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El viernes 27 de noviembre en el Teatro Metropolitan, Teresa Parodi mostró su nuevo disco “Corazón de pájaro” junto a los mismos músicos que grabaron el álbum: Lucas Homer (bajo eléctrico), Rodolfo Sánchez (percusión), Ramón Córdoba (guitarra y charango), y Fernando Correa (acordeón). Como invitados especiales estuvieron Mariana Baraj, Horacio Molina y Marcelo Perea.
“Le puse el nombre así al disco porque ‘Corazón de pájaro’ es mi propio corazón sobrevolando otras regiones geográficas, musicales y culturales.”, explicaba Teresa en una parte del recital con la necesidad de expresarse cantando.
Y en ese ímpetu y profesionalismo que siempre la caracterizaron comenzaría a interpretar las canciones del flamante CD que son “joyas del cancionero popular que no deben quedar en el olvido”, como definió en otro tramo del espectáculo.
Apenas se abrió el cortinado, se largó a cantar el "El otro país". Luego de semejante entrada, simplemente se quedaría mirando en silencio a su público por unos instantes para decir: “Hola...¿cómo andan?...Yo, feliz de estar con ustedes”.
Seguiría con "La Celedonia Batista” y al finalizar, otra vez un breve silencio, una escena similar a la anterior. En ese otro clima, otra comunicación que se estaban gestando, Teresa preguntó: “¿Todo bien?” y la sala respondió con un “sí” al unísono entre ruidosos aplausos y varios gritos de “te quiero Tere”.
Ahora llegaría el motivo por el cual estábamos todos esa noche: escuchar las canciones del nuevo disco. Para eso llamó al primer invitado: Marcelo Perea en el piano. El músico también se encargó de realizar la producción artística de trabajo en cuestión.
Comenzaron con “Barco quieto”, de María Elena Walsh. “Este tema se lo cantaba de chica a mi papá, pocas veces hablé de él porque se fue hace mucho tiempo”, contaba antes de hacer “Tú que puedes vuélvete”, de Atahualpa Yupanqui.
“Esta es una de las obras más bellas de los últimos tiempos de la música argentina, me debía una versión así. Además, conozco los quebrantos y esperanzas de los pescadores porque muchas veces estuve hablando con ellos”, decía para dar paso a “Oración del remanso”, de Jorge Fandermole. Continuó con la sentida versión de “Soledad”, de Jorge Drexler.
Y como “Corazón de pájaro” no es solo un disco de covers, llegaría el turno de mostrar temas propios: “La inesperada”, y explicó el por qué del nombre: “Así le puso Bruno Arias, porque le conté de qué forma apareció el tema, así, de repente, inesperado”.
“Este tema, como los anteriores, también tiene muchas versiones hechas por diferentes artistas. Uno no canta para superar nada”, y, luego, demostraría que no en vano se recibió de maestra a los 16 años al expresar: “¿Está claro éso para ustedes, no?...¿si?”, preguntaría entre risas. La canción sería un clásico del repertorio de Tomás Lipán “Me gusta Jujuy cuando llueve”, de Víctor Yunes Castillo y Miguel Iacopetti. La interpretación se la dedicó al poeta Jorge Calvetti: “Con él empecé a amar a Jujuy, gracias a su poesía”.
“Esto es lo primero que descubre uno cuando es chico y es como un asombro, es la soledad”, y para narrar la sensación contó una anécdota que vivió con su hijo Federico: “Una vez cuando era chico se enojó conmigo y dijo: ‘me voy de casa’. Agarró sus cositas, abrió la puerta y salió. Al rato, golpean. Era él y dice: ‘mejor me voy mañana’”, contó entre risas para después presentar “Primera soledad”, de Tejada Gómez y Hugo Figueroa, que con su fraseo descarnado da cuenta de ese estado: “Hoy mi madre no me quiso, cómo me voy a morir sin que mi madre me vea”.
“La paciencia pobrecita”, de María Elena Walsh y Oscar Alem fue lo siguiente que se escuchó y sería, también, uno de los momentos de más emoción: “Esta canción es un homenaje a las tejedoras y hay una versión increíble, inolvidable, que hizo Mercedes…”. Ahí se quebró y no pudo seguir hablando. “La extraño muchísimo…este concierto y el de mañana se los dedico a ella. Se que si hubiera estado aquí…”, y tampoco pudo terminar la frase, pero alguien del público gritó: “está Teresa, Mercedes está acá”.
Más adelante, sería la oportunidad de que ingrese al escenario otro invitado: Horacio Molina. Con él hicieron “Corazón de pájaro”. Al rato, haría su irrupción la cantante y percusionista Mariana Baraj para hacer dos temas de Parodi: la conmovedora “Tarumba” que con delicadeza reseña los muros que todavía siguen en pie y reflexiona: "Ningún niño nace feo, ni nace malo" y “Paloma, palomita”, una canción que se refiere a la patria sin nombrarla.
Ya para el final y bises quedarían “La canción es urgente”, “Esa musiquita” y con la sala de pie nuevamente tocaron “Tarumba”.
“Gracias por permitirme seguir cantando, por dejarme hacer canciones no mediáticas”, diría Teresa para ir cerrando una noche cargada de emociones donde el espíritu del disco se pudo apreciar en toda su extensión y expresión: sonidos puros alejados de lo globalizado.