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Capital Federal fue guitarra, bombo y violín
El dúo Coplanacu hizo que los porteños y no porteños que presenciaron la séptima jornada del quinto encuentro de músicas de provincia, que está organizado por la Dirección de Música del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, sintieran lo que es el folklore en su esencia. No es común verlos en una actuación en Buenos Aires. Menos en Capital Federal. Son muy pocas las ocasiones en que el público de esta ciudad impresionante los puede ver y sentir. Con ellos se produce un encuentro realmente único. Los copla tienen un código muy fuerte. Tal vez no se lo pueda llamar código, sino simplemente una relación muy fuerte con el público de donde sea. No existe nadie en la Argentina que diga que “los copla” no le generan nada. Al verlos, uno ya los siente. Mirando hacia el alrededor uno puede ver que no está sólo. Siempre tiene miles de personas que esperan lo mismo que uno: envolverse en la MAGIA COPLANACU.
“Esto de cantar es algo maravilloso que nos ha tocado en la vida y lo agradecemos a cada momento de todos los días. Uno lo disfruta a cada momento, esto de estar aquí y compartir con ustedes. Con Andrea (Leguizamón, en violín) y Roberto (Cantos, en guitarra y voz), somos tres personitas nomás, que estamos recibiendo todo esto de ustedes y hay veces que llegamos y no vemos, por la fusiladora que tenemos de los viajes y el realmente, el subir acá arriba por ustedes, nos pone las pilas para cantar y nos da fuerzas para seguir. Y creo que esto le pasa a todos los músicos y a toda la gente que trabaja para este encuentro de músicas de provincias. Que este año lo festejamos con bombos y platillos, que este apoyado también por la parte oficial, pero los changos la vienen peleando hace rato a pulmón, así que un aplauso fuerte... la verdad es que estábamos viendo la programación y es de lujo, con todos los músicos que van a pasar y ya han pasado. Nosotros vamos a ir cumpliendo con esto de que hemos arreglado aquí, de cantar cinco horas, nomás (risas), ehh, han creído!! (risas). Les agradecemos a los padres que han traído a los changuitos, recién había uno que se le estaba quebrando el espinazo ahí arriba (risas), le agradezco también a mi hermana que me vino a ver mil quinientas veces, y han un montón de amigos que nos vemos siempre. También hay cebadores de mate, que nos acompañan, que nos hacen regalitos. Muchísimas gracias a ustedes, desde el alma. En serio”, decía Julio Paz, el bombisto y la otra voz del grupo.
El Espacio Cultural Julián Centeya, estaba totalmente colmado. A un costado, contra la pared, en un rincón un grupo de chicos y chicas, bailaban gatos, chacareras, escondidos y zambas. Muchos mates iban y venían. Algunas personas, nada improvisadas, reposeras en mano se iban acomodando entre la multitud. Un gran porcentaje del público eran adolescentes, fanáticos de Los Copla que gritaban saludos, mensajes y palabras de aliento para los santiagueños.
Con temas clásicos del repertorio de los copla, como “Alma Challuera”, “Escondido de la alabanza”, “Camino a telares”, “Adiós Tucumán”, “La Amorosa”, entre otras, la gente pegaba suspiros y gritos cuando los primeros acordes empezaban a expandirse. El tema más pedido fue “Peregrinos”, donde el público tiene una participación muy importante. Con un código especial, como son los aplausos, la gente hacia los ritmos de la canción para que Roberto, Julio y Andrea, les regalen esa emoción. Y fue nomás. Increíble. Impactante. Todos cantando “Peregrinos”. Más de una hora y media de espectáculo, casi que alcanzó para que los asistentes a este recital descargaran sus energías bailando y cantando lo más profundo de nuestro cancionero popular argentino.
ABAJO DEL ESCENARIO
“Los espacios gratuitos que se procuran desde el oficialismo, fundamentalmente, nos parecen que tienen una dignidad extra por cuanto uno puede, de la manera más pura, devolverle a la gente el cariño fundamentalmente. Uno puede responsabilizarse por la música que hace, y darle a la gente y compartir, ese espacio público. En los lugares donde la gente no paga entrada, la música es como más pública también, ¿no?. La música es como que pertenece más a todos. Hay una sensación, por lo menos en nosotros de que es más fácil comunicarse. Cuando no hay el sacrificio de comprar la entrada, cuando no hay la imposibilidad de poder comprarla, cuando uno hay esa expectativa o esa presión, entradas vendidas o no, cuando uno está limpio de todo eso, está un poco más limpio”, comentaba Roberto Cantos, luego del espectáculo.
El Dúo Coplanacu siempre está ahí. En todo el país, haciendo vibrar las miles de almas folklóricas y no folklóricas que habitan nuestro suelo. “Nosotros estamos muy felices por el espacio que estamos ocupando. Estamos muy felices por el camino que estamos caminando. No hemos llegado todavía a ninguna parte. Esto de hacer música y de ser un cantor popular, es un camino que no se termina nunca por suerte. Digamos, las metas de la fama y el cumplir tal meta, o lograr grabar un disco o vender tantos discos, es bastante etéreo. Es bastante fehaciente, digamos. El camino del ser músico popular es mucho más que eso y nosotros nos sentimos mucho más felices desde el momento mismo en que nos sentimos partes de este camino. Somos caminadores de este camino, y que ese es nuestro momento que es mejor y con eso somos muy felices”, agrega Roberto Cantos, el guitarrista del grupo y compositor de varios de los temas que componen el repertorio mágico de los Copla.
“Yo creo que cualquier músico es mejor en vivo, porque es una cosa mucho más completa. En realidad un disco es un documento, es un formato que si uno lo analiza digamos objetivamente e íntimamente es una cosa muy loca un disco. Es muy raro. La música es una cosa muy loca. Si uno se pone a ver de qué se trata. Obviamente cuando es en vivo, está la obra del músico puesta con el músico mismo, entonces, es como que se completa mejor. Ahora, escuchar un disco lindo en tu casa, en un momento íntimo tranquilo y feliz también es una cosa muy especial, ¿no?”, expresaba Cantos, acerca de la diferencia entre la producción discográfica y el vivo.
A no desesperar. Los Copla, vuelven a Buenos Aires antes de fin de año. Es más, en veinte días están de vuelta. Roberto cuenta donde: “en La Trastienda el 12 y 13 de noviembre. Es un lugar que nosotros queremos muchísimo. Nos ha dado a nosotros la satisfacción hermosísima de encontrarnos intensamente con los porteños. Y bueno, muy contentos vamos a plantear parte de un repertorio nuevo que estamos trabajando y los temas que la gente siempre pide. Así que esperemos poder encontrarnos felizmente, como ha sido siempre en La Trastienda”.
El arte del canto no es menor y Roberto, así opina: “el rol que juega siempre y son muchos roles. Digamos, la música o una canción que hable de una historia o que hable de un paisaje, que hable del hombre formando parte de ese paisaje, siempre va a ser un gran apoyo para cualquier caminante, para cualquier luchador, para cualquier persona que quiera andar por la vida dignamente. Creo que la música, o una canción, dignifica, aún ese camino. Y ese es el rol de las canciones y es el pequeño rol de uno: ser instrumento para eso”.
LA DUEÑA DEL VIOLÍN
“El violín a los Copla, les aporta un timbre diferente, otro color musical y a esta altura, hace que el sonido de los Copla, sea parte de ese sonido característico. Suma cosas”, dice Andrea Leguizamón, la encargada de marcar los pulsos de las interpretaciones con ese instrumento tan noble, que don Sixto Palavecino sabe acunar como el mejor.
Los músicos, ¿llegan a Buenos Aires con algún preconcepto de nuestra ciudad? Andrea dice: “es innegable que hay como un miedito cuando venís a Buenos Aires, por primera vez. Esto fue hace cinco años más o menos. Las primeras actuaciones importantes en lugares como La Trastienda que eran emblemáticos para nosotros desde el interior, en donde siempre ha habido músicos del mundo y es un lugar muy impor