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Como una tradicional caminata religiosa, los hermanos unidos por el Santo Bombo Leguero se congregaron el sábado por la mañana para alabar un año más, al sonido del pecho del monte, esa caja que a leguas de distancia, alcanza el sonido de su respirar.
Desde temprano, con desayuno incluido, la multitud desde Santiago y La Banda, como lo hicieron desde 2003, caminaron como procesión a Luján desde Liniers, hacia el Patio del Indio Froilán, el luthier más reconocido del país para homenajear a la Madre de Ciudades en un nuevo año de vida, además de reconocer al bombo como instrumento de la cultura santiagueña y argentina.
En Belgrano y Rivadavia, pleno Barrio Centro, un abrazo musical dio el puntapié para caminar hacia Huaico Hondo, llegando a la casa del Indio antes de las 14. La alabanza al Dios Bombo dejó en el olvido y al calor, en una molestia intrascendente que pasó al olvido cuando el Himno Nacional Argentino con flauta y acordeón levantó el orgullo de un evento incomparable.
"Que tiene la chacarera, que tiene que hace alegrar...", fueron las primeras palabras que animaron la fiesta, la apología de la chacarera que introdujo el himno de la provincia, "Añoranzas" y "Entre a mi pago sin golpear", cantados por Peteco Carabajal, Franco Ramirez y Eduardo Mizoguchi y por miles de almas que llenaron la casa con suelo de tierra, al estilo baile de monte reencontrados en un aplauso eufórico como comienzo al encuentro único de folklore, ritmo y danza.
"Gracias a todos los que caminaron los 10 kilómetros...", comentó la organizadora Rina "Tere" Castronuovo, mientras el gobernador Gerardo Zamora agregó que "ésta marcha típica es cultura santiagueña que hay que mostrarla al país y al mundo".
En el patio, una casa de hermandad, hecha de madera y tronco, al igual que las mesas y los quinchos, es pertenencia de las familias y visitantes que entiendan los orígenes de raíces santiagueñas y para la marcha, fue el destino que el propio Indio Froilán tradujo emocionadamente: "Jamás tendrá fin esta marcha mientras exista gente que acompañe, con o sin bombo, pero sintiéndose parte de esta tradicional fiesta. Al bombo lo vienen a venerar como si fuese un santo..."