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“En realidad era tan poco el espacio que tenía que hablé muy rápido y a veces uno no puede transferir en un lenguaje conceptual lo que quería decir. La música instrumental tiene un discurso tan complejo y tan rico como el de las palabras y que no hace falta que sea comprendido por entendidos, sino que lo único que hace falta es un poco de tiempo, tiempo lineal, donde la gente que viene desde las diez de la noche escuchando música cantada, en quince minutos no va a sacarse las palabras de la cabeza para empezar a escuchar qué discursos hay en la música y la palabra. Cuando hablo de tiempo, hablo de asimilación lenta, donde se necesita un tiempo, donde se acalle el diálogo y que el parloteo cese en nuestra cabeza y nos demos cuenta qué nos dice la música que tenemos para dar. Mi música necesita un desarrollo para poder entrar en ese universo y por ahí veinte minutos es muy poco tiempo. Tampoco necesito más de una hora, pero con treinta minutos, uno empieza a encontrar algunas cosas que no están dichas por palabras”, expresaba en conferencia de prensa el hombre nacido en Apóstoles, zona yerbatera y tealera del sur de la provincia de Misiones.
“No vengo a medir mucho. Hago un gran esfuerzo por venir a Cosquín, porque hagamos este festival y de alguna manera tengo ganas de aunque no coincida con un montón de cosas, vale la pena aportar lo que tengo para decir, en un contexto donde se supone que convergen muchas cosas que se comparten en este espacio, entonces igual vengo y hay cosas más hermosas y hay otras que siguen siendo las mismas de siempre. Tengo muchas ganas de estar aquí, estoy muy agradecido por estar”, contestaba a la pregunta de cómo vio el festival.
“Yo siento que la música del litoral sigue no teniendo un espacio en el cual poder mostrar toda su diversidad. La música del litoral no solamente es El Toro y un par de chamamés alegres que se puedan tocar en la madrugada, sino que es universo sumamente complejo, incluso de los más complejos de la música folklórica argentina. Y del cual se conoce muy poco. Cosquín debe ser un espacio donde la gente tenga oportunidad de conocerlo y no programarlo poniendo siempre lo mismo de ese universo. Creo que va un poco por ahí”, decía Spasiuk que el año pasado editó Pynandí, un disco con sonoridades del litoral y abierto a los sentidos. “De nuestra música lo que más rescato es la esperanza. Nuestra música tiene un montón de detalles, pero la esperanza es una cosa muy intensa que hay. Suceden un montón de cosas pero a la distancia, fuera de la Argentina y bien lejos, siento que la gente cree en la música de este país como algo esperanzador y creo que eso es algo que esencialmente tiene toda nuestra música folklórica y nativa”, hablaba sobre su música.
Hoy por hoy, la moda es repensarse de cara a los doscientos años que cumple la Revolución de Mayo. Al respecto, el Chango Spasiuk analiza: “no soy de hacer un balance ahora porque es el Bicentenario. Honestamente, creo que sería muy infantil ponernos a reflexionar en el Bicentenario, creo que uno tiene que reflexionar siempre, porque la vida es una cosa inmensa, misteriosa, y uno debería reflexionar primero el misterio de la vida y todo lo que lo rodea, sea el Bicentenario o no, pero a partir de eso y de ejercitar esa capacidad que tiene el ser humano de reflexionar, profundizar un montón de aspectos del hombre, entre ellos los doscientos años de la historia de un país y de cómo hemos elegido construir nuestra sociedad a lo largo de todos estos años”.
No hay una definición certera de su música. Solo hay que escucharlo y tratar de entender que dicen nuestros sentimientos. Imposible que nos explique su arte, pero si nos puede orientar para entenderlo un poco más: “no pienso. Pienso pero no es solamente un trabajo intelectual. Pienso como rodearme de la mayor cantidad de elementos que puedan estar cerca de lo que siento y construyo mi mundo sonoro alrededor de eso, de algo que me hace sonreír. No de reírme y de entretenerme como si fuese un programa de televisión de los que conocemos sino de sonreír con la sensación de que hay algo que te da de comer sin comer. Algo que te alimenta a vos. De lo que realmente podes hablar de la música es muy pequeño, podes hablar de la superficie, de acordes, de ritmos, de elementos más eléctricos o más acústicos, de lo que has adquirido a lo largo del camino y aprendido y en función de eso seguir construyendo algo. Pero todo eso es muy en la superficie, pero lo más importante es el sabor, como puede hablar uno del sabor, hay que sentirlo. Entonces desde ese sabor, es desde donde yo construyo mi música. El primer tema del concierto, se llama El Camino, que no es un chamamé, ni es un rasguido doble y son todas esas músicas dentro de algo. ¿Cómo uno llega a esa forma? No sé pero trabajando, por prueba y error todo el tiempo. Pero es el lugar desde yo vengo, porque de alguna manera me conecta con el paisaje que yo vengo y con quien yo tengo en ese lugar. Creo que estoy más cerca de ese sabor, antes en los otros discos no llegaba a conseguir eso, gracias a esos intentos, inclusive los que no han dado buenos resultados, pude llegar a otros que están más cerca de mi búsqueda. Son muchas cosas que están relacionadas con mi manera de vivir, no puedo separar mi manera de vivir de la música y mi música de hacer un programa de televisión, todos son aspectos que me expresan a mí de alguna manera"