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El ensamble integrado por catorce jóvenes músicos (el más chico tiene 22 años y el mayor, 31) del Club Artístico Libertad tocó el sábado 31 de marzo a sala llena desde las 21 en el Centro Cultural Caras y Caretas el espectáculo “Rojo y Negro, Canciones republicanas de la Guerra Civil Española”.
Durante la Guerra Civil Española el campo cultural argentino no solo se conmocionó y tomó partido por las fracciones en conflicto, sino que leyó la propia realidad del país a partir del terrible acontecimiento, al cual no fueron ajenos los músicos.
En el marco de interrelaciones, los chilenos Quilapayún también se sumaron al canto libertario acuñando ese alto contenido de protesta social (como “La hierba de los caminos”, que también entonara el Che y grabó Víctor Jara), interpretado actualmente por el Club Artístico Libertad, quizá, un pretexto para reflotar esas historias, y reflexionar sobre esas cuestiones.
Con una pantalla de fondo donde se podían ver imágenes de Franco que recibieron los primeros silbidos de la noche, y con un escenario por momentos alumbrado por cuatro faroles como esos que iluminaban trincheras, arrancó el show con el tema El Quinto Regimiento siempre con la explicación didáctica sobre las historias de las canciones de Demian Casaubon, cantante, guitarrista, coordinador y gestor de la idea.
El resto del plantel lo integran Alexander Covalschi en guitarra; Carlos Sculli en bajo eléctrico; Demian De Gennaro en bandoneón, saxo tenor y armónica; Facundo De Gennaro en batería y percusión; Ignacio D’Aquila Urtubey en piano; Ignacio Etcheverry en contrabajo, guitarra y bajo; Iván Covalschi en violín, cajón peruano, derbake y batería; Rolando Ortmann en acordeón; Paz Maiaru en violín; Matías Yohai en piano; y Federico Niño en gaita, flautas y derbake.
Mientras en la pantalla se iban sucediendo imágenes de la guerra, siguieron con “Paloma” y el momento más gracioso de la noche llegó cuando Demian leyó la “Guía de la buena esposa”: 11 reglas para mantener a tu marido feliz (1953)” hecho por la sección Femenina de la Falange Española, en la época Franquista y en la lectura, gradual, sin prisa, que hizo aumentaba el nivel de incredulidad en el público, pero el quiebre mental no se hizo esperar, y estallaron las risas ante reglas absurdas como “Ponte en sus zapatos; no te quejes si llega tarde, si va a divertirse sin ti o sí no llega en toda la noche. Trata de entender su mundo de compromisos y presiones y su verdadera necesidad de estar relajado en casa”.
Después, hicieron tres versiones seguidas, siempre matizadas de una variada instrumentación y un abanico multirrítmico que iba y venía pasando por el blues, tango, jazz y algunos toques de rock, como “¡A las barricadas!”, “Hijos del pueblo” y “¡Ay, Carmela!” (que Carlos Saura llevó al cine).
Yanina Getar, la única voz femenina de la agrupación, se sumó su voz a la gesta estética en “Que la tortilla se vuelva”, tal vez, uno de los emblemas de esa época porque esa frase significa presentar una situación de forma contraria a la realidad, es decir, hacer que una situación parezca diferente o cambie totalmente, algo que deja en claro con furia la canción y fue entonado por el público a capella: “Cuando querrá el dios del cielo, que la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan y los ricos puta mierda”.
Sobre el final tocaron “La Internacional” y “La hierba de los caminos” para sumergirnos esa noche en el túnel del tiempo para rescatar las canciones populares de la Guerra Civil Española del bando republicano con un aire moderno sin quitarles la esencia apasionada y vibrante de cada una de ellas.