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Un día cualquiera, el changuito volador apuntó a Buenos Aires y aterrizó en San Telmo, trayéndonos el aire de la puna. En ese airecito, con sonidos de huaynos y bailecitos, se esconde el sol del altiplano, y la nieve que congela en las alturas.
El jujeño oriundo de El Carmen, que desde hace tres años está pegando fuerte en todos los espacios de folklore de Buenos aires, se presentó en La Trastienda de San Telmo, el jueves 16 de noviembre, a las 20 horas. Algo temprano para lo que nos tiene acostumbrados Bruno, artista habitué de casi todas las peñas de la ciudad.
Mucho para decir y casi todo dicho. Changuito Volador, su primer trabajo discográfico, fue editado por el sello DBN, aunque ya había traído algunos temas bajo el brazo cuando llego Buenos Aires, hace tres años, con el disco grabado en forma independiente.
Para que la gente no crea que todo es carnavalito de la quebrada, como una vez dijo en un reportaje, Arias incluyó en su disco autores del norte talentosos pero poco interpretados como Pachi Alderete, Víctor Hugo Arrojo y Enrique Benavides que hablan de vida en la puna, de los changuitos que trabajan de pequeños, -cuyas caritas retratadas en imágenes, se proyectaban en pantalla al costado del escenario- del amor y la familia que dejó atrás, y de los cantores de su pueblo.
En el recital de La Trastienda entonces, se escucharon temas como “La vi por vez primera”, “La copla baja del cerro”, “Coyuyos y duendes”, “Camino hacia la puna”, “Imillita Chusca”, “El Cóndor Vuela” y alguna que otra yapa con invitados.
Aunque –según los protagonistas – faltó ensayo, una de las versiones mas lindas de la “Zamba del Romero” de Castilla y Leguizamón, se escuchó en la voz del jujeño y Melania Pérez. Ángela Irene, su madrina y la culpable de hacerlo subir al escenario de Cosquín en el año 2004, lo acompaño en Imillita Chusca, y Franco Luciani en el final, puso su armónica maravillosa. La sorpresa llego antes de cerrar el telón, con Tomás Lipán y todos los invitados sobre el escenario.
Junto al Changuito Volador, una banda de jóvenes músicos, entre ellos Leo Villagra en el bajo; Juan Enriquez en guitarra acústica y criolla y violín; y Eliseo Álvarez Prado en Charango.