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Notas
ENTREVISTA

"SOY UN TRABAJADOR EN LA COSECHA DE LA VIDA”


04/01/2010

Vistas : 1980

RECORDAR


Si de referentes y pilares de la cultura popular se habla, el misionero Ramón Ayala se posiciona entre los lugares más exclusivos de tal rama. Por eso, FolkloreCLUB se acercó a la casa del “Mensú” para conocer las anécdotas de su vida y sus diferentes facetas, como músico, escritor, viajero y pintor.

Ramón Ayala tiene un mundo diferente en su casa, un hábitat cubierto de pinturas de paisajes con personas tras los colores vivos de su Misiones, tiene reconocimientos en las paredes y sueños al lado de la cama, como unas 15 libretitas llenas de escritos y poemas que transcribe en sus sueños o al momento de despertar. Además, tiene al lado de ese paisaje, su bella guitarra criolla de diez cuerdas, única e irrepetible. 

Y no es sólo eso, tiene el tiempo contado, porque el descanso no entra en su persona, ya que en todo momento va creando: “Perdón por la tardanza, es que estaba en la computadora desde temprano terminando un libro llamado 'Las Historias de la abuela' o 'La Guerra grande'…”, saluda el artista y continúa: “En la vida hay que ser un sacerdote de las cosas y del arte, todos los días de mi vida ejerzo la misa de la creación”.

¿Cómo describiría su provincia a partir de las cosas que le dio?

-Mirá, yo tengo incorporado colores, formas, sonidos de la selva, el rojo de los caminos, misterios del monte que, le pese a mi, viajan con uno y aparecen en cualquier momento, Por eso es que yo pinto, similar al paisaje, diez cuadros ahora si querés, y todos ellos son Misiones. Cuando se tiene el virus de la invención y el sabor de las cosas de tu propia tierra, eso se trasunta en la música, en el ritmo y en el color.

En cuando al Ramón Ayala Pintor, inauguró el 8 de octubre del año pasado una muestra en la sede central del Club Boca Juniors y ocho días después, en la Universidad Nacional de Quilmes que terminó con un recital: “Es un reconocimiento a lo original de la obra y a lo importante que se puede hacer en cuanto al asombro que se provoca en la gente, ya que encuentran a un pintor cuando siempre encontraban a un hombre con guitarra.

¿Cómo explicaría su facultad de autodidacta?

-Es una facultad por necesidad pero bebiendo de los grandes maestros, internándose psicológicamente en la vida de pintores como Monet, Matisse, Van Gogh, Gauguin o Cézanne, el padre de la época moderna que le dio contención al Impresionismo…Yo me aferro a ello, por eso mi pintura se relaciona con el cubismo y con el figurativismo, una pintura con cielos abstractos con figuras que lo anclan y le dan realidad.

¿Cómo impacta la gente con esta faceta?

-Se asombran, primero por el color, es un ser como un caballo brioso que si sabe que le tenés miedo, te voltea, pero el color también, si vos ponés un color rojo puro en el vestido de una mujer en la selva y con un cielo con concomitancias, tenés que sostenerlo. Falta el equilibrio de la potencia colorística.

¿De dónde surge esta necesidad de pintar?

-Nace con uno, vos la descubrís nomás. Todos saben que son algo pero están muertos porque falta el hallazgo, el desarrollo de eso. Hay que buscarse a sí mismo en la vida ya que la naturaleza nos pone una brújula para meternos en los misterios del propio ser, ahora si no lo hacés sos ciego o indiferente, lo que significa estar negado para esa capacidad de asombro. Cuando uno descubre lo que verdaderamente sos, te das cuenta de la magnitud de la persona.

Esta relación que tiene con la cultura ¿Cómo la expresó primeramente, con la música, con la guitarra, con la poesía?

-Yo fui un romántico siempre, un tipo esperanzado, pero primeramente yo de chico tenía inclinaciones por el dibujo.

¿Cuando se vino a vivir a Buenos Aires?

-De chiquito cuando murió mi padre a los 7 u 8 años en el Hospital Madariaga de Villa Urquiza, en Misiones. Mi madre quedó ahí en una casa antigua con un pombero.

Vivió en Dock Sud, en un conventillo de chapa, madera y hollín y ahora vive en San Telmo pero su estadía original es el cielo ya que es quién más lo disfruta cuando se va de un país a otro llevando cultura y adoptando otras, como Cuba, cuando conoció al Dr. Ernesto “Che” Guevara mientras descubrió uno de sus himnos, “El Mensú” -cosechero de la yerba mate-, en una guitarra caribeña: “El secretario de él me decía que cantaban en los fogones de Sierra Maestra el Mensú. Y pienso que fue porque es una canción libertaria, denunciante de las atrocidades y propiciante de un futuro”, explicó Ayala.

Estuvo en México, España, Italia, Suecia, Dinamarca, Francia, Turquía, Uganda, el Medio Oriente, Tanzania, El líbano, Irak, Kenia, por nombrar un pequeño puñado.

Se habló de historia, de las leyendas, de la música y su teoría; decoró el poema 20 de Pablo Neruda que recorrió continentes como América, Europa y Africa y tiene otras obras en conjunto con el poeta chileno y con el cubano Nicolás Guillén.

Compuso himnos del cancionero popular como “El Mensú”, “El Cachapecero”, “El cosechero”, “El Jangadero”, “Posadeña linda”, “Canto al río Uruguay”, “El Gualambao”, “Homenaje a Atahualpa”, entre otras.

Ramón Ayala es un poeta también y la escritura ha concretado una asociación necesaria para plasmar los minutos lleno de vida, sin aproximarse jamás al vacío de la quietud, por eso hay libros como  “Confesiones a partir de una casa asombrada”, próximamente a editar en Misiones, siguiendo el camino de las palabras que necesitan decir sobre años de huellas y soles. Además se vendrán “Génesis del Gualambao”  y “Juan de los Caminos”. La Universidad de Misiones editó sus libros “Cuentos de Tierra Roja” y “Canciones, poemas y dibujos”. El Mensú es un creador innato y con “Las historias de la abuela" o "La guerra grande” -toda la guerra de la Triple Alianza pasada a un inmenso poema- demuestra el increíble riesgo que saber del éxito de la pluma.

¿Cómo surgió la posibilidad de escribir sobre esto?

-Yo soy consecuencia de esta Triple Alianza. Mi madre fue hija de un señor que huyó, Morel se llamaba, que a su vez tenía un padre -mi bisabuelo- que murió en la trinchera del mariscal lopez. Y su hijo -mi abuelo- huyó herido de bala, cruzo el Paraná en una chalana y terminaron en Corrientes. Ahí se ins


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