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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA


16/09/2011

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RECORDAR


“Suenen esas guitarras quiero alegrar mi corazón”, decía la primera estrofa de la “Zamba Alegre” con la que iniciaron el recital el Dúo Coplanacu el pasado sábado en el Auditorio Belgrano de Capital Federal.

Guitarra, bombo, violín y bandoneón, acompañados de una quena entre tema y tema eran la combinación perfecta para este gran fogón imaginario que se arma cada vez que Julio Paz y Roberto Cantos se suben a un escenario.

Una seguidilla de temas: “La olvidada”,  “Como flor del campo”“Por la costa del Salado”, entre otros fueron el comienzo de una noche a pura zamba, escondido y chacarera.

Julio y Roberto reconocen en cada uno de sus espectáculos sentirse orgullosos del fuego que arde en este fogón que comparten con su público diverso entre jóvenes y adultos siempre presente.

Ellos siguen festejando sus 25 años con la música, pese a que ya van por el año 26, pero como el mismo dúo dice: el camino es “muy” largo para no seguir festejando cada día que pasa.

Desfilaron las canciones de siempre y también del último CD editado:  El camino; “Escondido de la alabanza”, “Igual que pájaro herido”, “Querencia de mi sentir”,

Roberto y Julio entonaron la “Chacarera Pancho Raco”, un tema de esos de hace mucho pero que siempre permite contar una historia y una reflexión: Pancho era mataco y la peleaba muy  duro como aún hoy siguen haciendo muchos como él aunque algunos crean que las cosas cambiaron.

La noche invitaba a instrumentales donde se puede ver reflejado el talento de los músicos que los acompañan. En el violín: Julio Gutiérrez desde la provincia de Córdoba, Omar Peralta en el bandoneón desde Santiago del Estero. Dos grandes músicos, bondadosos, talentoso y sinvergüenzas (según las propias palabras de los folkloristas).

Tanto camino recorrido, tanta gente con la que se cruzaron durante estos 26 años les permite seguir festejando la importancia de las canciones sin mirar quién las hizo o quién las canta. Por eso, durante el show se permitieron darse algunos gustos y cantar canciones escuchadas “de changuitos” que tanto Roberto como Julio consideran que valen la pena compartir con el público por la sensibilidad que provocan. Animándose a ritmos nuevos, presentaron su propia versión de un  clásico como “Añoranzas”.

Por supuesto que no faltaron “los temas de siempre” y los que el público pide: “Corría, corría, corría”, “La amorosa”, “Desmonte” un tema que siempre plantea con preocupación esta temática que afecta a nuestro país y en especial a la provincia de Santiago del Estero.

Chacareras infaltables que pintan las acuarelas del monte con sus árboles y animales como “Inti Sumaj”; “Alma Chayuera” y “Mientras bailas”.

Con “El escondido” y "Las dos lunas" (Santiagueña/Tucumana) fue el comienzo de la despedida que siempre se alarga por pedido del público.  Roberto y Julio se bajaron del escenario y sin embargo su público les reclamó una vez más un clásico: “Peregrino”, una canción de Roberto Cantos que se transformó en un himno de los jóvenes que disfrutan de cada una de las presentaciones de este dúo.

Finalmente, la última canción fue “La flor azul”, ultima chacarera de la noche que cerraba este fogón imaginario junto al Dúo Colpanacu.


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