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La lluvia que tanto esperó el pueblo fue historia pero con calor generoso, sin llegar a sofocar, la segunda jornada del XIX Festival de La Salamanca reunió a un promedio de 10 mil personas que festejaron y bailaron al ritmo de Raly Barrionuevo, Dúo Coplanacu y Néstor Garnica.
Si bien la temperatura de la provincia santiagueña suele ser insoportable, los que brindan por los grados del termómetro son los puestos de bebidas que rodean la cancha del Club Sarmiento que salvan el año llenando vasos de plástico que, de a litros, no dejan de vender hasta que el punto final firme sin aclaraciones. Justamente anoche, la juventud fue la que llenó el predio y se sentía como un gran baile a cielo abierto, con morrales en el pasto con danza y bebidas en la sangre.
El paisaje del escenario no era el mismo a la primera noche, ya que en esta oportunidad, contaron con un telón que tenía una gigantografía de un amanecer fotografiado por el bandeño Jorge Lludgar.
A las 22.10, La Academia de la Chacarera le dejó a Edith Corpos la suerte de abrir la jornada que, tras su vestido bordó rojizo, regaló chacareras y gatos como “Me has de querer que no”, “Chacarera de un triste” y “La atamisqueña”, dándole espacio a la dulce voz de Valeria Díaz, que al estilo Tamara Castro, deslumbró con “Podrás” para continuar con “Veneno de pasión” y “Cristal fino” y haciendo bailar a los primeros desinhibidos con “Llorar, llorar”.
La provincia vecina de Tucumán también dijo presente y con su cultura más el toque santiagueño, Matacos dejó el clima para que La Yunta demuestre el crecimiento de años de trabajo con un sonido cambiado al acostumbrado, ya que de tres en escenario pasaron a ser siete, con fuerza, poncho al hombro y ritmo ideal para el Festival.
La música que pasa por el escenario Jacinto Piedra suele ser sobresaliente, en contraposición a la vestimenta, y así como se destacó el traje de Los Kijanos a la hora de tocar, también cabe destacar la increíble presencia de Mullieris, que además de un excelente y original desempeño, se presentaron con un vestido entreverado entre el verde musgo y el amarillo oro sin mangas, con una especie de vincha dorada triangulada al estilo de reina-princesa de alguna dinastía histórica.
Agradecidas de su tierra, rindieron tribuno a Leo Dan cantando “La alegría de mi pueblo” y “Santiago Querido”, siempre con su toque musical distinguido, de percusión, violín, guitarra y un gran trabajo de cánones y contracantos, como lo hicieron con “Añoranzas”, la cumbia “La pollera amarilla” y el cierre con “Suavemente”.
Marcelo Cayón y Daniel Damico le dieron el toque norteño a la noche con instrumentales como “El antigal” y “Takirari del regreso”, previo desempeño de la salteña Paola Arias, que llegó con una voz esplendorosa ganándose a los santiagueños con “Un verano cualquiera”, “Tocámelo una chacarera” y “Troja de amor”.
A esta hora de la madrugada, el pasto del Sarmiento estaba lleno de vasos y muchos más aún por llenar y por doquier, los jóvenes con aires de galanes, se arrimaban a quién tuviesen al lado para invitar a la danza, como las viejas persuasiones de conquistas bolicheras con el plus de Raly Barrionuevo, que ayudó cantando zambas y chacareras.
No fue Radio AM, lo que presentó aunque sí, parte de ese repertorio como “Zamba de usted” pero sin olvidarse de las canciones que lo consagraron como “Oye Marcos”, “Hasta Siempre” y “Niña luna”.
Y por si fuera poco, el único conjunto con asistencia perfecta en el festival, Dúo Coplanacu, estuvo una hora en el escenario, sin descansar, saciando todos los antojos de la juventud carnavalera, que a esa hora, tenían vino, cerveza y espuma en toda su entereza corporal.
“Mirando lejos” y “La mishky mota” fueron excelentes para empezar pero “Retiro al norte” siempre se lleva los créditos, por su melodía inspiradora como llevadera y sentida. “La flor azul” y el bis pedido por el público con “El escondido”, le dieron paso a la Fiesta del Violinero, encabezada por el local Néstor Garnica.
El hombre virtuoso del violín comenzó con una violencia musical que fue la ovación de esa madrugada con “La carbonera”, pegadito a “Mishquila”, “Ñan Arcaj” y “Desnudo y viejo”.
Las cerdas de su instrumento se desprendían fácilmente y más aún cuando “La manogasteña” hizo que sus dedos recorrieran la extensión del diapasón, especialmente en los afinados y difíciles agudos.
Con un cambio rotundo de ritmo, las parejas bailaron al ritmo de “Jilguero flores”, “Entra a mi hogar” y “Allá donde fui feliz” y Garnica se llevó en sus entrañas lo que con trabajo ha ganado: el aplauso interminable.
La noche cerró con el charango de Ramón Álvarez y el chamamé tradicional de Fibras del Litoral y en el día de la fecha, se espera la jornada fuerte de la edición con Los Manseros Santiagueños, Horacio Banegas, La Brasa, Dúo Orellana-Lucca y la actuación esperada de León Gieco.