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El conjunto tucumano Taa Huayras brindó un espectáculo cargado de música y de historia del folklore de nuestro país en la presentación de los temas de su último disco Fiesta Tucumana, que se realizó en vísperas del 25 de mayo en la Casa de la Provincia de Tucumán, en Capital Federal.
Tal vez haya sido coincidencia pero la fecha que eligió la banda para tocar resultó completamente ilustrativa por lo que se vivió en esta función. La pasión y el compromiso con lo que hacen quedaron en evidencia a lo largo de toda la velada en la que compartieron con los presentes no sólo su música sino la historia de cada tema, de los autores que los componen y de aquellos personajes que aparecen en forma de canción en nuestra música popular.
Lo que sin duda no surgió como coincidencia es la elección del nombre del grupo. Taa Huayras en quechua significa cuatro vientos y evoca en su significado el concepto de unión bajo la confluencia de los cuatro puntos cardinales. Si bien todos los integrantes del conjunto son tucumanos llevan a flor de piel el “federalismo”, acercando a sus seguidores la historia de los pueblos originarios, de nuestras raíces y también la historia de nuestra música que, a través de sus letras, pintan los paisajes y los personajes del país.
Paradójicamente los cinco músicos provienen de distintas localidades de la provincia. Diego Molina (voz) es de San Miguel, Diego Sosa (guitarra y coros), de Banda del Río Salí; Rodrigo Torena (batería), de Famaillá; Jorge Luna (bajo), de Las Talitas; y Cristian Medina (guitarra), de Bella Vista.
Cerca de las 21.30 horas subieron al escenario del auditorio del lugar con la zamba tucumana de Diego Molina y Daniel Córdoba que lleva el título de su último disco Fiesta tucumana; y con la chacarera de Yuca Córdoba “Nosotros los tucumanos”.
Con Diego Molina como portavoz del grupo contaron lo complicado y difícil que es para los changos del interior llegar a la Gran Ciudad; que les cuesta horrores, lágrimas y sudor poder hacerlo y por eso les estaban muy agradecidos al público que los acompañó en esta noche que de alguna manera u otra han sido partícipes a lo largo de su trayectoria. Y con estas palabras dieron paso a “Sin querer”, una chacarera que les pertenece del primer disco La llave que se lanzó en el año 2006.
Justamente a continuación entonaron “La llave”, de Raúl Carnota, que propone un viaje imaginario a La Salamanca. Con este gato expresaron su pensamiento de que poco nos enseñan de la mitología criolla, de nuestros ancestros y de los pueblos originarios. Y que dentro del cancionero popular se encuentran temas como éste que sí nos enseñan.
Para mostrar la música que hacen los tucumanos interpretaron distintos temas. En primer lugar la zamba de Rubén Cruz y Osvaldo Costello “Cuando se muere un cristiano”; y luego presentaron dos chacareras que también le pertenecen a Rubén pero esta vez junto a Néstor Soria, que hablan de personajes reales de los pueblos de esta provincia. Así sonó primero “Comadre Dora”, en referencia a una curandera del pago que es comadre real de Néstor y que aún vive en Simoca, pueblo donde se realiza la Fiesta Tradicional del Sulky. Y más tarde siguió “Don comegente” que pinta la historia de Don Victoriano Barrionuevo que era guerrero del Ingenio Nueva Baviera y por sus grandes dimensiones corporales era llamado el comegente. Todos, en especial los niños, le tenían miedo. Y esta chacarera nació de la imagen que le quedó grabada a Néstor del día de la muerte del comegente. El autor vivió esta situación cuando tenía tan sólo doce años y mucho tiempo después la convirtió en una canción con tono festivo.
Siguiendo con el repertorio de su último trabajo compartieron “Para entender al cantor”, zamba que terminó de componer Diego Molina en uno de sus primeros viajes a Buenos Aires y que describe la vocación que tienen y el camino que transitan en esta profesión; y una zambita salteña de Manuel Castilla y de Gustavo “Cuchi” Leguizamón “Zamba del pañuelo”.
Con el tema de Pica Juárez y Raly Barrionuevo “Donde se gesta el amor” los integrantes de esta banda tucumana expresan aquello que atraviesa muy fuertemente a su disco Fiesta tucumana. Este material está consagrado a la lucha contra la explotación minera a cielo abierto que contamina y destruye nuestros recursos naturales sobre todo a uno de los más importantes que es el agua. Cinco años atrás los Taa Huayras descubrieron esta lucha de los pueblos originarios en La Serenata de Cafayate y desde entonces se unieron a ella.
Más cerca del final obsequiaron a los espectadores una seguidilla de chacareras con “El olvidao”, de Néstor Garnica, “Para el que quiera”; y “La encendida”, de Pica Juárez, con la que se identifican ya que esboza su forma de vida, su actitud frente a la vida. Además, interpretaron la chacarera del tucumano Ernesto Guevara y del santiagueño Manuel Orellana “Luz compañera”.
Aprovecharon esta velada especial para compartir tres estrenos que son candidatos para formar parte del nuevo material en el que están trabajando y con el que anhelan cerrar este 2012. Uno de ellos fue “Tafí festivalero”, una zamba que les compartió su autor que es un doctor que no se dedica a la música. Otro estreno fue la chacarera “A la libertad” con la que se identificaron fuertemente al escucharla. Y el último fue “Cuando me abandone el alma”, de Pablo Trullenque y Cuti Carabajal.
Antes de despedirse compartieron con los presentes la felicidad que tenían por poder llevar a cabo esta presentación. Contaron la ansiedad que tenían de venir a Buenos Aires a hacer un recital completo ya que muchas veces vienen para ciertas actuaciones que son cortas y fugaces. Ellos querían brindar un espectáculo más relajado, íntimo donde se pudieran tocar muchos temas para que el público pueda disfrutarlos y, además, para encontrar un espacio donde pudiesen contar y compartir historias como el por qué de la elección de cada tema en su repertorio, quiénes son sus autores, qué fue lo que aportó cada uno de ellos al folklore y a la música de nuestro país. Sin duda lograron su propósito y cada espectador se llevó esa noche consigo este hermoso regalo.
Tras la presentación de los músicos interpretando un solo de cada instrumento en una armoniosa melodía, se despidieron del escenario con “Meta che”, un huayno que les pertenece; y, con las palmas y cantos del público, cerraron la noche de la misma manera con la que la iniciaron: con una zamba de su provincia llamada “Nostalgias tucumanas”.