“Soy un músico que ama lo que hace, y para mi tocar la guitarra es como tener un dedo más en la mano. Forma parte de mí y si nacería de nuevo, volvería a tocar la guitarra. Siempre digo, que si tuviera una cita con la guitarra, siempre llegaría tarde. Mi relación con la guitarra es esa. Y con la música, el amor y la entrega”, se explayaba Luis Salinas en conferencia de prensa.
El hombre caminaba por las calles de Cosquín. Jugaba al pool con su hijo. Distendido saludaba a todos y a la pregunta sobre por qué es tan sencillo siendo uno de los mejores guitarristas del mundo, respondió: “Mi vieja, que ya no la tengo, que se fue muy joven a los 61 años, la enseñanza que me dejó es que primero está la persona y después lo que hagas. Nunca hay que olvidarse de la persona”.
Con un repertorio que recorrió con gatos, chacareras y una especial interpretación de "Alfonsina y el mar", en homenaje a Mercedes Sosa (Cosquín fue el escenario que los vio juntos por primera vez), Salinas fue ovacionado. “Siempre digo que si uno no sabe de donde viene, no sabe para dónde va. Es muy importante volver y estar siempre en las raíces de uno para después crecer, con otras cosas, otras culturas, a mi me gusta el concepto del jazz sobre diferentes ritmos pero primero están nuestros ritmos, está nuestro lugar, nuestro idioma, eso también me ha ayudado en mi carrera cuando toco jazz porque de pronto cuando toco, me sale una frase de un tango o de una zamba, entonces eso siempre está conmigo. Cuando puedo doy un paso y no pienso mucho en el dinero, sino en ir a los lugares para empaparme de todo eso”, habla como respirando.
La presentación de Luis Salinas fue una de las más altas expresiones de sensibilidad artística de las lunas coscoínas y sus maestros dice: “Fueron Dino Saluzzi, Hugo Díaz por decirte uno de los que más admiro. Ellos improvisaban todo el tiempo, cuando fraseaban la melodía. Y después esas cosas que hacía el Chango Farías Gómez hace muchos años, El Chango y sus amigos, que armaba una zapada, como dicen los rockeros, jazzeros increíbles del folklore, que por ahí no fueron muy difundidos, pero el concepto de la improvisación siempre estuvo. Frasear el tema e improvisar sobre él”, decía Luis mientras que el festival continuaba.
“Yo creo que por ejemplo en España, el español es muy especial porque mantiene sus raíces y de ahí se van al jazz. Pero mezclan cositas rítmicas de ellos y después los jazzeros empiezan a usar las formas de los gitanos para hacerlas en forma de jazz. Creo que nuestra música es tan variada, es tan rica, cada lugar tiene diferentes ritmos y formas que podríamos estar toda la noche hablando de los diferentes ritmos que tenemos en cada lugar. Cuando viene un músico de afuera y empieza a escuchar las diferentes formas de tocar una chacarera, una zamba o una baguala, después quieren estudiar esas cosas. Tenemos una variedad más grande que los cubanos o los brasileros y los mismos norteamericanos rítmicamente. Que por ahí el mundo conoce determinados artistas pero no la cultura general nuestra. Por ahí se conoce a Atahualpa, a Mercedes, pero no hay un movimiento folklórico en el mundo, como lo hay con el tango, por ejemplo, si hubiese eso, yo creo que muchos músicos del mundo quisieran tocar folklore. Yo soy un convencido de eso. Cada vez que he tocado música folklórica en el mundo me preguntan cómo es eso, y yo les hablo de Cosquín, que vengan para acá, es la música más rica del mundo”, completaba su charla Luis Salinas frente a una veintena de periodistas.
Nota: Diego Vàzquez Comisarenco
Foto: Santiago Lofeudo