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Entorno, proximidad, medio, urgencia.
El entorno estaba perfecto, la proximidad que da el ND Ateneo del artista con el público también, el medio fue la chacarera y la urgencia, la de contar con canciones la historia del pueblo santiagueño.
Cuando Horacio Banegas enlaza la voz con su guitarra, uno sabe que va a vivir a Santiago del Estero. A sus olores, sus colores, sus sueños, sus desdichas. Entonces uno está seguro del artista, de su magia, de su poesía, de sus palabras.
Banegas presentó en el ND Ateneo el domingo 12 de agosto, “Inmediaciones”, su último trabajo discográfico, segundo disco de una serie de cuatro en los que plasma la investigación de años sobre el desplazamiento de la chacarera hacia sonidos nuevos, oficiando de mediador entre el ayer y el hoy, entre el arte, la historia y el pueblo.
La primera parte del espectáculo, se nutrió de los temas de este disco, emprendimiento familiar dirigido por Cristian “el mono” Banegas.
Sobre el telón de fondo pasaban las imágenes, con información sobre cada canción, que sonaron una a una ordenadamente: “Identidad” de Horacio y Cristian Banegas: “Soy el presente, soy la memoria, soy el ayer, el que vuelve a renacer en el hoy…”; “Hermana Sol” de Juan Cruz Suárez; “Elegía para mi Pueblo” de Cristian Banegas “Tiempo pasa, sangra, agoniza, es la memoria, siglos, lo inmortal…”; “Llévame Chacarera” de Felipe Rojas; “Guitarra de Sal” (cuya versión anterior estuvo incluida en Ey paisano, a dúo con Raly Barrionuevo, y en esta oportunidad, incluye un fragmento de “Vidala Guerrera” de Juan Saavedra); “La Huaicondeña”, de Mario Álvarez Quiroga, “Cenizas de Mis Años”, “Hilando Sueños” y “Carita de Sol” todos de Banegas, cerrando así la primer parte del concierto.
El intervalo mostró imágenes del video “El Arte de las Inmediaciones”, también incluido en el disco interactivo, parte de un ciclo en el que participaron artistas y poetas de Santiago del Estero, filósofos, sociólogos, y un reportaje al artista en el afirma su compromiso santiagueño.
La segunda parte, cuyo comienzo tuvo de invitada a Laura Ros para cantar a dúo “Río de las Penas” pasó a lo que Banegas llama “lo que la gente quiere de mí”, esto es: canciones-de-su-repertorio-y-de-autores-santiagueños para-bailar-para-cantar-para-hacer-palmas.
Entonces el artista sube al escenario a aquellos conocidos, como “Donde alguien me espera”, “El color de la chacarera”, “Poeta pobre”, “El arenero”, “Flor de papel”, “Yerba Buena”, “Hermano Kakuy” y “Canción del Quenero”, que cierra la noche.
La banda, “de alto power”, según bromeó, estuvo conformada en esta oportunidad por Oscar Alessio en batería, Jana Banegas en guitarra base, y Ariel Santillán en bajo.
Ahora la imagen de fondo era otra.
En una pintura de Rafael Touriño Cantos, Banegas entablaba conversación con Jacinto Piedra. La comunión de dos artistas cuyo canto brota del corazón mismo de la tierra santiagueña, quedó plasmada allí sobre el escenario, tanto en la imagen de fondo como en el músico que enfrentó al público.