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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA


07/07/2011

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RECORDAR


Raúl Carnota y Jorge Fandermole abrigaron la noche más fría del año con un concierto en el Teatro SHA, en el que compartieron temas del repertorio de cada uno, sacaron a la luz algunas obras compuestas por ambos y abordaron canciones de autores de su admiración.  Una congregación esperada y oportuna de dos artistas que se conocieron en los ’70 y que cada uno por su lado le aportó mucha poesía y bellas obras musicales al cancionero local. 

Lo que se vivió el pasado sábado 2 de julio en el Teatro SHA quedará como uno de los momentos más encantadores de nuestra música popular. Por primera vez juntos en un escenario, dos de los referentes más importantes del folklore actual, Raúl Carnota y Jorge Fandermole -secundados por el talentoso guitarrista de reciente camada, Marcelo Stenta-   se reunieron para brindar un concierto ante la sala llena del Teatro SHA (Sarmiento 2255). Con Carnota en el bombo,  Fandermole y Marcelo Stenta en guitarras,  la noche se abrió con la magia del huayno “Solo Luz” que reza en sus versos: “cómo haré con esta pena que se quedó mío, palomitay”,  un bello tema con letra y música de Carnota al que siguió sin interrupción la despojada zamba “Como flor del campo”,  interpretada con la sencillez que solo el tiempo de la maduración embellece.

Es la maduración de dos artistas, que pese a las diferencias de matiz, si algo los aúna es una coincidencia estética, una manera de ver el mundo, una forma de prestarle atención a las mismas cosas y saber cómo nombrarlas.  Raúl Carnota, porteño, un músico urbano, que vivió en ciudades, pero que escribe y canta con una impronta que huele a tierra, y que ha sabido asumir el riesgo de torcer algunos parámetros de la música tradicional, agregando repiques, pinceladas de modernidad (paradigma de esa búsqueda es su chacarera “La asimétrica” que interpretó el sábado), logrando siempre bellos resultados que han generado la aceptación del público y la admiración de muchos intérpretes que eligen sus obras.

Jorge Fandermole, poeta fino, el santafesino impulsor de ese manantial de músicos y compositores que fue la “trova rosarina”, un artista que escribió con la pluma mirando a lo sagrado de la naturaleza y que le puso música al río,  temas que en la fría noche del sábado trajeron imágenes del litoral, de su gente y sus costumbres.

Y estos dos músicos se reunieron el sábado también para compartir creaciones en conjunto, como los dos temas que siguieron: “Canto versos” y la chacarera doble “La luminosa”. Luego Fandermole abandonó el escenario por un rato y Carnota se arremangó y tomó la guitarra, aquella vieja compañera con la que ha recorrido el mundo y secundado a grandes músicos de la talla de Adolfo Ábalos,  Susana Rinaldi, Los Huanca Hua, Armando Tejada Gómez, entre otros. Habría que decir que el maestro Carnota interpreta su instrumento con un sentimiento que no añora virtuosismos, una manera de “decir” que conmueve aunque no sea perfecto técnicamente. En Raúl los versos brotan desde las profundidades de su entrecortada, ya carrasposa voz,  que estremece al llegar a unos agudos conmovedores haciendo que tiemble el pecho de cualquiera que tenga la bendición de poder escucharlo en vivo.  Así fue con la “Milonga del silencio”, primer tema que abrió el bloque del porteño. Luego “Coplas de amor y de sueño” una obra con letra de Teresa Parodi especialmente compuesta para el Bicentenatrio argentino y dedicado a las Madres de Plaza de Mayo; la chacarera “La asimétrica” y el valsesito “La Rosa Perenne”.

Con Jorge Fandermole nuevamente en el escenario, Carnota dedicó unos minutos para hablar de Hamlet Lima Quintana: “trabajé 4 años como guitarrista a su a lado, de él aprendí muchas cosas, aprendí sobre todo la palabra honestidad”. Con este preludio, los músicos interpretaron la “Zamba para no morir”, obra de Quintana que es un clásico en el cancionero popular argentino. El repertorio continuó con “Creciente de nueve lunas” canción del litoral, la chacarera “La torcida” y “Rumbo al algodón”, una letra de Raúl Junco que Carnota musicalizó en ritmo de chamamé.

Una pincelada de belleza para encantar aún más la noche del sábado la brindó Marcelo Stenta, el joven guitarrista rosarino que acompañó a los anfitriones durante todo el show y que confesó interesarse en el folklore luego de escuchar a Raúl Carnota, al que siempre consideró un “rockero”. Stenta interpretó y dedicó una obra de su autoría a Carnota, “Corazón de bombisto”,  inspirada en la manera percutiva que tiene Raúl de tocar la guitarra como si fuera un bombo.

Acerca del tema siguiente, Fandermole comentó que la tradición judeo cristiana reservó una significación ligada al pecado para la “serpiente”,  pero que una versión americana cuenta que “si una Yarará te picá sentís el dolor para toda tu vida y eso pasa con alguna mujeres”.  El guitarrista Stenta se metió a las mujeres del público en el bolsillo al agregar: “también puede haber Yararós”.  Y así sonó en la noche “Yarará” una versión que se destacó por el arreglo de voces de los tres.  Luego “Epitafio” y “Agua dulce”, que Fandermole dedicó a los poetas que, como él, abordaron la temática y la significación del río.

Los músicos anunciaron su despedida agradeciendo a sus representantes Alejandro Jueguen y Jorge Nacer por la concreción de este evento e interpretaron dos de sus grandes obras: la chacarera “Coplas sin luna” de Carnota y el huayno “Sueñero” de Fandermole.

Imposible un final sin bises para este encuentro que según sus protagonistas promete repetirse en el interior del país. Carnota presentó como “una de las maravillas de nuestra música” a “Oración del remanso” el tema más popular de Fandermole, canción que interpretaron Mercedes Sosa, Liliana Herrero, Peteco Carabajal, entre tantos. Pero el público quería más y los músicos coronaron la noche con  “Grito santiagueño” de Carnota, una obra que ya se ha ganado un lugar entre los clásicos del cancionero local.

El show de sábado estuvo iluminado por el talento y la calidez, por la sensibilidad y la experiencia de dos referentes, autores de algunos de los temas más bellos y versionados de nuestra música.  Las canciones de Carnota y Fandormole son de un presente continuo, son compañeras de un estado espiritual actual. Novedosas en lo rítmico, modernas en lo armónico y actuales en lo poético, así y todo uno no dudaría en decir que estas obras estás destinadas a permanecer por mucho tiempo en el cancionero popular argentino y americano. No estuvo mal haber esperado tanto este encuentro de dos artistas que por su madurez pueden entregar la belleza en su punto justo. Difícilmente podrá olvidarse.


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