}
Amanece en Cafayate
La luna se va en el río,
La alameda trae los vientos
Que maduran los racimos.
Desde el fondo del silencio
Pareciera que cantaran
Los abuelos enterrados
En el fondo de la plaza.
Hay un gallo prometido
En la luz de la mañana.
Tu vendimia Cafayate
Con uvas de la esperanza.
La aurora del puro pueblo
De esdrujulante tonada
Llegar a Cafayate
Desde Salta serpentear el Río de las Conchas, la quebrada, y pasar por El Fraile, El Sapo, El Anfiteatro y La Garganta del Diablo, caprichos de las rocas a los que la naturaleza ayudo a crear.
Sentir el airecito fresco desde el medanal, y desde la alameda contemplar como los viñedos trepan por las laderas de las montañas.
Llegar a Cafayate desde Tucumán y sentir la paz de Tafí, o la parsimonia de Amaicha del Valle, allí donde el sol vive 360 días del año, y donde el arcoiris es parte del paisaje.
Un paso más por la ruta 40 y allí está Tolombón, cuna de la prehistoria diaguita, en el centro del Valle de Santa María al pie de la Sierra del Cajón.
Fue Doña Josefa Antonia Frías de Aramburu, viuda de Don Ignacio Aramburu, alcalde Salta en 1768, quien donó el terreno necesario situado entre Santa María y San Carlos para la fundación del pueblo de Cafayate. Recién en 1840 Don Manuel Fernando de Aramburu como Patrono de esa Capellanía y cumpliendo la voluntad de su madre es quien encarga a Don Rosendo Frías la demarcación del pueblo. Es así que en la unión de los valles Santa María y Calchaquí y en la quebrada se levanta Cafayate.
Su nombre de origen quichua, quiere decir “cajon de agua”, aunque también la llaman “la tierra donde vive el sol”.
En 1840 se realiza la demarcación definitiva y en 1863 se desvincula de San Carlos, a cuya jurisdicción pertenecía, creándose el Departamento de Cafayate, dividido en cuatro partidos: Lorohuasi, Yacochuya, Tolombón y Las Conchas.
En enero de 1866 se designa el primer intendente en la persona del Sr. Sigfredo Brachieri a la vez que se constituye el primer Consejo Municipal.
En 1875 se crea el hospital; en 1896 se inaugura el Banco de la Nación Argentina; en 1926 se instala la primera usina eléctrica que funcionó hasta 1945 y en 1959 se inicia la pavimentación de las calles.
La actual iglesia consagrada el 4 de enero de 1895 fue obra del padre Julián Toscano y es una de las tres que existen en América con 5 naves.
Amanece en Cafayate
Y se desarma en la arena
La fragancia del rocío,
La sangre de las estrellas.
El vino esta en los lagares
Entre callado y risueño,
Y Cafayate amanece
Arriba de un sol labriego
Allá por los comienzos de la década del 70, un empresario cafayateño llamado Arnaldo Etchart, decide salir de serenatas junto a amigos como Miquicho Ulivarri, Cunco Nanni, Carlos Ibarguren, José Novillo, la Queca Nanni y Tichi Domingo.
Como casi todos tenían bodegas, el vino no faltaba, ni tampoco los poetas, entre los que se encontraba don Cesar Fermín Perdiguero, quien tuvo la primera visión de una Serenata al pueblo de Cafayate, y por eso se lo llama el padre de la misma.
En el año 1974 se crea el primer escenario oficial, en una de las esquinas de la plaza 20 de Febrero y más tarde en uno preparado en las instalaciones de la ex Bodega Coll, a la que todos llaman “Bodega Encantada” por las historias de duendes que la habitan. El predio se encuentra a tres cuadras de la plaza principal, en el centro del pueblo, y junto al Museo de la Vid y el Vino, parte del patrimonio de la familia Peñalba Coll Argañaraz, un edificio del año 1888.
El escenario, llamado Payo Solá mira a un cordón montañoso que brinda un marco impresionante a los días del festival.
Gente de todo el país y el mundo se hacen presente no sólo para compartir lo que sucede sobre el escenario, sino también para disfrutar de entorno de la villa, con sus bodegas –cuyos vinos son de los más premiados en el mundo- sus paisajes y sus habitantes.
Es común en Cafayate cruzarse con bagualeros, poetas y músicos que caminan por las calles, mezclándose con la gente.
Es época de carnaval y en la plaza se arma la fiesta por la tarde.
A la noche, es hora de visitar a los duendes de la bodega.
Esos que a la madrugada esperan que les den una serenata para despertar al sol.
Sobre textos del periódico Inti Pacha, diario El Tribuno y la web de Salnet. Versos de Don Cesar Perdiguero.