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Roxana Carabajal a sala llena presentó el sábado 10 de septiembre su nuevo disco Mujer santiagueña, que sonó con fuerza en La Trastienda Club de Buenos Aires. El recital fue muy emotivo porque se mezclaron muchos sentimientos. Duró hasta las dos de la mañana y fue una verdadera fiesta santiagueña donde hubo un aluvión de chacareras.
Como una vez la bautizó León Gieco, la "chacarera hecha mujer” apareció en escena secundada por Agustín “Dipi” Carabajal (guitarra y coros); Juan Manuel Rosa (batería y bombo legüero); “Cosaco” Paz (guitarra eléctrica); Rodolfo Goeta (violín); Diego “Chelco” Pajón (bandoneón) y Patricia Olivera (bajo y coros).
Bombo en mano, y con la garra de siempre, la morocha comenzó con “Abriendo venas al monte” una chacarera cuya letra, fue compuesta por un campesino de tierra adentro (Del Col). Como fondo se podían ver imágenes del monte proyectadas sobre una pantalla gigante.
Luego, llegaría "El olvidao" y el primer corte de difusión del disco, una conmovedora versión de la zamba “Tal vez así” de Néstor Garnica. "Su partida marcó mi vida para siempre. A partir de su muerte cambió el rumbo de mi vida. He tenido un crecimiento brusco... Pasé rápido de ser niña a adulta.", decía Roxana, ahora sentada con una guitarra en una silla, al referirse a su abuelo Carlos Carabajal antes de hacer la dulce canción melancólica “Donde él me espera” en homenaje a el padre de la chacarera. Sobre la pantalla se podía ver el patio humilde donde la familia vivía rodeada de profundo amor.
Luego de ese momento en donde a más de uno se le pudo haber "piantado" un lagrimón, tocaron "La finadita" y "Digo La Telesita" del disco Amor, sangre y silencio. “La primera vez que experimente la composición fue a partir del dolor, de lo peor que le puede pasar a una madre que es perder una hija. Ahí surgió la canción que le hice a Olga Villalba (mamá de Patricia), una Madre del Dolor en Santiago”, decía sobre el caso que tomó estado público el 6 de febrero de 2003.
Por eso, dedicó el tema “Sangre y silencio” en memoria de Leyla Nazar (19) y Patricia Villalba (25), víctimas de lo que en los medios se conoció como el Doble Crimen de la Dársena. Atrás, se veían imágenes de las marchas de esos tiempos de manoseo político que hubo en Santiago del Estero.
Más adelante, sería el turno para “Pa’ estas fiestas vuelvo al pago” y ya cuando gran parte de La Trastienda estaba bailando, su madre Graciela fue invitada al escenario para hacer una guaracha santiagueña, un género no muy difundido, que es casi como chacarera rápida. También hubo tiempo para el humor cuando “Dipi” pidió un par de "aros", unas coplas que Graciela se encargó de decir entre risas.
"Hermandad", fue lo siguiente que se escuchó y también la cantante se animó a homenajear a Buenos Aires con el tango "Nostalgia". A pedido del público, hicieron "Zamba para no olvidar" , de Daniel Toro, sobre el final "Te iba a decir" y para los bises "Añoranzas".
Roxana tuvo la oportunidad de cumplir el sueño de Carlos, para que se ame a la chacarera en Buenos Aires con amor y esperanza.