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Notas
CRÓNICA EXCLUSIVA

¡FELIZ CUMPLEAÑOS CUCHI!


03/10/2010

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El pianista, compositor y cantante Guillermo Klein estrenó su disco Domador de huellas integrado por piezas del recordado "Cuchi" Leguizamón al cumplirse 10 años de su muerte y su cumpleaños 93. La cita fue el pasado miércoles en el porteño Teatro IFT (Boulogne Sur Mer 549).

Junto al músico en piano y voz, su grupo, Base de Nave, quienes grabaron el álbum y participaron del recital: Richard Nant en trompeta y percusión; Juan Cruz de Urquiza en trompeta, Gustavo Musso en saxo tenor; Martín Pantyre en clarinete; Esteban Sehinkman en rhodes, Matías Méndez en bajo; Daniel "Pipi" Piazzolla en batería y Liliana Herrero fue la invitada.

Puntuales, los músicos comenzaron a acomodarse y a recibir los primeros generosos aplausos. Minutos más tarde, Klein, vestido de sport, camisa manga corta y jean, se sentó junto al piano. En ese clima distendido, el gesto preciso de Klein fue el impulsor para que el formato orquestal, con un marcado corte jazzístico, ataque con la canción “Coplas del regreso”.

Enseguida, la fiesta de estéticas cruzadas entre folklore y jazz continuaría con “Zamba para la viuda” y “Chacarera del zorrito” (en la introducción del tema, Klein pronunció palabras imitando  la tonada natural del Cuchi mientras hablaba).

El plácido y distendido clima siguió con “Zamba del carnaval”. “Mi idea es seguir tocando todo mi vida la música del Cuchi”, reflexionó con pasión Guillermo antes de darle lugar a “De solo estar” y “Maturana”.

Liliana Herrero pisó fuerte el escenario y le puso vino al controlado desborde de la experiencia instrumental que sucedía a sus espaldas. Antes manifestó su apoyo al reclamo que vienen haciendo cientos de músicos autoconvocados que le pide al gobierno porteño que se reglamente la Ley de régimen de concertación para la actividad musical. Por eso, gritó: "¡No al silencio musical. Sí a la música en vivo!".

Sumando su expresiva interpretación hicieron “Serenata del 900”. Del disco Los Guachos de Guillermo Kleim, hicieron “Brazadas” que resume en su letra el riesgo artístico al que alguna vez se enfrentó: “Ten valor…se libre…vení”. En ese juego de destreza y explosiones musicales permanentes, continuaron con “La Pomeña”.

Sin descomponer su gesto preciso y relajado, Guillermo anunció que en la sala estaba Delfín Leguizamón, el tercero de los cuatro hijos del músico. Entonces, Delfín subió al escenario para decir una poesía de su autoría que también figura en el sobrio arte del disco: "[...] Una huella es la marca que queda. La huella es una memoria que se guarda cifrada. Es necesario tocarla, meterse con ella, trabajarla para que nos arroje sólo un poco de su verdad. El Cuchi era un tierno domador de huellas".

Herrero dio otra muestra de sí con una sorprendente versión de “Cartas de amor que se queman” y “Se me va la voz", de Klein. Seguirían con “Carnavalito del duende” y ya como bis y hacia el final de un espectáculo breve y pegador, quedaría “La arenosa”. El público porteño bendijo aplaudiendo a rabiar y de pie el debut del disco y se acopló con total frenesí a esa ceremonia híbrida con futuro internacional asegurado. Folklore y jazz de exportación.


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