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La cantautora acaba de publicar La Vida, su primer trabajo solista, un CD que apuesta permanentemente al riesgo artístico. “Este disco es la llave para que pueda comunicarme con la gente”, señala una de las voces más interesantes de la escena actual.
“Ya hasta tengo pensado el nuevo disco: se va a llamar Tacto”, dice ella, con cierta ansiedad porteña entre mate y mate que convida en su departamento. Con La Vida bajo el brazo y la expectativa por los shows (brindará uno el martes cinco de marzo en el ciclo “La música que viene” a las 20:30 en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes, Rufino de Elizalde 2831, con entrada libre y gratuita), Agostina habló con FolkloreCLUB de distintos temas, empezando por su negativa a pertenecer a un solo género en un ambiente (el musical) que practica el etiquetamiento anquiloso: "Yo le llamo a mi música folklore, no en el sentido que tenga ritmos tradicionales respectivos al género, sino porque es lo que me nace inspirada en mi tierra, que también podría ser mi ser, con una mirada puesta hacia adentro. No me propongo con la música llegar a algo, no tengo objetivos o lograr una búsqueda musical o estética. Creo mis propias formas. Cuando compongo me libero de todo, me dedico más a jugar. La música para mí es lo más amplio, para este disco a la hora de componer no me propuse ni siquiera hacer folklore, los temas salieron así, casi innatos. Ahora la gente me dice que tienen aire folklórico, pero no me hago cargo de eso, no encasillo".
Elzegbe nació en Olavarria en 1981, se recibió de Profesora de Música y guitarra clásica en el Conservatorio de esa ciudad, forma parte de la Camerata Argentina de Guitarras (primer y única Orquesta de Guitarras de Argentina). Participó del Festival Internacional Guitarras del Mundo y del ciclo Bares Notables de la Ciudad Autónoma de Bs. As. Además fue artista invitada de Aca Seca, el trio de Juan Quintero, Andres Beeuwsaert y Mariano Cantero, en Café Vinilo, donde ahora en marzo de este año junto a Luna Monti y Juan Quintero volverá a ser convocada para cantar con el dúo. También, “La vida” cuenta con la participación de músicos como Leo Masliah. Esa es su corta historia artística y, en virtud de los resultados que se vieron en su CD debut (un tratamiento refinado y moderno de temas que lograron que Juan Falú la invite al ciclo antes mencionado en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes), se refuerza la idea de que la coherencia la acompaña por la vida. Algunos de los sitios dónde se puede conseguir su primer CD “La Vida”: NOTORIOUS (Av. Callao 966, Cap Fed); MERCURIO (AV Santa Fe 2729,1er piso, local 42, Cap Fed).
-¿Para qué lado pensas ahora que se puede disparar tu carrera solista?
Pienso que pueden pasar muchas cosas lindas como tocar y viajar más. Me gusta mucho conocer lugares, pero más que nada gente. A través de la música me relaciono con gente linda todo el tiempo, sensible, receptiva. Ahora, ya espero sacar mi segundo disco: Tacto que también será de guitarra y voz solamente. Ya tengo los doce temas compuestos, todos míos también. Quiero grabarlo pronto. También, quiero darle participación a otros instrumentos para enriquecer mi música. Si hago un tercer disco, quiero versionar mis propias canciones con chelo, flauta, piano, contrabajo, bandoneón…Esto surgió de cuando toqué con Aca Seca: ellos son tres, pero metieron más instrumentos para versionar mis temas y quedó buenísimo.
-¿A qué músicos admirás?
Te puedo nombrar al uruguayo Fernando Cabrera: me encanta como escribe, toca y canta. Me parece un gran artista. En Uruguay lo vi y lloré, y no es algo que me suceda muy a menudo. También, me pasó cuando escuché por primera vez Balada para un loco y a Egberto Gismonti.
-¿Cuál crees que es tu marca personal?
Escuchar cada sonido desde que empieza hasta que termina. Por eso, en mi música hay muchas esperas, respiraciones, sonidos muy mínimos, tanto como con la voz o guitarra, y hay mucha unidad con mi instrumento. Siento que soy una sola con mi guitarra: cuando toco, muchas veces, canto lo mismo que toco, hago unísonos, me pego a la guitarra, me voy como uniendo. Todo eso parte de la base de escuchar: todos tenemos emociones, pero no todos acceden a ellas o las exteriorizan. Muchos, supongo, las tapan o no le dan bola metidos en su rutina de vida. Yo escucho qué me pasa para volcarlo a la música. Escuchar es la raíz de lo que hago.