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“Tal vez este grito desde las tinieblas,
reclame justicia en la luz que queda,
porque hay semillas, que están a la espera,
del malón dormido, que tu alma lleva...”
En la Tierra Calchaquí (danza indígena)
Valeria Esquivel
Apostar a un proyecto, a una idea. Venirse a Buenos Aires. Pelearla y salir airosos no es poca cosa. El grupo salteño Sumaimana (en quechua significa, consagración) se presentó en el Teatro Luz y Fuerza, Perú 823, el 10 de octubre de 2004. Con sonidos bien del norte argentino, autóctonos en su más pura esencia, plantaron en la Capital Federal una conciencia hacia lo pasado, y cómo podemos recordar ese pasado y reconfigurarlo para entender el presente.
N POCO DE HISTORIA
Como forma de presentación cuentan que “Sumaimana, nace como grupo musical de ritmos nativos hace dos años. Integrado por algunos descendientes de indígenas, de etnias como Qollana, Aimara, Wichí, Guaraní, Calchaquí, Diaguita tienen el fin de rescatar las diferentes expresiones musicales como así también los instrumentos de las culturas originarias que han habitado y actualmente habitan estos vastos territorios americanos. Esta propuesta musical requirió de un minucioso estudio de las costumbres de los pueblos que nos legaron nuestros abuelos y a través de las vivencias dentro de las comunidades encontramos la esencia ancestral que hoy se ven reflejadas en Sumaimana”.
Los integrantes de Sumaimana son: Valeria Esquivel (voz y vientos), Marisol José (voz y charango), Carlos Contreras (voz y guitarra), Matias Mamaní (bajo y danza), Gustavo Maza (vientos), Ismael Salva (guitarra y danza) y Diego Arselan (batería).
El grupo agrega: “Nuestro objetivo es rescatar los ritmos que han dado las grandes civilizaciones indígenas de estas tierras, como por ejemplo el Lonkomeo, Kaani (tehuelche y mapuche), Danza Araukana, el lamento o el canto de la ballena (canción Ona), Vidala Comparsera, Pim-Pim. De las culturas de la selva: Wichí, Toba, Chane, etc. y de la zona de valles y montañas: Chuntunqui, Huayno-Sikuri, Saya, Kaluyo, Tinku, k´ antu, taquirari, huayno, Kena-kena, tarqueada, sikuriada, lamento, tonada, baguala, vidala y tantas otras expresiones musicales indígenas que se fueron mestizando y que pertenecen a los aimaras y los incas, como así también sus instrumentos (de la familia de los aerófonos): Siku, zampoña, Toyo, quena, zanka, moxeño, tarka, alahuata y varias especies de flautillas en caña, arcilla o hueso”.
Valeria Esquivel es la compositora y autora de casi todos los temas del grupo. “Lleva muchas horas de investigación, de estudio, de visita a las comunidades y es complicado seguramente”, dice Esquivel con respecto a su trabajo.
Con respecto a lo musical completan: “hoy podemos, desde el arte, y teniendo en cuenta los tiempos en que vive la música actual, hemos incluido sonidos electrónicos en los arreglos musicales, priorizando los instrumentos y sonidos étnicos, como así también en las letras de las canciones, que además de cantarlas en castellano, las cantamos en idiomas nativos”.
También hubo momento para el baile con las vestimentas típicas indígenas. “Acá en Buenos Aires la gente lo recepciona diferente al espectáculo. Es como que en Salta esto se conoce un poco más, más allá de que es una propuesta nueva, y que todavía no hay ningún grupo muestre lo que estamos mostrando nosotros. El tema de las vestimentas, es como que la gente decía –Mirá que lindo- y no tenían idea de que era. Pero es más o menos parecido. La vestimenta pertenece a una comparsa, con la que salíamos con Ismael Salva (otro de los integrantes de Sumaimana) y lo trajimos. Nos animamos a traerlo. La vestimenta es algo moderno, con algunos cortes de tela modernos y unas costuras de tafeta. Lo armamos así, con raso, y colores muy llamativos con plumas. Creo que fue de agrado para todo el público que vino y creo que cayó bien todo esto. Fue un trabajo bastante arduo”.
“Próximamente tendremos el disco, que estamos trabajando duro para eso. Y bueno, seguir enseñándole a la gente, no se si enseñándole, pero explicándole de donde provenimos todos porque la cultura argentina está mezclada, pero su base está en lo indígena”, adelanta Ismael.
EL ORGANIZADOR
Pablo Gauna, fue el de la idea junto con los chicos de Sumaimana, de venirse a conocer el ambiente de Buenos Aires. Días y días, anduvo por varios medios, se conectó con mucha gente. Trabajó por el evento como el mejor y es un difusor permanente de la cultura salteña. “Es una gran alegría. Soy un gran amigo de los chicos y comparto con ellos este sentimiento por la música. Y por difundir ritmos autóctonos y de los pueblos originarios, además de compartir el canto del pueblo sufrido también y las verdades de nuestra tierra”.
POR PRIMERA VEZ EN BUENOS AIRES
Pasadas las ocho de la noche, del domingo 10 de octubre de 2004, sobre el escenario, del teatro Luz y Fuerza, Marcelo Jara comenzaba con la presentación del encuentro. Jara es uno de esos pocos periodistas que andan por el país, con el grabador a cuestas buscando novedades, buscando nuevas propuestas en el folklore y por supuesto, fomentando nuestra música popular argentina de raíz folklórica. Además, es conductor y productor de “Pregón del amanecer”, que va por AM 1550, LT 23 Radio Regional, de San Genaro, provincia de Santa Fe, los sábados de 6 a 8hs.
El primero en subir al escenario fue Daniel Carrizo. “Yo soy el tanque para los amigos. Muy contento por venir a Buenos Aires, y bueno, muy contento por todo lo que hicimos en este teatro y tengo todas las expectativas para seguir trabajando”. Con un repertorio fuerte, que incluyó El Olvidao (Garnica) y Gatito e´ las penas (Carnota), entre otros, agrega: “mi propuesta es tener un mensaje musical salteño, pero también recorriendo casi todo el país. Estoy por grabar un disco, así que vamos a tratar de implementar varios ritmos. Incluso algunos latinoamericanos también. La propuesta es un compromiso con la canción social, que es lo que me importa a mí en este caso. En Salta, tenemos la tendencia que es muy comercial como la nochera, pero no es difícil dedicarse a las canciones de protesta social. Hace poco se pudo ver una lucecita, de que la gente está necesitada de otras cosas. De música elaborada, de más poesía. Y a mi me gustan cantar cosas paisajísticas y con cosas sobre el amor también, pero no con el amor tan fácil, digamos. Mirándolo desde ese lado. Hay una pequeña rendija allá en Salta, sobre esto y es por ahí donde empezamos a empujar y hay un montón de gente que está comprometido con ese trabajo”.
Acerca del ambiente peñero en Salta, dice: “es muy fuerte. Se nota una necesidad de cambio para nuevas propuestas y nuevos mensajes. Justamente allá nos juntamos con el Chacho Echenique que es un referente único del folklore nacional, y nos vamos a estar juntando con él como estandarte de la vanguardia. Así que hay una propuesta interesante de juntarnos con él y empezar a trabajar y hacer todo este tipo de música. Espectáculos con propuestas y más trabajo porque en realidad, el músico es mal visto porque dicen que no trabaja pero lo que pasa, es verdad, hay cosas que no son tan trabajadas y hay que trabajarlas un poco más, tanto la música como la poesía”.
El segundo artista de la noche, fue el vallisto Sergio Reyes. “La experiencia es única. Es la primera vez que vengo a Buenos Aires. Es la ilusión sincera y real que tiene todo artista. Llegar a la gran ciudad trayendo esta propuesta mía de Salta, que investiga y trabaja sobre lo que es la cultura del Valle de Lerma, que es una cultura que está totalmente integrada a lo que es la cultura andina básicamente, junto con el Valle Calchaquí, donde está Cafayate y Cachi, por supuesto la zona de altura. Y, ¿qué es lo que estamos rescatando? Estamos rescatando lo que creemos que no está perdido, que por alguna razón, los medios de hoy en día, no se ocupan tanto de esto. Esto del arriero que todavía sigue estando, del