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El viernes 12 de octubre (21.30) Juan Muñiz (voz y guitarra) luego de una primera presentación en Rosario el 28 de septiembre, se presentó en Buenos Aires en el Teatro del Viejo Mercado acompañado por un grupo de músicos para tocar su cuarto disco El vicio de hacer canciones.
El músico santafecino, a quien muchos conocen por su incursión en el periodismo durante los 80 (en la revista Humor, por ejemplo) junto a su tropa Nahuel Sierra Bas (guitarra), Fabián Fazio (saxo, clarinete, flauta y melódica), Pablo Parera (violoncello), Manuel Altamirano (percusión), Alejandro Grinschpun (piano) y la participación especial de Carlos Porcel “Nahuel” (guitarra y voz) con los músicos invitados María de los Ángeles Ledesma (voz) y Miriam Martino (voz) durante dos horas nos introdujo en ese género que sólo se define como "canción" y que de a ratos se mete dentro de algunos ritmos criollos.
“Hoy es 12 de Octubre y está muy bueno que ahora se llame Día del Respeto a la Diversidad Cultural, pero también hay que decir que ayer en Santiago del Estero Asesinaron a otro militante del MOCASE (Movimiento Nacional Campesino)”, decía Juan antes de abrir el recital y pedir un fuerte aplauso para la nueva vida que se cobró el conflicto.
El gran compositor comenzó con “Las malas palabras” del vicio de hacer canciones que incluye 12 temas que se despliegan en un amplio abanico de ritmos argentinos y otros paisajes de América. Así en la noche se escuchó un son, vals peruano, milongas, zamba y un aire de chamarrita. “Nunca hago géneros puros, mezclo todo, no compongo sobre estructuras cerradas, no respeto ritmos y formas clásicas, no soy un purista en ese sentido, hago las cosas a mi aire, como me salen”, diría para justificar por qué muchas veces etiqueta a sus canciones bajo el rótulo de “aire de”. Sus temas son la muestra de esa diversidad que encuentra en la poética de las letras su elemento de identidad y sello personal.
Así el show era cada vez más disfrutable con temas como “Exiliados”, “Estaciones de otoño” (que habla de los pueblos donde antes pasaba el tren y a medida que el servicio se fue yendo, fue muriendo el lugar), “Función de despedida”, “Con su permiso”, “Insomnio” (aire de Candombe), “Una milonga la trajo”, ”Las cosas que te dejo”, “Olvidando sauces”, “Quereres”, “El agua bajo el puente” que en dos líneas podría resumir la vida de Juan: “No dejar que el alma se arrugue…Seguir siendo desde el alma”.
En fin, también se podría decir que Juan posee el vicio de tener talento porque en cada incursión suya espolvorea ese pensamiento de una profundidad difícil de describir que ya está presente en la historia de la música argentina.