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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA

17/06/2013

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RECORDAR


El santiagueño se presenta todos los jueves de Junio y Julio en el mítico club de tango ubicado en el barrio de San Telmo. La noche del 13 fue la segunda del ciclo denominado "Peteco, de Buenos Aires", allí entonó de un manera muy personal tangos destacados, en su vida y en la historia del género.

Todavía sonaban los cubiertos sobre los platos cuando la luz de la sala bajó, dejando al Centro Cultural Torquato Tasso en penumbras y alumbrado solamente por las débiles velas flotantes sobre las mesas. Hugo Rivas y Felipe Traine esperaban sentados con guitarras preparadas.

Así, pasadas las 22 Peteco Carabajal apareció en escena de impecable traje oscuro. “En mi casa se escuchó mucho tango; la noche que en casa de unos amigos mi mamá conoció a mi papá, quien después fue llamado el Padre de la Chacarera, él estaba cantando tangos.” Y también recordó que en su infancia ella le cantaba “Confesión”, y comenzó el espectáculo dedicándole el tema de Santos Discepolo.

Después vinieron “Golondrinas”, “Volvió una noche” y el clásico “Volver” para el coro total de los presentes esa noche en Defensa al 1500. Antes de cantar “Cuesta abajo” contó que ese tango es especial porque “la primer vez que mi papá trajo a mi abuela a Capital ella se sorprendía por todo; y cuando la llevó al cine vieron juntos esa película de Gardel” y siguió con “Chorra”.

“Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley...”, esa noche no podía faltar en la voz de Peteco la siempre tan contemporánea “Siglo XX Cambalache”.

“Yo canto el tango así como lo hacía mi mamá, con  mi tonada bien santiagueña”, dijo para interpretar “Che bandoneón” junto al gran Julio Pane; después vinieron “Cafetín de Buenos Aires”, “Fuimos”, “Tinta roja” y la milonga “El conventillo”. Tampoco faltaron “Garúa”, “Naranjo en flor” popularizada por Roberto Goyeneche, ni “Malevaje”, en “Cristal” brindó un gran “duelo de guitarras” con Traine.

Siguió cantando con sus “erres” arrastradas, y para nada porteñas, míticas melodías rioplatenses como “Sur” o “Yira, yira”. También hizo “Afiches”, y después los músicos interpretaron una milonga, bailada espontáneamente por una pareja de comensales y continuado un tango a pedido de Peteco, ambos de manera instrumental.

“Ahora vamos a hacer una canción de Rafael Amor que a mí me gusta mucho”, dijo y enseguida llegó “Corazón libre”. Luego invitó a Quique Ponce; juntos hicieron un tema instrumental y después “El día que me quieras”, despidiéndose así de su noche tanguera.

Pero la velada no terminaría, sino que el público desde hacía rato pedía una chacarera, y sí, aunque el show de tango que estaban dando esa noche era sobresaliente, habiendo un Carabajal en la sala debía sonar una chacarera. Allí cantó su propio tema “Como arbolito de otoño” y “Corazón verdugo”, para los aplausos y el baile de varias parejas en todo el salón.

Nota: Macarena Saizar Botta

Fotos: Pablo Caputo


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