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En forma de Ofrendas para su público, Emiliano Zerbini llevó el domingo 7 de mayo a la peña Lo de Pueyrredón su Canción Pueblera y reafirmó en una entrevista para FolkloreCLUB el sueño de revertir con su mensaje las duras realidades que golpean a la sociedad.
El espectáculo tenía la consigna de desandar por los temas de sus dos producciones discográficas: “Ofrendas” y “Canción Pueblera”. En el medio se dio el gusto de desempolvar algunas piezas viejas del cancionero, que planea grabar en un tercer disco a fin de año. Además tuvo un gesto que engrandece, la darle un espacio a artistas invitados como los riojanos Palo Santo, que interpretaron 3 canciones, entre las que se destacan “Hacia tu adiós” y “Te vengo a buscar”, y al joven Javier Caminos que cantó “Mi tierra”.
Irrumpió en escena pasadas 23 con la canción “Para el milagro”, continuó con la chacarera “Tierra de caudillos” y “Sombrita de ramada”, en la que participó Peteco Carabajal en el disco. Agradeció a la gente que logra que lugares como Lo de Pueyrredón sigan abiertos, no solamente se refirió a los dueños, sino también a los que trabajan allí y al público que va a apoyar al cancionero de la patria. Esos que le permiten seguir con su forma de vida, con su trabajo, con su canto.
Secundado por la guitarra y la percusión de “Jampi” Noriega y Adrián Leiva –ambos de Córdoba-, el repertorio siguió con “La alumbrada”, “Ofrendas”, “Canillas flaquitas” y las piezas infaltables “La perfumada” , “Zamba por vos” y “Lumbre y esencia”.
Luego de dos horas y con la última melodía de “Carnaval en La Rioja”, Emiliano se despidió feliz por haber cosechado sinceros aplausos de un público que lo fue a acompañar una noche de domingo. Es que no se guardó nada, paseó por diferentes ritmos, desde una chaya bien tradicional y alegre hasta por una canción, puso de manifiesto a autores consagrados – algunos ya desaparecidos- y, como acostumbra en sus discos, regaló sus propias creaciones. De esas que suele desnudar su compromiso: “...Y soy sólo canto, más quisiera ser remedio y sólo soy guitarra, más quisiera ser reflejo...”
Entrevista: “Sueño con que mis canciones sean útiles”
En el seno de una familia de bailarines, Emiliano Zerbini nació hace 29 años en Córdoba y a los 9 se fue a vivir a Chilecito, en La Rioja. Esa provincia fue la que despertó su inquietud por el folklore. A los 19 volvió a Córdoba, desde donde editó su primer disco “Ofrendas” en 1999 y el sucesor “Canción Pueblera” en 2004, ambos producidos en forma independiente.
“El tema de pertenecer- explica Emiliano- depende de cómo uno quiere. Pertenezco a los dos lugares en forma diferente, me siento más riojano porque ahí el folklore es como un que hacer cotidiano y eso tiene que ver, que a la hora de decidir que vas a hacer de tu vida, tengas la opción de dedicarte a ser cantor. Pero también rescato la parte urbana de Córdoba, que fue lo que me acercó a las movilizaciones, a la gente con otra forma de mirar la vida o con otros pensamientos”.
Pero sin lugar a dudas, hay un punto de inflexión que marca el inicio de su carrera profesional: ganó un concurso de incentivo cultural y con el premio económico entró a un estudio de grabación para plasmar su debut discográfico. “La mayoría de las cosas que se plantean desde el Estado se corrompen, porque ahora el certamen funciona de malísima manera –reflexiona-. La cultura nunca ha sido un tema de Estado, porque cuando tiene que hacer un programa para distribuir los bienes, no toma la cultura como algo de primera necesidad. No es tan importante como comer todos los días, pero si tuviéramos un nivel cultural apropiado, la pobreza seria por ahí pobreza, pero menos indigna”.
A su segundo trabajo lo encaró de una forma más profesional y con mayor experiencia. “Fue hacerlo desde el estudio de algunas cosas que desde lo emocional, y ahí hay un grabe error. Nos hemos fijado muchas veces en los detalles y se nos ha escapado otros que tiene que ver con lo intuitivo”.
¿Sentís que le falta algo a este disco?
-Yo creo que lo que le falta, para poder cerrar un circulo que vengo abriendo desde hace mucho tiempo, es que tenga una difusión apropiada, porque las canciones están para que la escuche mucha más gente. Por eso estamos buscando una compañía que sea respetuosa.
En ese trabajo, Emiliano le puso firma a 12 de los 13 temas que lo componen. Uno de los más significativos para él es “Las Luciérnagas”. “Ver la diferencia de la niñez de los dos lugares en donde viví, me movilizó. Uno puede ser un chango pobre en La Rioja pero nunca le va a falta la madre que amase pan, los vecinos que carnean un animal o sacan algo de huerta, por en Córdoba te encontrás con chicos en la calle pidiendo plata o comida. Esas cosas te emocionan y te inspira para escribir. Al mismo tiempo es ver el ejemplo de La Luciérnaga, que es una revista, que reúna a estos niños y le de un trabajo digno.
¿De qué artista recibiste ese compromiso social que aparecen en tus canciones?
-Yo creo que lo mame de la familia, si bien es cierto que hace más de 40 años que Atahualpa Yupanqui le canta a lo social, uno no se vuelve comprometido a los 20 años. Eso tiene que ver con la educación que le dan en la casa, a ser solidario, respetuoso y a saber ocupar tu espacio. En cuanto a la forma musical, como la de agregar instrumentos, si lo tomé de vivencias que compartí con personas como Raly Barrionuevo o como el grupo Presagio.
Esa persona inquita que envuelve de preocupación a sus composiciones, tiene un fin y sobre todo un sueño:“Que mis canciones sean útiles, que a partir de la música pueda hacer un aporte para que cambien las realidades penosas de la sociedad. Por eso trabajo día a día esperanzado y comprometido para revertir con un pequeño gesto una situación que existe”.