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Una abuela querible y auténtica
“Doña Jovita no se muera ¿qué voy hacer yo si no me meto en su personaje?. Tal vez represente a alguna otra mujer, pero ninguna como usted Doña Jovita. ¿Sabía que se llama como mi tía?”. Dice José Luis Serrano, casi en el final de “Pata 'e Perro”, mientras la abuela cordobesa más famosa y aquerenciada entre la gente se eleva hacia el cielo luego de un disparatado accidente.
En todos los ciclos del personaje el actor aparece en escena en el último minuto de la obra, para presentarse a cara lavada pero en éste, Serrano lo hace formando parte del libreto.
El teatro Santa María vuelve a traer para el público de Buenos Aires a partir del 30 de junio y durante el mes de julio uno de los personajes más exitosos y auténticos creados en los últimos años, en un nuevo ciclo de la temporada 2006 y 2007 de Jovita, la abuela oriunda la las sierras cordobesas que conserva es autenticidad que la hace más querible.
Las dos horas de espectáculo comienzan con un número musical de Rodrigo Funes al piano y Churli Corroza en guitarra. Cabe destacar la calidad vocal e interpretativa de Funes, en algunos contrapuntos actorales con Serrano o musicales donde resalta su voz que lo convierten en un valor para tener en cuenta.
Como en sus anteriores ciclos, más allá del libreto, cunde la improvisación. Relatos sobre aterrizajes forzosos, procesiones para parar una sequía y recuerdos de la infancia son algunos de los pasajes de “Pata e´ Perro” que también se nutre de canciones interpretadas por una Jovita que conversa con el público sobre las ofertas de ropa en el barrio de Once, los resultados del mundial y hasta se da el gusto de saludar al artista Ramón Ayala, presente en la platea, conversando con él y cantando algunos de sus temas mas conocidos.
Algunos trucos de magia y una situación tan graciosa como increíble por culpa de los resortes de un catre, culminan en la sorpresa de tener al cuerpo del personaje sobre el escenario manteniendo una conversación con el alma de Jovita que por suerte, se arrepiente y vuelve a la vida, para saludar con la canción del final, que dice: “No busco gloria no busco fama, y yo no valgo por lo que tengo, si por el mundo estamos de paso estoy valiendo por lo que tengo”. Quien sabe si esa no es la mejor lección de identidad que casi sin querer nos deja la abuela Jovita.