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El primer disco de Matías Pozo lleva el nombre de Almarretratos y fue presentado el pasado jueves 3 de diciembre en Buenos Aires en Mediterránea Espacio de Arte.
El espectáculo de esa noche revivió las escenas y los encuentros, los viajes y los caminos recorridos desde la música y la poesía por este joven compositor que llegó al escenario acompañado por sus músicos, una murga uruguaya y varios invitados, entre ellos Nito Mestre.
El disco Almarretratos acaba de ser editado después de un año y medio de trabajo con la producción artística y musical de Claudio Solino y la producción general de Pamela Gowland para Defacet Group. Junto a Matías Pozo participan más de veinte músicos, entre ellos Verónica Condomí, Nito Mestre, Leandro Caccioni, Sebastián Castro, Martin Boffi, Lucas Helguero, Horacio Cacolliris, Mariano Ábalo, Julia Lascano, Gabriel Santos, entre otros.
Son doce temas, la mayoría composiciones propias, que Matías define como retratos de su alma en el momento en que escribió cada canción. Es la semilla que se abrió y echó raíz, la que éste jóven artista supo germinar en el camino por la vida, desde la música y la palabra; es un encuentro con sus puntos de vista, reflexiones, pensamientos, emociones, es el aire nuevo que viene a convidar.
Escuchar el disco es viajar por las sonoridades de la música popular argentina, encontrarse con Brasil de rato en rato y cruzar el Río de la Plata para llegar a Uruguay.
“La verdad que era una gran pregunta que tenia de qué iba a pasar cuando lo tenga en la mano y es una gran emoción porque es algo que si bien tiene un año y medio de laburo, lleva años en la cabeza dando vueltas y viendo como ponerlo en palabras y en músicas”, cuenta Matías.
“Si miro el disco y lo escucho encuentro toda la música y la poesía que escuché y vi en los últimos diez años, desde lo mas roquero de mi adolescencia pasando por el folklore y el tango en una etapa de conocimiento musical y personal, hasta llegar al candombe y la música brasilera que es lo que por ahí hoy mas tiene que ver con el disco”.
“Hay mucho viaje, de recuerdo y de mucha gente, de amigos y de lindos momentos con la música también, creo que eso es lo más importante, básicamente la emoción. El disco como que se termino de armar con la influencia de la música uruguaya que tiene una cuestión muy nostálgica de imágenes, a veces algo de tristeza también pero una alegría que sale del cuerpo y del ritmo uruguayo que creo que termina de armar este Almarretratos”.
Cabe destacar aquí el aporte de Jesús Fernández, director vocal de murga uruguaya, que supo disponer desde las voces el escenario para ese viaje a Uruguay que también propone el disco.
A los 17 años Matías Pozo terminó el colegio secundario y empezó a estudiar guitarra con Matías Cifuentes. “Creo que el momento donde me di cuenta por donde pasaba mi música fue cuando lo conocí a Matías y me empezó a hablar del tango y del folklore que me llevaron por lugares que nunca hubiera pensado que existían”. De ahí pase a la Escuela de Música Popular de Avellaneda y terminé una tecnicatura en la Escuela de Música de Buenos Aires. Pero creo que después de un poco de estudio lo que floreció fue otra cosa, que no tiene que ver con el estudio sino que tiene que ver con la música misma, y por eso creo que esta el disco también”, asegura Pozo.
Matías nos cuenta que su relación con la música y lo que le pasaba con ella de alguna manera se convirtió en una obsesión, en un “buscar hasta encontrar”. “El primer viaje que me pegue con la música fue con una versión de Pedro Aznar de la Pomeña, que yo tenia que estudiar para entrar al conservatorio y no sabia ni quien era el Cuchi Leguizamon, sabia que Pedro Aznar era de Seru Giran y nada mas. A partir de ahí también empezó un viaje con el folklore argentino específicamente. Sobre todo con el Cuchi Leguizamon y Salta”.
¿Qué hay de Salta, del Cuchi y del folklore en el disco?
- De alguna manera, todo. A partir de que conocí al Cuchi Leguizamon creo que empecé a entender a la canción como una cosa distinta a la que yo tenía en la cabeza. Como que de tanto escuchar al folklore, al Cuchi, cosas de tango, de música brasilera, se me armó un formato de canción en la cabeza que creo que esta bastante claro. Nada más que la suma de todo eso se me mezcló un poco y así esta el disco también. No es folklore, no es tango, no es rock, no es música brasilera pero esta todo me parece..., hecho canción.
“A nivel literario también. A mi me gusta mucho leer poesía, y uno de los poetas que me partió al medio fue Manuel Castilla y sobre todo los autores de las canciones. Las letras de las canciones es algo que yo hace muchos años que leo. Además de escucharlas las leo y eso también se me metió un poco en la piel creo. Está bueno hacer hincapié en esto, porque a veces uno siendo de Capital le gusta el folklore del interior, o siendo de Buenos Aires en el año 2009 le gusta el tango y uno cree que tiene que tener siempre una raíz para hacer algo, y yo creo que mi raíz y la de este disco es lo que yo fui encontrando en el camino. Y me encontré con música de Salta sin tener a nadie allá, sin haber conocido Salta antes. Creo que mi raíz es esa, un poco el Cuchi Leguizamón, un poco Mansi, Spinetta, Charly Garcia, creo que a esta altura de la vida es lo mismo, la raíz un poco la va armando uno también”, afirma Pozo.
El nombre Almarretratos tiene que ver con el arte del disco que reúne una serie de fotografías de Pablo Garber, cuya técnica, en plena oscuridad, deja el lente de la maquina de fotos abierto y con una linterna ilumina el cuerpo. La foto toma solo la parte iluminada durante esos minutos que el lente estuvo abierto. “Pamela Gowland me contacto con él y decidimos ponerle este nombre que era tan significativo para mi porque cada canción es como un retrato de mi alma en ese momento en que escribí la canción. Las fotos fueron tomadas en un teatro a oscuras y creo que cuando uno ve el arte del disco, la energía de un teatro esta puesta ahí y uno se da cuenta de que hay un teatro detrás”.
¿De las enseñanzas que recibiste hasta ahora, cuales sentís que marcaron tu camino?
- Primero están las de mis viejos, esas estuvieron siempre así que de ellos vienen muchas cosas, quizás hasta las que no sé que tengo vienen de ellos.