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Notas
NOTA DE INTERÉS


24/07/2009

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RECORDAR


“Si les parece un sueño lo que cuento de las cosas triviales de mi infancia, duden si quieren, pero yo he vivido estos pasajes llenos de fragancia…” (Fragmento del libro “La Vara Prodigiosa”, 1979).

Así nació la inquietud del poeta santiagueño, por aquella infancia donde conoció los caminos del crecimiento como hombre, apropiando cada aventura que la inocencia le transmitía en los paisajes, en sus seis hermanos, junto a sus padres en Cuyoj, en San Carlos y también, en su huerfandad repentina luego de los nueve años.

Aprender a leer fue una naturaleza totalmente explotada de un niño inquieto y en silencio solitario, la lectura y los dibujos a través de la ventana lo llevaron a escribir los primeros versos, cortos pero necesarios.

Desde su  nacimiento, el 24 de julio de 1900, los juegos, el cariño de sus padres y luego, de la nueva familia con su estricta base religiosa lo convirtió en hombre, encontró libertad en el campo y la pobreza en su tierra lo vio crecer hasta convertirse en maestro rural a los 16 años, ejerciendo en Verón, Salavina, tierra quichuista de salinas solitarias, de horizontes blancos y calidamente embellecidos por su inocencia.

En sus canciones las historias fueron vivencias que los cantores trasmiten a través del tiempo pero en sus libros, una visión más profunda de sus sentimientos quedaron impregnados por el dibujo de su pluma.

En 1939, su primer libro “Reflejos del salitral” encontró en sus líneas el disparador de la soledad, el dolor que comenzaba con su papel protagónico en la literatura y la poesía del bandeño: “Me he bañado en la luz de sus lunas nevadas y he pasado corriendo, como sombra ligera de una nube lejana, sin dejarle mis rastros, sin dejarle mis lágrimas, tan salobres y amargas, que se estancan en mi alma como un gran salitral”.

Su capacidad de descripción fue lo más destacable en este maestro rural, y en pequeñas estrofas como chacareras, llenaron de nostalgias pasadas a los cantores, lectores y oyentes que sintieron y vivieron lo mismo que Don Cristóforo.

Entre sus composiciones más difundidas se han destacado por la popularidad “Pampa de los guanacos” (Con Agustín Carabajal); "La Pockoy Pacha", “Tata Nachi”, “A la Sombra de mi mama”, “Alma challuera”, “Que más se puede pedir” (con Carlos Carabajal), “Pancho Raco” (Con Fortunato Juárez); “Achalay, Tierra Mojada” (con los hermanos Ríos).

Una gran recopilación de zambas, chacareras, vidalas, gatos y coplas fue su segundo libro “Cantares”, que en 1972 sirvió como fuente para muchos cantores que rescatan viejas letras del folklore poético y entender la razones de las composiciones: “El hombre santiagueño está identificado con el paisaje que lo rodea por la copla, expresión simple y llana; madura de elocuencia y de honda raigambre sentimental”.

“Llajtay” (Mi pueblo) se publicó en 1974 y describió los misterios y curiosidades de su ciudad natal, La Banda,  desde sus personajes más relevantes, hasta las costumbres, sus paisajes, sus árboles, quebrachos, anécdotas de niño con el risueño tren real que une Buenos Aires con el norte argentino en una demostración de la valorización e instrumento vital de la unión de los pueblos y finalmente “La Vara Prodigiosa”.

Doña Santos Moreno, más conocida como “La Rubia Moreno”, además de ser una hermosa poesía en ritmo de zamba fue un guión de teatro que se difundió por primera vez en le década del 50 en el famoso teatro 25 de Mayo. Además colaboró en populares revistas santiagueñas como redactor en Picada y Vertical.

Fue para él un placer escribir y una necesidad transmitir los propios pensamientos y ese placer jamás tuvo un protagonismo más que describir vivencias desde su gestación hasta su fallecimiento, el lunes 10 de marzo de 1980; nunca tuvo intereses económicos, solo la de cumplir con su don de la descripción para que el pueblo supiese de su lugar y su nacimiento, de la tierra que ha pisado y lo vio crecer hasta trasmitir como poeta y maestro, un poco de patria a sus hermanos santiagueños y argentinos….“Y para ser más completo, que más se puede pedir, tener un campo en el cielo, sembrando estrellas vivir”…


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