Rodar lleva varios meses girando por el país, y el jueves 17 se presentó nuevamente en un teatro de Capital Federal. Más afianzado, y con importantes invitados el paisano hizo vibrar con las nuevas y también con las clásicas canciones.
El Vorterix todo, y a oscuras, ovacionó a quien sabían estaba tras bambalinas; nuevos aplausos se alzaron cuando el santiagueño pisó el escenario con sus gastados zapatos marrones, se calzó su guitarra y comenzó a tocar.
Saludó con un “Buenas noches. Muchas gracias por venir”, y enseguida cantó “Mujer caminante”, acompañado en escena por una bailarina, quien con su cuerpo interpretó el decir de la segunda canción de la noche, después hicieron “Como el sol”.
Con su colorida guitarra, y una armónica colgada del cuello interpretó “Mochileros”, donde la banda se lució con el sonido interesante que le dieron los vientos a la canción. Después llegaron “El sol parece lluvia”, “La bienvenida” y “El sueño de los viajeros” interpretadas al compás del coro y las palmas de los cientos que se colmaron el Vorterix esa noche.
El momento del baile -abajo, pero también arriba del escenario- llegó con la cumbia “Luna de Albigasta”, y la guaracha santiagueña “Mujer de fuego”; dos estilos que de ante mano puede sonar un tanto singular que sean interpretados por un músico folklórico.
Un gran momento se vivió cuando dijo que tenía una invitada especial, y al nombrar a Liliana Herrero se produjo en la sala una gran ovación, que volvió a reanudarse cuando la artista salió a escena. Juntos, entre risas cómplices, y pasadas de letra, interpretaron exquisitamente “Niña fuego de la América Sagrada”, tema que cantan juntos en Rodar.
Raly volvió a escena con un pañuelo rojo que aplastaba sus rulos, y en vez de la camisa verde que tenía antes, traía una remera del mismo tono; y sin dejar correr el tiempo hizo “La telesita”, “La Rafa Touriño”, “Jacinto Piedra” y “Chacarera del sufrido”. Y quedó en claro que los presentes esa noche ansiaban ese set de canciones, donde hubo baile, aplausos y coros al por mayor.
Sólo con los primeros acordes de “Zamba de usted” despertó unos cuantos suspiros, y provocó que a la derecha del escenario se pongan a bailar unas cuantas mujeres. Para después desplegar, junto a Juan Abalos, toda su potencia un tanto eléctrica y bastante rockera en “Chacarera de la espada”, “Juan Labrador” y “Hasta siempre”.
Se ve y se siente que Barrionuevo no es sólo una zamba y chacarera, o un rock pesado y una canción; sino todo junto, mixturado en su música y en su ser de una manera tan rica como natural. Y fue también así el público presente esa noche, donde no solamente había jóvenes ansiosas por ver a su artista, sino familias enteras, hombres y mujeres de camisas o remeras con estampas de alguna banda, de tacos altos o alpargatas.
Todos disfrutando de igual manera, por ejemplo de cuando cantó “Niña luna”, o cuando despertó una nueva euforia al hacer un enganchado de “Ey paisano”, “Circo criollo”; “Chacarera del exilio” y “Oye Marcos”.
“Hacemos un par más, así no nos vamos y volvemos”, dijo y sacó una sonrisa a los espectadores, y llegó así “Como danza la esperanza”, “Luna cautiva” y “Zamba por vos”; en la mitad de esa última fue sorprendido en escena por Liliana Herrero, logrando una gran interpretación te tan mítico tema.
Después de unos cuantos susurros Raly comienza a tocar en su guitarra “Oración del remanso”, donde nuevamente la talentosísima invitada despliega todos los artilugios de su voz para cautivar a todos y generar en varios momentos de la canción espontáneos aplausos. Fue la misma cantante quien hizo subir a Lisandro Aristimuño para hacer los tres juntos su tema “Tu nombre y el mío”, para terminar ys junto a su banda con "Somos nosotros".
Sin dudas, en más de dos horas de concierto, se pudo vivir en esa noche una velada por demás especial, con una familiaridad en el aire que invitaba a quedarse, pero Rodar tenía que continuar andando.