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Por primera vez en la historia argentina, el culto que realizan los pueblos andinos a la Pachamama, Madre Tierra, a miles de kilómetros de la Capital Federal, se realizó en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación. Un erke sonaba fuertemente en el gran salón. Los asistentes, con sus ojos brillosos, no le perdían ningún sonido. Mientras, frente al escenario, una delegación llegada exclusivamente desde Jujuy, preparaba los elementos para la ofrenda a la Madre Tierra y sahumaba el ambiente. En primera fila, el vicepresidente de la Nación y Presidente del Honorable Congreso de la Nación, el señor Daniel Scioli, seguía detalle a detalle, los pasos de la ceremonia de agradecimiento y bendición a la Pachamama. El señor vicegobernador de la provincia de Jujuy, Walter Barrionuevo, hacia lo propio. La diputada nacional Sra. Liliana Fellner, la Sra. Mónica Arancio, el Sr. Gerardo Morales, y varios legisladores nacionales de Jujuy acompañaban la fila de organizadores e invitados de honor que el evento marcaba, sumado a gran cantidad de invitados especiales.
El Himno Nacional argentino era entonado por las cientos de personas que hicieron presentes en el Congreso Nacional y colmaron los pasillos. La música del himno fue particularmente realizada con un charango, una guitarra, un bombo y una caja. Instrumentos todos, representativos de la región norteña de la República Argentina. En la voz Tomás Lipán. En el acompañamiento musical el maestro Ricardo Vilca y sus amigos.
“Después del sahumerio, lo que hacemos a continuación es darle de comer a la madre tierra, pero no como una cosa folclórica sino como parte de nuestra religión andina que se le da la comida, la bebida y la persona que participa, fuma un poquito el cigarro y lo deja al lado de la tierra y también le echa un poquito de coca. Este ritual, para nosotros, los indígenas, es algo muy importante, y por primera vez llega al Congreso de la Nación”, decía uno de los anfitriones.
“El homenaje o la veneración a la Pachamama es algo que yo he vivido desde niño, mi papá, mi mamá, mi casa, mi hogar, mi Purmamarca era una cosa habitual porque todos los días mis padres veneraban a la Pachamama. Yo me crié con este ejemplo, con este sentimiento, con ésta veneración a la Madre Tierra que nos da todo para la subsistencia. Creo que los habitantes de aquel entonces, no vivían de un sueldo. Solamente del trabajo. El hombre trabajaba la tierra y la mujer pasteaba cabras. De ahí teníamos la leche y la carne, y la lana de las ovejas para el vestido. Y por ejemplo, en Purmamarca, todo lo que uno siembra da frutos. Menos los citrus. O sea que mi papá labraba la tierra y nos daba el maíz, el trigo, la papa, todo lo que es la verdura: la zanahoria, la remolacha, el tomate, la manzana, el durazno. Todo. Menos los citrus todo. Entonces, como no agradecer a la madre tierra que nos daba de comer. Es un agradecimiento eterno. Y el primero de agosto, es el cumpleaños de la madre tierra, donde se hace una comida especial para darle a la madre tierra, la Tijtincha: es una comida en base a lo mejor que uno cosecha durante el año. El mejor trigo, el mejor maíz, todo se va guardando. Uno va cosechando. Todo lo que uno ve que es mejor no se vende. Y se lo come. Eso se guarda para devolverlo y brindarlo a la Pachamama como un agradecimiento de lo que ella nos ha dado. Esa comida se llama Tijtincha. Por ejemplo, el maíz, la papá. Todo seco. Y necesitan un largo período de cocción en ollas de barro. Todo lo seco se cocina y es una comida riquísima que primero se da a la tierra como un gran banquete, y después comemos nosotros y le cantamos a la Madre Tierra”, cuenta emocionado Tomás Lipán. Y agrega: “son rituales que hemos heredado. Cuando llega el primero de agosto, toda la comunidad viene preparándose para darle de comer a la tierra”. Lipán fue uno de los músicos que se encargó de darle color a la tarde del festejo en medio del Salón de los Pasos Perdidos, del Congreso de la Nación. Uno de los momentos más ovacionados de su presentación fue cuando canto una de las canciones más clásicas y pedidas de su repertorio “Me gusta Jujuy cuando llueve”. A este clásico de Tomás, le siguió un repertorio de carnavalitos y zambas.
El conductor de los festejos fue el Sr. Fernando Calvetti, director de LRA 22 Radio Nacional San Salvador de Jujuy y esto comentaba: “es un momento particular, como jujeño, como miembro del norte argentino, que pertenecemos a una cultura que tiene historia mucho antes del descubrimiento de América, somos muy respetuosos de nuestras costumbres y de nuestras tradiciones y les aseguro que hoy ha latido el corazón de todos los jujeños a través de la cadena nacional junto a Radio Nacional Folklórica, yo diría, excediendo todo límite previsible que es lo que la emoción muchas veces te pone límites. Yo creo que hemos vivido una jornada maravillosa y esperemos que se repita el año que viene”.
Este evento importantísimo fue transmitido a través de la cadena celeste y blanca de emisoras argentinas y Radio Nacional Folklórica para todo el país.
Choque Vilca escribió acerca de la Quebrada de Humahuaca: “allá donde la arena inmaculada curva su vientre bajo un sol de fuego, allá muy lejos donde nace el río del umbral de la rosa de los vientos, allá en la Puna donde el iris manso de las llamas recoge en sus abismos la soledad del páramo y del hombre, allá muy lejos donde crece el río, allá nace del músculo del Inti, el curvo trazo que marcó su lanza, allá nace del lagrimal del viento, todo el llanto de América inmolada. Largo hachazo, bien de las tormentas, reclinatorio de la testa incaica, ruta del viento que anuda continentes, callejón de la sangre americana, féretro azul de agosta simetría devastada quietud, del capricornio, por tus senos pasaron mil legiones, desde el sur al septentrión del territorio...”
Otro de los músicos que han dado color a la tarde en el Congreso fue el maestro jujeño Ricardo Vilca. Esto decía: “es emocionante poder estar en el Congreso, más en este Salón de los Pasos Perdidos y mostrar todo lo que es nuestra identidad, nuestras costumbres y sobre todo en este mes de agosto, que es la Pachamama. Nosotros tenemos mucho respeto por la tierra y tal es así que durante todo el mes de agosto, ofrendamos todo lo que la tierra nos da. O sea el fruto de la tierra, que en este caso sería el maíz, la papa, y la carne también, pero disecada: hecha Charqui, carne de cordero. O sea, todo hervido. Y lo han hecho nuestros abuelos y mostrarlo aquí en Buenos Aires difundido para todo el país, para mí ha sido un gran honor”. Al maestro jujeño es imposible no consultarlo sobre la música de su región y al respecto dice: “Jujuy ha tenido buenos músicos pero no hay tenido la difusión que se merecen. Tal es así que, desde acá poder mostrar todo lo que hacemos, junto a Tomás Lipán, que el ya es más conocido y es más difundido y con él juntamos fuerza, juntamos a los músicos de allá para que se vengan a Buenos Aires y bueno, para que hagan conocer su música”. Vilca completa: “la gente por suerte en Jujuy, se puede mantener gracias a lo que tiene, a su sembrado, a su cosecha, y ha sus animales, que ellos mismos pueden vivir de eso. No se nota mucho la pobreza. La gente allá vive feliz y ama esas cosas. O sea, salvo, donde se concentran, en la ciudad, ahí es donde se sufre más. En Jujuy, en los barrios, hay mucha gente que se viene dejando su tierra, teniendo con que vivir, busca la modernidad y se va a la ciudad a sufrir más todavía, ¿no? Y a eso hay que también concientizar, sobre todo en las escuelas. Que el chico pueda mostrar y valorar su
cultura. Ahí está la parte mala de la difusión digamos. Porque hoy en el día vemos mucha música comercial que al chico le hace confundir y en realidad teniendo todas esas cosas en sus manos, no las puede valorizar”.
Para cerrar el espectacular marco de la ceremonia a la Madre Tierra, se expusieron en un salón contiguo al de los Paso