}
En Ciudad de las Artes, con un auditorio repleto, se llevó a cabo la proyección del documental “Mercedes Sosa: La Voz de Latinoamérica”. Con los sentimientos a flor de piel, el sábado a la noche no fue uno más. No será algo más, nada que hable de ella. Jamás.
Quien comenzó la velada fue un compañero de ruta de la “Negra”. Martín Oliva, guitarra en mano, cantó Canción de las simples cosas. Podemos pensar que no fue por azar, un tema que en su voz sobresalía. Porque ella era simple. Y a la vez tan, pero tan grandiosa.
Continuó Víctor Pintos, quien presentó el documental. Periodista, amigo, estudioso de ella. Uno de esos tipos que sabe buscar la palabra justa para el momento adecuado.
“Nos cuesta tanto aceptar la ausencia de Mercedes como la de Luis Alberto Spinetta. Ella no se fue, sigue estando. Pero se me ocurre pensar que tendremos que tener paciencia, para ver si se da lo circular de la historia. Cuando los argentinos nos quedamos sin voz en junio de 1935, cuando murió Gardel, no tuvimos voz un par de semanas, porque el 9 de julio de ese año nació Mercedes. Si la historia es circular, quizás haya nacido la voz que cante por nosotros a unas semanas de que se fue para hacer una gira eterna. Ojala sea así”.
Sin querer faltar el respeto
Resulta difícil escribir sobre Mercedes Sosa. Más aún sobre su vida. Y mucho más, sobre una película, un documental. Lo único que podemos decir es que maravilla desde el primer minuto y eriza la piel siempre. No se puede decir más nada, porque sería faltar el respeto. Quien la vio, se aleja del crítico, y se deja llevar por el amor que Rodrigo Vila (que fue quien hizo el documental Cantora, último trabajo de Mercedes) y Fabián Matus, su hijo, fueron los encargados de plasmar en la pantalla desde la niñez sufrida y sumida en la pobreza, pasando por su carrera profesional, hasta cosas tan íntimas como la timidez que tenía la “Negra” para enfrentar a la muchedumbre.
Charly García, Víctor Heredia, Teresa Parodi, David Byrne, León Gieco, Isabel Parra, Fito Páez, Pablo Milanés, René Pérez, Chico Buarque, Milton Nascimento, Abel Pintos y Julio Bocca, van ayudando a pintar la imagen de nuestra cantora. Así las generaciones que marcó, las fronteras que traspasó y los momento que tuvo que vivir se grafican con su voz. Además figuras como Cacho y Chichi Sosa (sus hermanos) Juan David Nasio (psiquiatra y amigo) y José y Jacqueline Pons quienes menguaron su dolor en el exilio en Francia. Así, minuto a minuto, Rodrigo Vila cumple con el pedido de Fabián. En su posición de hijo, que quiere alimentar la memoria, le pidió una película para que no se olvidara a Mercedes. De por sí, que eso no puede pasar. Porque ella –como dicen en el documental- va a durar los milenios que dure el mundo. Pero además por la calidad de los registros, y de quienes hablan eso se descarta. En momentos aparece su humor típico, en momentos sus miedos y la soledad. Su coraje para no querer irse del país, su canto en el Teatro Colón en 1972, cuando cantó en Cuba en 1974 con lo que implicaba eso. La emoción se apropia de todos en momentos como su vuelta al Teatro Ópera en 1982, para que como dice León Gieco, se supiera que la Democracia estaba a la vuelta de la esquina. O cuando Pablo Milanés le pidió que cantara ante un Teatro lleno, cuando volvía de su depresión…
Son casi dos horas de homenaje. De aprendizaje, de orgullo, de esperanza, de lucha. Son pocos minutos para la vida que vivió. Un documental ideal, para alguien que con sus ideales le cantó a la libertad y que en la libertad nos regaló música, y La voz de Latinoamérica. Porque como dijo Víctor Heredia: “Si habría que pintar a América, tendría el rostro de Merecdes”.