en bandoneón crecieron los acordes de "Retiro al norte" o "Tonada para Remedios".
La peña se instaló en el Konex dejando su huella. Como solían hacerlo en Cosquín , el punto final llegó con "Peregrinos" coreado por todos los presentes que cantaban con los brazos en alto agitando pañuelos o remeras, con lluvias de papelitos, con la emoción intacta. La Peña de los Copla se instaló en Buenos Aires, demostró que todavía tiene mucho resto, que es sinónimo de festejo, de alegría, de celebración, de música plural con muchos mensajes por decir.